Tres peces de puzzle. Els límits entre les economies transformadores tampoc no són rectes.

¿Qué son las economías transformadoras?

Las nuevas economías transformadoras experimentan y construyen nuevas prácticas socioeconómicas y conforman un ecosistema que está en crecimiento. Este artículo pretende visibilizar este fenómeno y mapear las diversas economías que confluyen en este marco transformador.
5 de octubre, 2017

En general el debate sobre el modelo macro económico en las instituciones o los grandes medios se desarrolla entre dos polos o ejes. Por un lado el neokeynasianismo de base socialdemócrata con mayor o menor dimensión ambiental en sus nuevas versiones de Green Deal y con mayor o menor grado defensa del Estado del bienestar y anti-austeridad. En el otro polo el relato neoliberal de la reducción desenfrenada del gasto público con cierta sensibilidad por conservar algunos mecanismos redistributivos. En este nivel macro surgen también otros planteamientos de raíz ecologista con un peso marginal en el debate principal como puede ser la “prosperidad sin crecimiento” o la “steady state economy”. Pero más allá de este imprescindible debate macro existen realidades de importancia creciente que no cuadran fácilmente en este tablero que pueden parecer micro pero que también podrían llegar a hablar de lo macro.

Me refiero a todo el fenómeno de construcción e innovación socieconómica transformadora que, cuantitativamente, tiene un peso limitado aunque creciente. Es difícil de acotar y medir pero existen recientes estimaciones de que la economía social y solidaria representa el 7% PIB de la economía de Barcelona a partir de 4600 entidades y empresas. Si los miramos desde la dimensión cualitativa, sobretodo en ámbitos locales, su peso específico es aún mayor. De hecho, varias de las apuestas municipalistas que llegaron a los gobiernos el 24 de mayo las han incorporado a sus áreas y programas de promoción económica y desarrollo local. Este ecosistema de economías transformadoras, que con mayor o menor extensión surgen en nuestras ciudades y redes, comprendería: economía social y solidaria, economías colaborativas, economías comunitarias, economías feministas, economías cooperativas, emprendimiento social y economía circular, entre otras.

Una de las necesidades que está apareciendo, tanto desde el activismo como desde la administración, es relatar este fenómeno, no como una suma de procesos aislados, sino como un ecosistema de experimentación donde diferentes comunidades o ámbitos, en función de sus bagajes, culturas, posibilidades o prioridades, experimentan y construyen nuevas prácticas socioeconómicas.

En este artículo, sin ningún ánimo de sentar cátedra ni de emular una suerte de agencia de calificación social pero sí de abrir debate y sobretodo visibilizar realidades, intentaré hacer una foto de este ecosistema, no tanto desde los conceptos como desde las prácticas. Estoy convencido de que en los espacios impuros que asumen riesgos están muchas veces las mayores disrupciones desde el prisma de la moral de la responsabilidad weberiana, es decir, aquella que prioriza las consecuencias reales de los actos más que la pureza de los fines.

El primer reto es delimitar qué fenómenos introducimos en el mapa. Me propongo tres criterios:

  1. Que hayan desarrollado un cierto paradigma-marco conceptual. No hace falta que haya tesis doctorales o noveles de economía, pero sí un mínimo marco.
  2. Que tenga cierta vocación de movimiento social, es decir, de influir en la sociedad, el debate político y en las políticas públicas aunque sea de manera desarticulada por ahora.
  3. Y el más importante sin duda: Que implique un conjunto de prácticas, proyectos y experiencia de hacer economía de otra manera diferente a la hegemónica.

Los ejes que utilizo no son los únicos posibles pero son los que me han parecido que podían marcar las diferencias de prioridades de manera más ilustrativa. El eje horizontal marca el compromiso en referencia a minimizar o internalizar el impacto social y ecológico de su actividad productiva. El eje vertical marca el compromiso en referencia a generar estructuras de reparto de poder, valor y rendimiento más distribuidas o igualitarias. Por supuesto, como cualquier foto, simplifica la realidad muchísimo, exagera un poco los rasgos y las posiciones tienen sentido en tanto que son relativas. Por tanto, miremos de lejos más que de cerca y veamos si al final esta simplificación nos ayuda a visibilizar este ecosistema a quien todavía no lo ve.

Diagrama economías transformadoras.

Economías colaborativas

Se refiere a todo ese universo de proyectos, empresas, comunidades y plataformas, casi siempre con base digital, que permiten compartir (en inglés sharingeconomy), intercambiar pero también vender o alquilar objetos, servicios, conocimientos entre iguales pero también entre empresas y consumidores.

Es probablemente una de las economías transformadoras que más polémica levanta y con más punch mediático ahora mismo. El primer Ouishare Fest, evento de referencia que se ha realizado fuera de París y que tuvo lugar este pasado noviembre en Barcelona, es una muestra de la potencia de la comunidad colaborativa en estas latitudes.

Resulta bastante complejo acotarla dado que bajo ese paraguas puedes encontrar desde empresas oligopólicas multinacionales (Airbnb, Uber) a proyectos de intercambio barriales pasando por comunidades globales como Wikipedia. Esto es lo que permite su transversalidad en el esquema. Para algunos puede ser una debilidad como economía transformadora, para otros parte de su fuerza de irrumpir en espacios como la empresa y el emprendimiento convencional de base digital. Un muy buen repaso a sus riesgos y sus potencialidades lo podéis encontrar en la revista 48 de Opcions o en Alternativas Económicas.

Dentro de este amplio universo podríamos distinguir un tipo de proyectos con una clara vocación transformadora y que podríamos definir como producción de procomún: suelen funcionar en base a estructuras donde la dimensión jerárquica y contractual son muy limitadas y lo producido dispone de licencias libre y/o libre acceso.

 

Economía social y solidaria (ESS)

Podríamos decir que surge de la mezcla de la economía popular latinoamericana y el cooperativismo europeo, y su momento fundacional se remonta al Foro Social Global de Porto Alegre (Brasil). Universo de base muy activista tanto por su vocación transformadora como por la composición de sus promotores. Eso le permite jugar en la parte más transformadora del cuadrante en ambos ejes. Se encuentra en un momento de expansión (la 4ª Feria de la ESS catalana atrajo a 20.000 personas y algo similar pasa con la Feria del Mercado Social de Madrid). Sin embargo su reto es poder llegar a otros sectores sociales y económicos saliendo de círculos más activistas y endogámicos. De hecho, tiene gran penetración entre los movimientos sociales o asociativos pero muy limitada en el mundo de la empresa convencional. Responde de manera muy nítida a los tres criterios y se encuentra bien posicionada en los nuevos municipalismos, sobretodo en el relato. Se suele pensar en cooperativas pero incluye también fundaciones, asociaciones y proyectos sin entidad jurídica. En España y Cataluña, y a nivel global, la ESS ha construido articulaciones federadas interesantes como la XES, REAS o RiPESS.

 

Economía cooperativa (incluye las sociedades laborales)

Un sector del cooperativismo ha sido el promotor de la ESS pero no todo el cooperativismo se identifica con la ESS. Su ubicación en el esquema se basa en que, simplemente por el hecho de ser cooperativas o sociedades laborales, el reparto del poder y la propiedad de las empresas son elementos diferenciadores respecto al sector convencional. Sin embargo en muchas cooperativas, y en particular algunas de las grandes tanto agrarias como industriales o de comercialización (como Eroski), se reproducen prácticas de la empresa convencional.

Si nos fijamos en el otro eje, mi experiencia me dice que las cooperativas tienden a tener una preocupación por su impacto social y ecológico mayor que la empresa convencional, ya sea porque está en su ADN, como consecuencia de su gestión/propiedad más democrática, o porque se dedican a sectores relacionados. Pero hay de todo, de ahí su posición en el eje.

En cualquier caso son el portaviones de las economías transformadoras por el bagaje acumulado de décadas de construir economía real con peso en el PIB y estar presente de manera transversal en la economía y la sociedad. Muchos quisieron firmar su defunción con la caída de Fagor (empresa clave del grupo vasco cooperativo más grande del mundo, el grupo Mondragón) pero la realidad confirma que, en general, las cooperativas han sido más resilientes a la crisis que la empresa convencional.

 

Economías comunitarias

Nos referimos a todas esas articulaciones colectivas donde se busca satisfacer necesidades y donde, generalmente, el peso del trabajo voluntario es primordial y el acceso no es tanto el pago como la pertenencia y participación en una comunidad o grupo. Me refiero a huertos comunitarios, grupos de consumo, redes de intercambio, bancos del tiempo o grupos de crianza compartida. Su dimensión comunitaria y generalmente asamblearia hace que en el eje vertical la coloque como máximo exponente de poder distribuido.

Es quizás el paraguas conceptual menos desarrollado y por tanto el sector menos articulado. De alguna manera es también parte de la ESS y está estrechamente ligada a las economías de los cuidados, pero la realidad es que en las redes de ESS su papel es secundario pero creciente. Pese a su discurso de base, no está clara su implantación en los barrios y sectores sociales más populares o golpeados por la crisis. Existe un resumen y catálogo en la revista 44 de Opcions.

 

Economía del bien común

Surge mucho más vinculada al mundo empresarial convencional que otras economías transformadoras, y de hecho tiene el potencial de arrastrar a que una empresa convencional pueda realizar una transición. Dispone de un balance que inspira en 5 principios el devenir de la empresa. Para algunos seria simplemente una Responsabilidad Social Corporativa más sincera y comprometida (que no es poco). Para otros un planteamiento de nuevo paradigma económico transformador pero con capacidad de penetración en el mundo empresarial convencional.

Su ubicación en el eje responde a que no pone tanto énfasis en la distribución de la propiedad o el poder aunque si contempla la democracia interna o la ratio de salarios. Pero su fuerte es el compromiso de impacto social y ecológico por eso ocupa todo el cuadrante superior derecho. Surge muy ligada a un economista austriaco como fundador, lo que le ha dado cierto personalismo y a su vez un peso mediático efectivo. El nuevo conseller de economía del gobierno valenciano, Rafael Climent, es un defensor de este paradigma.

 

Economía social (de inserción socio laboral)

Muchas veces se utiliza esta etiqueta para referirse a todo el universo de economías transformadoras , pero yo en este caso lo utilizo para referirme básicamente a empresas, fundaciones o centros especiales de trabajo cuyo objetivo principal es la inserción socio laboral de colectivos en riesgo de exclusión. Es un sector para el cual la administración está muy preparada y existen políticas más concretas y asentadas.

Sus fuertes son su articulación, su impacto social positivo evidente en ámbitos muy complejos y su recorrido de trabajo conjunto con la administración. Esta última fortaleza también podría ser una debilidad desde la perspectiva de la dependencia económica. Algunos reflexionan que no sería positivo que las economías transformadoras se quedaran reducidas a un carácter paliativo de determinados colectivos.

 

Economías feministas

Quizás es el movimiento de economía transformadora de más reciente articulación, aunque dispone de una macro análisis muy potente y, tanto en el ámbito académico como en el movimentista, está en plena expansión. De hecho, actualmente se encuentra haciendo una recopilación de prácticas y proyectos de economía que “haga posibles vidas que merecen ser vividas”.Tiene una íntima relación conceptual y sociológica con la ESS. De hecho la he ubicado de manera conjunta. Como resumió muy bien Alicia Rius: «Los feminismos son al patriarcado lo que la economía social y solidaria es al capitalismo». Podríamos caer en la simplificación de pensar que la EF son proyectos de ESS hechos por mujeres pero la clave no es tanto el sexo de los miembros de los proyectos como el poner en primer plano la invisibilizada economía de los cuidados.

 

Existen otras economías transformadoras que no me he atrevido a colocar porque no tengo claro si en su estado actual ya responden a los tres criterios que he mencionado arriba o solo a uno/s de ellos. Por ejemplo sólo un paradigma (economía circular) o sólo una práctica (emprendimiento social o verde) o sólo un sector económico (economía verde) o sólo subgrupo de las arriba expuestas (economías directas, el emprendimiento colectivo y transformador…) o solo una rama académica (economía ecológica). Pero por suerte la situación está en permanente evolución.

Los retos y las potencialidades que se plantea a la expansión de estas economías son inmensas, la conversación debe continuar… seguimos.

Algunos datos cuantitativos de las economías transformadoras:

Informe del mercat social català (en catalán)

Barómetro de las cooperativas (en catalán)

Panorámico del mundo asociativo (en catalán)

Sobre consumo colaborativo (en inglés)

 

Fecha de publicación original del artículo: 10.03.2016Quitar la imagen destacada

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