La experta en movilidad sostenible Janette Sadik-Kan sostiene que “la clave está en conseguir que la gente se mueva sin tener coche”. La proliferación de iniciativas que permiten el uso compartido de vehículos, hace que cada vez sea más fácil optar por esta vía cuando desplazarse a pie, en bicicleta, patinete o transporte público no es viable. Pero, cuando las alternativas más sostenibles no son viables y se impone tener coche en propiedad, se pueden aplicar ciertos criterios de compra que ayudan a reducir el impacto ambiental. Y, ya al volante, adoptar ciertos hábitos puede reducir las emisiones y alargar la vida del vehículo.
Cuando cambiar de coche
Los coches, cuanto más viejos, más contribuyen al calentamiento global. Ahora bien, según los estudios, la renovación no siempre compensa, ni mucho menos, la emisión generada en la fabricación del coche nuevo. Si un coche de combustión tiene menos de veinte años y no está estropeado irreparablemente, desde el punto de vista del medio ambiente, no sale a cuenta cambiarlo por uno nuevo. Si ya no se necesita pero todavía tiene vida útil por delante, en el circuito de segunda mano se le puede dar salida.
Según la nueva normativa que regula la Zona de Bajas Emisiones, a partir del 1 de enero de 2020, muchos vehículos no podrán circular de día, entre semana, por Barcelona. La entrada en vigor de esta restricción, que busca mejorar la calidad del aire a la ciudad, aumentará la oferta de vehículos de segunda mano y, según sus detractores, lejos de ser una medida efectiva, promoverá la renovación del parque automovilístico.
Para alentar la ciudadanía a no renovar el vehículo y pasar a ser usuarias del transporte público, la AMB y la Associació de Municipis per la Mobilitat i el Transport Urbà ofrecen la tarjeta verde. Se pueden beneficiar las ciudadanas que acrediten que han desguazado su vehículo. Este título de transporte da acceso gratuito a la red de transporte público integrada (seis coronas). Tiene una vigencia de tres años siempre que la persona titular no adquiera un coche nuevo durante este periodo.
Criterios para una compra un poco menos insostenible
La recomendación para comprar un vehículo minimizando el impacto ambiental es decantarse por el coche eléctrico y/o la segunda mano.
- A la hora de comprar un vehículo eléctrico, el factor a considerar es la autonomía, puesto que las emisiones de gases de efecto invernadero crecen geométricamente con la autonomía del coche. A su vez, los costes sociales asociados a las materias primas necesarias para las baterías también son significativos. La recomendación en este caso es elegir el modelo que tenga la autonomía justa para el uso que se le vaya a dar. Para que la reducción de emisiones sea significativa, hace falta que el vehículo se cargue con energía de fuentes renovables.
- En caso de optar por la segunda mano, hay que descartar el diésel y buscar el vehículo que tenga el mejor distintivo ambiental posible.
Hoy en día los coches incorporan cada vez más sistemas electrónicos para controlar varios dispositivos del vehículo. Esto tiene sus ventajas, pero esta electrónica también pone barreras para la comprensión y resolución de problemas: hermetismo del sistema y, a menudo, un mecanismo de códigos de acceso para obligarnos a hacer las reparaciones en los talleres oficiales. Así pues, puede interesar comprar un coche con poca instalación de electrónica.
Buenas prácticas de conducción
Elegir bien el vehículo es importante, pero lo es tanto o más el trato que se le da en el día a día. Por ejemplo, por muy distintivo ambiental que tenga un coche, si siempre circula a 150km/h probablemente contaminará más que un coche con un distintivo ambiental inferior pero que se desplace a menos velocidad.
Hay varios hábitos y costumbres a considerar para conseguir una conducción eficiente que minimice las emisiones del motor. Además, un coche bien tratado tendrá una vida más larga, y esto se traducirá en una reducción de su impacto en el medio. Algunos puntos a tener en cuenta son:
Para que el coche no se deteriore prematuramente:
- Después de poner en marcha un coche diésel dejar pasar unos cuántos segundos antes de emprender la marcha, puesto que el motor trabaja mejor.
- No circular deprisa por terrenos con sacudidas, se podrían perjudicar los amortiguadores.
- Para frenar, reducir la marcha y no apretar el acelerador.
- No frenar en seco al coger curvas demasiado deprisa: así se evita desgastar los frenos y los neumáticos.
Para generar el mínimo de CO2:
- No apretar el acelerador al poner en marcha el motor.
- Pasar a marchas largas enseguida que las revoluciones del motor lo permitan: en marchas largas se consume menos, pero si se hace antes de tiempo puede ser que se fuerce el motor. Los coches con cambio de marchas automático en general consumen más que los equivalentes con cambio manual.
- Avanzar sin pulsar el acelerador siempre que sea posible; yendo a más de 20 km/h, el consumo de combustible será nulo.
- Al pararse, no poner punto muerto hasta que el vehículo esté parado, porque con la marcha puesta (y sin dar gas) el coche consume menos que al ralentí.
- En paradas de más de unos 45 segundos, apagar el motor.
- Moderar la velocidad, puesto que el consumo crece exponencialmente. Pasar de 120 km/h a 100 km/h puede ahorrar un 40% de combustible.
- En verano, moderar el uso del aire acondicionado, que puede incrementar el consumo de combustible un 15% o más.
Además de emitir menos CO2, conducir de este modo estresa menos, reduce el riesgo de accidentes, emite menos contaminantes (pueden pasar a menos de la mitad), hace el viaje más confortable para las pasajeras, genera menos ruido y ahorra un 15-20% de combustible, o hasta un 35% si se circula por ciudad.
Un buen mantenimiento
Contar con un taller de referencia y un mecánico de confianza, es una gran ayuda. Un seguimiento personalizado del vehículo y asesoramiento de calidad a la hora de tomar decisiones puede contribuir a alargar la vida del coche.
En cualquier caso, es importante hacer puntualmente todas las revisiones que aconseje el fabricante. En caso de que el coche sufra algún desperfecto, para prevenir deterioros más importantes, es aconsejable no tardar en repararlos. Por ejemplo, una rayada puede acabar implicando que la chapa se oxide.