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Cómo elegir un colchón natural, ecológico y hecho a mano

Nos gusta conocer cómo se trabaja en los oficios artesanos y arraigados en el territorio. Por eso, en este artículo, nos fijamos en los colchones naturales que confecciona Carles.

Si hablamos de colchones, como es el caso de este artículo, ¿en qué nos tenemos que fijar para validar que realmente estamos ante un colchón natural que se ha confeccionado con criterios ecológicos? Un producto se puede considerar ecológico cuando se ha producido respetando los ciclos de la natura y sin recurrir a productos o procesos químicos o artificiales que pueden alterar las propiedades de los productos con los que trabajamos.

Un rasgo diferencial será la materia prima con que está hecho. Hemos hablado con Ecomatalasser, productor del Berguedà (una comarca de Cataluña) que confecciona colchones y almohadas de manera artesana y con productos de proximidad y ecológicos como la lana. Nos explica que para obtenerla, no causa ningún daño al animal, puesto que se obtiene de la esquilada necesaria y anual que hay que hacerle a una oveja.

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La lana, uno de los materiales con que se confeccionan los colchones de Ecomatalasser.

Ventajas de dormir en un colchón natural, ecológico y hecho a mano

Un colcjón natural tiene muchos beneficios, si lo comparamos con uno que se ha fabricado sintéticamente. Carles también nos ha explicado cuáles son los beneficios de descansar en un colchón natural, ecológico y hecho a mano.

1. El colchón natural está hecho a medida

Si se produce de manera artesanal, también estará hecho a medida. Esto significa que se tienen en cuenta las características de la persona que consumirá aquel producto y en qué contexto. Concretamente en el caso de los colchones, estos se diseñan y confeccionan teniendo en cuenta la altura, el peso o hábitos de sueño de las personas que dormirán.

Más confort

Los materiales que se utilizan también son fuente de un buen puñado de ventajas, puesto que se eligen materiales hipoalergénicos, transpirables, reguladores de temperatura y libres de olores artificiales. Estos ayudan que el colchón sea termorregulador, es decir, que en verano no nos provoque un calor adicional ni en invierno se convierta en una superficie fría. Esto es así porque materiales como la lana o el algodón son transpirables y, por lo tanto, propician una mejor regulación de la temperatura.

Son más duraderos

Estas singularidades contribuyen a producir un colchón que, probablemente, durará más tiempo. Por lo tanto, si alargamos su vida útil, reducimos, por un lado, los residuos asociados al hecho de deshacerse de un colchón y conseguir uno de nuevo; por otro, nos ahorramos un coste porque no nos será necesario renovar el colchón con tanta frecuencia.

Si no nos va bien invertir en un colchón natural: renovamos las almohadas

El colchón no hace falta que lo cambiamos con demasiada frecuencia. Si compramos uno bueno y lo cuidamos bien, es posible que no necesitemos renovarlo hasta pasados unos 10 años. Una vez pasado este tiempo, Carles recomienda, sobre todo, no abandonar el colchón natural en la calle, pensando que alguien lo recogerá, sino buscar una vía para que pueda ser reciclado. De este modo se pueden llegar a aprovechar hasta un 90% de sus componentes y, por lo tanto, reducir la generación de residuos.

También puede pasar que, en un momento dado, no podamos hacer frente a la inversión que requiere renovar el colchón, pero que, en cambio, necesitamos mejorar nuestro descanso. En este caso, recomendamos revisar en qué estado se encuentra nuestra almohada y, dependiendo de cómo esté, podemos optar por cambiar la almohada. Carles trabaja, sobre todo, con la lana porque le gustan las calidades que este material ofrece: es suave, antialérgica y mantiene la temperatura corporal óptima.

Ecomatalasser: el arte de crear colchones naturales

Para documentarnos para escribir este artículo, entre otras fuentes, hemos hablado con Carles, fundador de Ecomatalasser. Carles conoce muy bien el oficio, puesto que después de pasar por el mundo de las artes y el diseño, hizo un cambio radical para adentrarse en los oficios artesanos que están quedando en el olvido, como los de tejedor, esquilador, confeccionista y, muy especialmente, el de colchonero. En un momento en que eran muy pocas las personas que tenían este oficio, Carles apostó por emprender un proceso que lo llevaría a aprender unas técnicas que han perdurado desde el siglo XIV. Así nació el proyecto Ecomatalasser, una empresa dedicada al diseño y confección de colchones con técnicas 100% artesanales.

https://youtu.be/d142P8g9HFQ

El proceso de creación de un colchón natural

Carles trabaja con las horas de luz natural, dice que el sol es su guía. Se levanta con los primeros rayos de luz y finaliza su jornada laboral cuando ya no ve en condiciones porque empieza a oscurecer. Generalmente, la mañana la dedica a trabajar con temas de papeleo (presupuestos, pedidos, planificación de trabajo de taller, etc.) y es por la tarde cuando se cierra al taller para hacer un trabajo más físico y entretenido, hasta que se pone el sol. Nos explica que “el trabajo artesanal pide tranquilidad y silencio para poder trabajar con conciencia y disfrutar”. Es por eso que el taller de confección lo tiene en Olvan, un pueblo del Berguedà enmarcado en un entorno rural.

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Carles en pleno proceso de acabados de un colchón.

El trabajo de un artesano de los colchones consiste en “unir fibras y materiales, inicialmente desconectados y sin ningún vínculo entre sí, armonizarlos y equilibrarlos hasta crear un colchón”. Es una tarea que varía según el colchón que se quiere crear, por eso cada proceso y cada colchón es único.

El colchón natural paso a paso

Para crear un colchón natural, el primer paso es preparar todos los materiales que se necesitarán en el proceso y, seguidamente, ya se puede pasar a la confección: cortar los tejidos, preparar las napas, almidonar los núcleos… Carles se ocupa de cada una de estas fases y destaca y reivindica, como también nos decía Carlota Rodríguez, el oficio de coser. Cuando se fabrica un colchón de manera industrial, generalmente, se utilizan pegamentos para unir los materiales; en cambio, Carles prefiere coser puntada a puntada, convirtiendo cada uno de sus colchones en una pieza única.

En este proceso de creación participan entre 3 y 4 personas. Carles está presente en todos los eslabones de la cadena, pero cuenta con algunas personas que lo ayudan en otras tareas, como cuando se tienen que hacer determinados cosidos, en el momento del embalaje de los colchones, etc.

De este modo, el trabajo no está atomizada en un único punto, sino que permite articular una pequeña red que fortalece el territorio.

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