Cuando hablamos de ropa consciente, no faltan etiquetas: ropa ética, ropa ecológica, ropa ecoética, ropa sostenible y, también, slow fashion. Puede parecer que todo quiere decir lo mismo, pero no es asi. Y tampoco indican lo mismo los distintos sellos que existen.
El universo de la ropa alternativa
La ropa ética es la que se hace velando por los derechos de las personas que la fabrican. Es decir, se garantizan unos mínimos en las condiciones laborales en lo relativo a los sueldos, la salud y la seguridad. Pero no se tiene en cuenta el impacto ambiental del proceso de producción. En cambio, la ropa ecológica es la que se hace con fibras procedentes de cultivos ecológicos y limita el uso de ciertas sustancias. Sin tener en cuenta el bienestar de las personas que intervienen en la cadena de producción. En cambio, la ropa ecoética, que algunos llaman moda sostenible, es ropa hecha bajo parámetros de sostenibilidad ambiental y confeccionada por personas en buenas condiciones laborales y, quizá también, localmente.
Los diseñadores de ropa ecoética toman distintas alternativas en lo relativo a los materiales: ropa sin fibras sintéticas, ropa de algodón u otras fibras naturales de cultivo ecológico, hecha a partir de ropa usada o sin utilizar sustancias tóxicas en los acabados. Y, en relación a la manufactura, se confecciona la ropa en talleres locales controlando la calidad y condiciones laborales o se encarga a cooperativas de otros países, estableciendo con ellas tratos similares a las del mundo del comercio justo, como son los precios dignos, los compromisos comerciales a largo plazo o que la actividad revierta en el desarrollo elegido por la comunidad local. Otro criterio de la ropa ecoética es que, dentro de las posibilidades, prima la proximidad en todas las fases de producción de la ropa.
Slow Fashion es una organización que agrupa diseñadores, fabricantes y comercios de moda ecoética. En su web tienen un catálog de marcas en el cual se puede filtrar per tipo de producto, lugar de confección y país de la empresa propietaria, entre otros parámetros. También hay un catálogo de proveedores de tejidos para las empresas.
Sellos de ropa ecoética
El certificado GOTS acredita que al menos un 70% de las fibras del tejido son de cultivo ecológico (al menos un 95% en el caso de la variante GOTS organic), prohíbe el blanqueo con cloro en el caso del algodón y limita algunos metales pesados y ciertas sustancias químicas en todo el proceso de producción.
Naturtextil IVN Best es el certificado más estricto: todas las fibras deben ser de producción ecológica (solo permite algunas sintéticas en algunos accesorios), solo se puede blanquear con oxígeno y prohíbe o restringe de forma severa las sustancias catalogadas por la legislación europea como perjudiciales para la salud, incluidas aquellas que se utilizan en la fase de acabado del tejido (ya que, si quedan restos en la pieza de ropa, entran en contacto directo con la piel) y las sustancias contaminantes de aguas residuales de las fábricas (que son de uso común, y que en algunos casos no pueden ser eliminadas en las plantas depuradoras). Por otro lado, este sello también es el que va más allá por lo que respecta a las condiciones laborales en toda la cadena productiva (sueldos, jornada laboral, medidas de seguridad, libertad de sindicación, etc.).
El sello Naturleder, para las piezas de piel, es de la misma entidad que el anterior y también es muy estricto.
Standard 100 prohíbe o limita las sustancias perjudiciales para la salud o contaminantes, de una manera más estricta que GOTS y menos que Naturtextil.
La misma certificadora, Oeko-tex, tiene el sello Leather Standard para las prendas de piel, y Made in Green, que además requiere plantas de producción ambiental y socialmente responsables (está poco extendido).
En Opcions hemos profundizado en el impacto de la industria textil y las alternativas de consumo consciente en los números números 39, 40 y 51. Y en el libro Tu consumo puede cambiar el mundo, de la colaboradora de Opcions Brenda Chávez, hay un extenso capítulo dedicado al tema.
