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Les esponjas marinas menstruales

Las esponjas marinas son la alternativa renovable y natural de los tampones de un solo uso. Además, cuando toca cambiarla por una nueva, la vieja se puede compostar o tirar con la basura orgánica.
5 de abril, 2023

Las esponjas marinas menstruales son la solución ideal para mujeres que buscan un método de retención interno distinto del tampón de un solo uso y la copa menstrual. No son el sistema reutilizable más extendido, pero para muchas mujeres ha significado un auténtico descubrimiento. También hay esponjas sintéticas para el mismo uso, pero no son reutilizables y, por lo tanto, no suponen un recurso interesante desde el punto de vista del consumo consciente. Las esponjas marinas, en cambio, pueden utilizarse durante seis meses, son un recurso renovable y, cuando ya no nos sirven, se pueden compostar.

El origen de las esponjas menstruales: un animal especial

Esponjas marinas es el nombre común de los poríferos, unos animales acuáticos coloniales, generalmente, marinos. Habitan en todos los mares y también en gran parte de las aguas continentales. Hay miles de especies distintas, pero solo cinco son aptas para usos comerciales. Para esponjas menstruales tan solo son recomendables las compactas. La alta demanda de estos seres vivos, ha llevado a la creación de granjas. Un caso interesante es el de la ONG suiza Marine Cultures, que trabaja potenciando las granjas marinas para reducir la presión sobre la vida acuática en zonas pesqueras empobrecidas del océano Índico.

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Granja de esponjas marinas. Foto: Marine Cultures.

Tanto si son de granja como no, para recolectarlas se cortan dejando la base, que se regenera, dando lugar a un nuevo ejemplar. Durante la recolección se liberan de forma espontánea millones de óvulos y células espermáticas que queden en el agua, favoreciendo la reproducción sexual por fecundación indirecta. Parece que la demanda de esponjas marinas supera la capacidad de producción. Algunas bacterias que viven dentro de las esponjas tienen propiedades antivíricas y antitumorales, pero en cada esponja se encuentran en cantidades ínfimas. Como no hay suficiente producción de esponjas ni para desarrollar los ensayos clínicos y, por tanto, tampoco para satisfacer toda la demanda que se podría derivar de estos posibles usos médicos, se han desarrollado distintos proyectos científicos para avanzar en el ‘cultivo de laboratorio’ de esponjas marinas.

Uso de las esponjas menstruales como tampón

Desde un punto de vista sanitario, el uso de esponjas marinas menstruales no comporta más riesgos asociados que otro método de retención interno. Así lo sostiene la doctora Elena Carreras, jefa del servicio de Obstetrícia y Ginecología del Hospital Universitario Vall d’Hebron y presidenta de la Societat Catalana d’Obstetricia i Ginecologia.

Ventajas e inconvenientes de usar esponjas menstruales

Las esponjas marinas, como método de retención interno de flujo, aportan la ventaja de la libertad de movimiento. Ahora bien, si lo comparamos con un tampón, tiene menos capacidad de absorción. En contrapartida, permite mantener relaciones sexuales coitales, característica que ha sido decisiva para muchas mujeres para inclinarse por esta opción. Otras que buscaban un instrumento de retención interno reutilizable han escogido las esponjas porque la colocación de la copa no les resultaba fácil.

Como las esponjas marinas son un animal, no es un método apto para veganas estrictas. Si bien es cierto que, como las esponjas no tienen sistema nervioso ni células nerviosas diferenciadas, hay quien defiende que su uso no sería contrario al veganismo.

En el web especializado La copa menstrual, alertan que después del parto conviene consultar con el ginecólogo antes de volver a utilizar la esponja como método de retención.

Donde comprar esponjas marinas menstruales

El uso de las esponjas marinas como tampones menstruales no está muy extendido. En cambio, es habitual encontrar esponjas marinas para la higiene de bebés, por ejemplo. Sin embargo, este tipo de esponjas no acostumbran a ser aptas para uso menstrual, pues son muy poco compactas.

En Internet encontramos esponjas aptas para la retención de la regla en distintas páginas especializadas en higiene menstrual o crianza natural. La empresa Esponja Marina, de Málaga, comercializa esponjas que provienen del Mediterráneo, del Egeo y del Adriático y también ofrece la opción de compra en línea. Bebés ecológicos es otra empresa, en este caso de Almería, que comercializa esponjas, también por Internet. En su caso, las importan, a granel, del golfo de Florida y las distribuyen envasadas en una bolsa compostable.

Cómo usar las esponjas menstruales

Antes del primer uso, se aconseja lavar las esponjas marinas menstruales con agua y vinagre para eliminar posibles impurezas. Siempre, antes de colocarla dentro de la vagina, es necesario mojarla bien. Después la escurrimos para quitar el exceso de agua y la inserimos, con las manos limpias. Una vez dentro, no debe notarse. Si sentimos que es demasiado grande, podemos sacarla y cortarla. Para extraerla, hay que estar relajada y, simplemente, tirar hacia abajo con los dedos. Si lo hacemos de cuclillas, reducimos la distancia entre la esponja y la salida del canal y puede ser más fácil.

Limpieza y secado de las esponjas menstruales

Para limpiar las esponjas menstruales no es recomendable el uso de jabones ni detergentes. Durante la menstruación, es suficiente enjuagarla con agua y volver a colocarla. Terminado el ciclo, antes de guardarla para el próximo uso, la ponemos en remojo toda la noche en un vaso de agua con una cucharada de bicarbonato sódico o una cucharada de vinagre. Después, hay que enjuagarla, escurrirla y dejarla secar en contacto con el aire. Para facilitar el secado, hay quien hace pasar un hilo, con la ayuda de una aguja, por el interior de la esponja y así se puede tender más fácilmente. Una vez seca, se recomienda guardarla en una bolsa de algodón.

Cada cuándo renovar las esponjas menstruales

Se recomienda cambiar las esponjas marinas menstruales cada seis meses o antes si notamos que empieza a desprender polvo. Podemos deshacernos de ella tirándola al cubo de la basura orgánica o dejándola en contacto directo con la tierra, en una maceta, por ejemplo.

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