¿Ropa que brilla o ropa limpia?
El factor más determinante para que la ropa parezca “perfectamente pulcra” con un detergente convencional es que lleva blanqueantes o abrillantadores ópticos. Son sustancias sintéticas que devuelven los rayos ultravioletas del sol en el espectro de luz azul –es el efecto fluorescente–, de forma que, a los ojos, el color de la ropa parece radiante, y el blanco no amarillento. Limpia, la ropa lo está tanto como con los detergentes que no tienen blanqueantes ópticos –los ecológicos. Como ya hemos visto, el blanqueante óptico más usado es altamente tóxico para la vida acuática.
¿Tengo un kilo de grasa en los platos?
El poder limpiador de los detergentes tiene mucho que ver con la cantidad de surfactantes que llevan, es decir, con cómo son de concentrados. Seguramente es innegable que Fairy limpia más que ningún otro, y es porque no se corta un pelo en la dosis de surfactantes. Aquí podemos ver un espot a partir del eslogan ¿Qué tamaño deberían tener las cosas para durar hasta 12 semanas como Fairy?, en el que salen muy gráficamente un papel higiénico o una esponja gigantes. Igual de enormemente desproporcionada es la dosis de surfactantes en el detergente; éste es el secreto del “milagro antigrasa” de Fairy. Es tan concentrado (¡ni que lo digas!) que dura hasta 12 semanas. En letra pequeña debajo podemos leer «Puede variar en función de los hábitos de consumo». Procter&Gamble, la multinacional que inunda el mundo con este detergente, sin duda celebra que sus publicistas nos induzcan a adoptar el hábito que muestra el anuncio –una persona poniendo un generosísimo chorro de Fairy en el estropajo. Si pusiéramos la gotita que es más que suficiente, quizás el bote duraría 120, o 1.200 semanas. Es bueno que los detergentes sean concentrados, pero hay límites; con Fairy, incluso usando esta gotita de detergente ya estaremos echando en vano por el desagüe mucha sustancia química y tóxica inutilizada.
Por cierto, este anuncio de Fairy Ultra, también muy ingenioso publicitariamente hablando, dice que «Sólo hay un milagro antigrasa, incluso en agua fría». Quizás es mejor fregar los platos con agua caliente y no echar tantos surfactantes milagrosos por el desagüe.
Los fabricantes de detergentes ecológicos también hacen los productos concentrados, pero piensan que vale más limitarse a una dosis de surfactantes suficiente para fregar los platos con la suciedad que tienen normalmente.
Costumbres para lavar bien usando detergentes ecológicos
Al lavar la vajilla a mano
- No se hará mucha espuma, pero es indiferente: la espuma no limpia, sólo es un “efecto colateral” de los surfactantes (al entrar en contacto con el aire).
- Para la suciedad que cuesta más que se vaya –típicamente plásticos grasientos–, pongamos un chorro adicional de detergente en el estropajo, o bien lavemos y enjuaguemos más de una vez.
Al lavar la vajilla a máquina
- Si hay suciedad que cueste de quitar, como por ejemplo té o pintalabios, añadir una cucharada de blanqueante ecológico al detergente (ver la página siguiente).
- Si no obtenemos un buen resultado con pastillas, probemos un detergente en polvo, que se disuelve mejor. O bien, pongamos las pastillas no en el compartimento del detergente sino en la cesta o el cajón para los cubiertos, para que se disuelvan completamente.
- Quizás queden más residuos de cal en el lavavajillas que con un detergente convencional. De vez en cuando podemos echar un salpicón de ácido cítrico diluido (un vaso para un litro de agua) dentro de la máquina antes de ponerla en marcha. Podemos comprar ácido cítrico en las droguerías.
Al lavar ropa
- Cuando lavemos ropa clara o que no destiña añadamos blanqueante ecológico. El resultado será mejor, el blanco más blanco y no amarilleará, y algunas manchas se quitarán más.
- Los suavizantes ecológicos se pueden espesar al cabo de un año, y entonces no son recuperables.
EL BLANQUEANTE ECOLÓGICO
Data de publicación original en el web: 25/07/2013.