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La tecnología se alía con el aprovechamiento alimentario

¿Cómo evitar que un alimento se derroche con un solo clic? Podemos contribuir a cuidar el medio ambiente actuando más conscientemente, y el móvil puede ser un núcleo de información y de herramientas que nos acompañe en este proceso.

Muchos ámbitos de la vida se han adaptado a la tecnología, incluidos el ecologismo y la sostenibilidad. En todo el mundo, se han diseñado aplicaciones que permiten a los usuarios comprar a precio reducido aquellos alimentos que restaurantes o locales tirarían si no encontraran salida.

La producción y la distribución de los alimentos deja una importante huella ecológica. Por eso, cada día, los establecimientos, en función del excedente que tienen al final de la jornada o de su servicio, preparan paquetes con los productos que les han sobrado y los ofrecen a través de aplicaciones móviles, a menudo con descuentos de hasta el 70%.

En este artículo hablamos de cuatro aplicaciones para móvil:

  • To Good To Go
  • OLIO
  • Yo no desperdicio
  • FoodCloud

¿Son las apps realmente efectivas?

Gaby Susanna y Nadal, directora de la Plataforma Aprofitem els Aliments, afirma que es muy diferente la canalización de los alimentos que han estado o están a punto de ser derrochados para darles una segunda oportunidad y la prevención de este derroche alimentario para reducirlo. En este sentido, opina que las aplicaciones móviles ayudan a dar una segunda oportunidad a estos alimentos, pero subraya que el foco tendría que ser siempre el de prevenir. “Hay otras medidas más importantes a tomar, como programas que te permitan planificar mejor las cantidades de comida que hay que producir y evitar excedentes”, comenta Gaby.

Gaby ha utilizado algunas de estas aplicaciones y opina que se tiene que vender aquello que los negocios no podrán ofrecer el día siguiente para dar salida a la comida que sobra, no para lucrarse y ganar más dinero.

Too Good To Go: aplicación líder en aprovechamiento alimentario

Silvia Magán, miembro del equipo de comunicación y de relaciones públicas de la aplicación, explica los orígenes de Too Good To Go, la aplicación de aprovechamiento alimentario más extendida y conocida. “Nació el 2016 en Copenhague, cuando un grupo de amigos estaba disfrutando de un bufete y vieron como los camareros tiraban a la basura toda la comida que había sobrado”. No entendían por qué esta comida que estaba en buen estado y que, hasta hacía cinco minutos ellos habían estado disfrutando, ahora se estaba malgastando. Entonces, empezaron a investigar sobre el derroche de alimentos y tomaron la decisión de plantear una solución que ayudara a cambiar las cosas.

Cistella d'aliments | Font: To Good To Go
Cesta de alimentos | Fuente: To Good To Go

Así, surgió la idea de crear una app para que toda la comida que sobra al final del día en restaurantes y negocios de alimentación tenga una oportunidad de ser consumida. Desde entonces ya operan en 16 países con una comunidad de más de 43 millones de usuarios y más de 110.000 negocios unidos a la iniciativa. Por ahora han “salvado” más de 87 millones de paquetes de comida.

Salvar un paquete de comida en Too Go To Go equivale a evitar el derroche de kilos de alimentos y ahorrar emisiones de kilos de CO₂. Hasta la fecha, solo en España, han conseguido evitar el derroche de más de 4 millones de kg de alimentos y ahorrar la emisión de más de 10.000 toneladas de CO₂.

Silvia añade que la sociedad de hoy en día está muy desconectada del origen de los alimentos y todo lo que hay detrás de ellos. Incide en que tenemos acceso a todo lo que queremos y cuando queremos y se ha perdido este valor o respeto que nuestra gente mayor siempre ha dado a la comida porque, quizás, ellos vivieron momentos complicados y sí que valoraban y respetaban estos alimentos y lo que significaba tener acceso a ellos.

Desde Too Good To Go, también han ideado la iniciativa ‘Fechas con sentido: mira, huele, prueba’, puesta en marcha en países como Francia, Alemania y Dinamarca. Han creado el distintivo ‘Mira, huele, prueba’, que consiste en un hashtag que se incorpora a los productos con fecha de consumo preferente para recordar que una vez pasada esta fecha, se pueden utilizar los sentidos antes de tirar el producto para saber si sigue en buen estado y se puede consumir.

OLIO: vecinos conectados para compartir alimentos

El momento en el que nació OLIO, una aplicación de origen británico, fue cuando Tessa Cook, la cofundadora, se estaba mudando de país y tenía mucha de comida que no quería tirar. Intentó encontrar alguien a quien darle, le parecía una “locura” que tuviera que tirar esta comida cuando seguro que había mucha gente a poca distancia a quienes les encantaría. Y así surgió la idea de OLIO, una aplicación móvil que conecta los vecinos para compartir comida.

OLIO conecta los vecinos para compartir comida

OLIO está disponible en todo el mundo y, hasta ahora, ha permitido que se compartan alimentos en 59 países. La mayoría de la actividad está presente en el Reino Unido, pero también hay comunidades muy activas en México, Colombia, Chile, Argentina, Singapur y Nueva Zelanda, entre otras. Tiene 5 millones de usuarios que han compartido más de 25 millones de porciones de comida y 3 millones de artículos para el hogar. Esto ha tenido un impacto ambiental equivaliendo a ahorrar 80 millones de kilómetros de coche por carretera y 4.000 millones de litros de agua.

Imatge de l'app OLIO
Imagen de la app OLIO | Fuente: OLIO

Para utilizar la aplicación, solo hay que hacer una foto del alimento o comida que se quiere aprovechar y se añade a la aplicación. Los vecinos reciben una alerta, pueden navegar por los listados, solicitar aquello que quieren y, a continuación, recogerlo en menos de una hora.

El equipo de OLIO también ha ideado campañas como #Cook4kids (“Cocinar para niños y niñas”) y #Cook4carers (“Cocinar para cuidadores”), que han animado a los usuarios a cocinar para personas de la comunidad local que lo necesitan. Han colaborado con 20 chefs famosos británicos que les han proporcionado recetas. Hasta ahora, con estas dinámicas han distribuido más de 30.000 comidas. También ha desarrollado el programa “Food Waste Heroes” (“Los héroes del despilfarro alimentario”), que consta de 30.000 voluntarios conectados a empresas locales, como supermercados y comedores de empresas. Los voluntarios recolectan los alimentos no vendidos al final del día, los añaden a la aplicación y los redistribuyen en la comunidad local.

Yo no desperdicio: compromiso responsable

Laura Martos Pérez, encargada de Educación para la Ciudadanía Global de la ONG Enraíza Derechos y miembro del equipo de la aplicación española Yo No Desperdicio, sostiene que el alimento es considerado hoy en día como una mercancía más y que el sistema alimentario global no tiene en cuenta que la alimentación no es un privilegio, sino un derecho fundamental reconocido internacionalmente.

Imatge per sensibilitzar | Font: Yo no desperdicio
Imagen para sensibilizar | Fuente: Yo no desperdicio
Martos dictamina que la poca valorización del alimento hoy en día nos incita a tirarlo, y recalca que “desconocemos el impacto medioambiental y social que tiene desaprovechar alimentos, la gran cantidad de personas que sufren malnutrición y sus causas y que, como sociedad civil, podemos hacer mucho para darle la vuelta a esta realidad”. Yo No Desperdicio, con el lema “Frenar el derroche para transformar nuestro mundo”, tiene sus orígenes durante la crisis alimentaria mundial de 2008, cuando Enraíza Derechos colaboraba con diferentes actores de las cooperativas españolas y de Naciones Unidas para analizar la situación del hambre en el mundo y hacer propuestas de trabajo para tratar el problema. Se dieron cuenta de que nuestro sistema alimentario no es eficiente ni sostenible, y que las pérdidas y el desperdicio de alimentos son una de las causas del hambre. Les pareció urgente sensibilizar sobre este tema a la ciudadanía, no solo en hábitos de consumo sostenibles, sino también para cooperar en la lucha contra el hambre y protección del derecho humano a la alimentación.

La alimentación no es un privilegio, sino un derecho fundamental reconocido internacionalmente

La iniciativa nació el 2015 con el propósito de crear una red ciudadana comprometida con la reducción del derroche de alimentos, para salvar de la basura los kilos de comida que tiramos cada año en los hogares y vincularlo con la idea del foodsharing (“compartir comida”). En aquel momento, fue la primera aplicación web-móvil de consumo colaborativo para reducir el derroche de alimentos en España, compartir trucos y recetas para el aprovechamiento de comida y un espacio donde conocer iniciativas similares y organizaciones que trabajan para acabar con este problema.

En 2018, recibieron el reconocimiento del World Summit Awards (WSA) en la categoría de medio ambiente y energía limpia. Fueron una de las 40 iniciativas tecnológicas seleccionadas en todo el mundo como soluciones inteligentes ante los problemas que afronta la ciudadanía de siglo XXI.

FoodCloud: la aplicación benéfica

İlkim Ertin, directora de márketing digital de FoodCloud, narra como los dos fundadores de la aplicación móvil, Aoibheann e Iseult, empezaron rápidamente a ver como la tecnología podría ayudar a crear una solución sostenible para el derroche alimentario.

Rebre aliments | Font: OLIO
Recibir alimentos | Font: OLIO

La plataforma propicia la comunicación entre las organizaciones benéficas y tiendas de comida, las cuales envían un mensaje para informar de que disponen de comida para dar. Así se facilita el proceso de coordinación entre supermercados y organizaciones benéficas.

FoodCloud es una empresa social sin afán de lucro con sede en Irlanda que crea soluciones para redistribuir los excedentes de alimentos en las comunidades locales desde el 2013. Su tecnología ha permitido formar una comunidad entre las más de 9.500 organizaciones benéficas de Irlanda y el Reino Unido y crear relaciones locales de larga duración. A finales de 2020, FoodCloud logró el hito de los 100 millones de comidas redistribuidas. Ertin señala que la aplicación permite “enfrentarse al derroche alimentario creando, a la vez, una mayor inclusión social”.

En Irlanda, FoodCloud ofrece dos servicios para redistribuir los excedentes de alimentos en una red de más de 700 grupos comunitarios. Por un lado, a través de la plataforma tecnológica, que conecta más de 500 supermercados con exceso de alimentos directamente a grupos de la comunidad local; por el otro, a través de tres almacenes que redistribuyen grandes cantidades de alimentos sobrantes a los grupos comunitarios de toda Irlanda.

A escala internacional, la tecnología FoodCloud también se utiliza ahora en varios bancos de alimentos en todo el mundo, incluidos Australia, Polonia, Eslovaquia y la República Checa.

‘Clic’ para un futuro de aprovechamiento alimentario

Sílvia Magán de Too Good To Go apunta que con la crisis sanitaria están cambiando muchas cosas y estamos valorando cada vez más lo que tenemos ante nuestro. Por eso, incide en que es importante seguir trabajando en la educación y la sensibilización de la sociedad. También es importante que las instituciones se impliquen cada vez más con campañas de concienciación sobre el derroche de alimentos y con la puesta en marcha de medidas que permitan una mejor gestión, control y redistribución de los excedentes.

Se están empezando a hacer pequeños pasos y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha anunciado que pondrá en marcha una ley a nivel nacional para poner freno al derroche alimentario, ya vigente a nivel catalán con la Ley 3/2020.

La mayoría de la población no es consciente de cómo de crítica es la situación del derroche alimentario y muchos medios de comunicación no lo plasman. Lo han ejemplificado los resultados de las investigaciones del Proyecto Drawdown, una obra colaborativa de los principales científicos de todo el mundo que investigan sobre el cambio climático. Han mostrado que reducir el derroche alimentario es clave para intentar solucionar la crisis climática.

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