Puede parecer lo contrario, pero las fiestas de Navidad son fantásticas para las familias interesadas en el consumo consciente. Es cierto que las grandes empresas mercadean con las ilusiones de los pequeños. Se aprovechan, por ejemplo, del vínculo emocional que muchos niños han establecido con personajes televisivos para vender más. Al mismo tiempo, les ofrecen juguetes sexistas que refuerzan la dicotomía de género y los roles que se le asocian. Todos sabemós, además, que la mayoría de los juguetes son de mala calidad y muchas no aportan valor al juego infantil.
Con este panorama, ¿podemos sacar alguna cosa positiva de estas fiestas? En Opcions creemos que sí. Precisamente porque son fechas en las que en muchas casas se consume mucho, puede ser un buen momento para aprender algunas cosas de la forma como consumimos. Os hacemos algunas propuestas que pueden ayudar.
La carta a los Reyes Magos
El momento de escribir la carta a los Reyes Magos es una oportunidad única para charlar sobre consumo con los hijos. Podemos propiciar que reflexionen y saquen sus conclusiones sobre aspectos tan relevantes como la diferencia entre el deseo y la necesidad, la distancia entre el valor de algo y su precio y la influencia de la publicidad en nuestras decisiones.
Les podemos proponer, por ejemplo, que de los elementos de la lista, como mínimo uno responda a una necesidad y no a un deseo. Si les faltan ideas, podemos repasar juntos si alguna prenda de ropa o los zapatos reclaman un cambio. O si les hace falta renovar su portabocadillos o la cantimplora. También se puede aprovechar para mirar si les hace falta algo de material escolar, algún elemento de almacenaje o un paraguas. Así puede surgir una conversación sobre cuáles son las necesidades auténticas de las personas. Pero también sobre la capacidad humana de desear y la importancia que puede tener satisfacer nuestros deseos.
Algunas familias tienen la tradición que una de las cosas que se piden a los Reyes Magos no se puede comprar con dinero. En estas fechas, en que a menudo se tira la casa por la ventana, puede ser un buen ejercicio para recordar que las cosas más importantes no tienen precio. De hecho, a menudo, son los mismos niños los que piden de forma espontánea paz o amor.
En el momento de hacer la carta, para los pequeños es difícil no dejarse llevar por los mensajes publicitarios a los que están sometidos de forma intensa. Además, como a menudo pasa con la publicidad, no son conscientes de su influencia. Para que reparen en ello, puede ser útil limitar el nombre de regalos pedidos que hayan sido anunciados en la televisión o vistos en un catálogo. De esta forma, el ejercicio mental que deben hacer los niños es desconectar de las ieas que li han venido dadas para conectar con él mismo y preguntarse: ¿con qué me gusta jugar? ¿qué juguetes son los que me proporcionan buenos ratos de juego?
El valor de los juguetes
Son días de vacaciones y, mientras esperamos la llegada de los Reyes, a veces hay tardes que se hacen largas y son difíciles de pasar. Una actividad que les podemos proponer es hacer memoria de los juguetes que les regalaron el año anterior. Ir a buscarlos y valorar juntos en qué estado se hallan y qué uso hemos hecho de ellos durante el año. ¿Quizá la nave espacial que anunciaban en la tele se rompió el segundo día? ¿O a lo mejor ha quedado oblidada en un cajón todos estos meses? Y aquel juego que llegó en casa de la tía y que no hizo ninguna ilusión, ¿puede que sea el que nos ha traído las tardes de juego más memorables?
El paso siguiente puede ser aprovechar para organizar un taller de limpeza y reparación de juguetes. Hacerles una puesta a punto es una buen método para sacar el foco de la expectativa de estrenar pronto y dar valor a lo que ya tenemos. En caso de encontrar algún juguete electrónico estropeado, podemos llevarlo a un taller de reparación. En Barcelona, está el servicio Millor que nou, donde nos ayudaran a arreglarla. Después, si nos gusta mantener el secreto de los Reyes, podemos proponer a los niños que monten una exposición para que cuando lleguen, vean que han tratado bien lo que les trajeron el año anterior.
También puede pasar que hayamos encontrado algún juguete roto que ya sabemos que no dará juego en casa. Entonces una opción es llevarlos a alguna entidad que los recoge. Por ejemplo, al Hospital de les joguines, también en Barcelona. Ahí lo arreglaran y lo harán llegar a entidades de atención a la infancia que los aceptan (algunas piden solo juegos nuevos). También algunos ayuntamientos organizan recogidas e intercambios de juguetes.
Además, en el proceso de recuperar y condicionar los juegos, puede que alguno que había quedado arrinconado, ahora resucite. Hasta puede que algún regalo de la lista sea sustituido para poder pedir algún pequeño complemento para el que ya tenemos, como un vestido nuevo para el muñeco, un puente para el circuito de tren o una extensión de un juego de construcción.
Una recomendación interesada
En cualquier caso, dicen los expertos que de lo que aprenden los niños no es de nuestros discursos ni sermones, sino de nuestro testimonio. Así pues, si queremos que nuestros hijos aprendan a consumir de forma consciente, nos toca dar ejemplo. Por eso, aunque de entrada no lo parezca, un excelente regalo para toda la familia és Opcions. Somos una revista especializada en consumo consciente y hace más de quince años que difundimos información y criterio para consumir menos y mejor.