Cada día pasan a mejor vida infinidad de camisetas por culpa de manchas, al igual que millones de jerséis o pantalones van a la basura cada año porque tienen un agujero o se han rasgado.
¿Por qué no se apuesta por reutilizar la ropa vieja?
Tirar ropa porque ya no nos parece útil es una dinámica enquistada en las sociedades acomodadas, por lo que las grandes empresas textiles a menudo prefieren producir más cantidad de la necesaria. También prefieren tirar o incinerar el stock sobrante a países del sur global, en vez de apostar por una producción más limitada. Un par de ejemplos de esta derivación de excedentes de ropa vieja en el sur global son Chile o Ghana, que son países receptores de los residuos textiles de los países del norte global, convirtiéndose en responsables de deshacerse de millones de toneladas de ropa que no habría sido necesario producir.
Según datos de la Agencia de Residuos de Cataluña, el textil representa el 4% de los residuos municipales, y esto se traduce en unas 150.0000 toneladas de ropa que van a parar al contenedor gris. Además de reclamar a las administraciones medidas estructurales, ¿qué se puede hacer a nivel local e individual para ayudar a revertir estos residuos y aprender a reutilizar ropa vieja?
¿Por qué hay que reutilizar ropa vieja?
El modelo productivo lineal se basa en la extracción, la producción, el consumo rápido y el rechazo. En el sector de la ropa, se caracteriza por ofrecer piezas en cantidades desmesuradas, a un ritmo muy rápido (hasta 52 colecciones el año o más) y a unos precios muy reducidos. Esto hace que gran parte de la sociedad no se plantee la necesidad de reutilizar la ropa, porque por poco dinero podrá volver a comprar, aunque la calidad de esta sea baja y que la producción textil tenga altos impactos en el medio ambiente y en las personas que la fabrican.
La reutilización permite dar una nueva vida a aquella ropa de la cual nos queremos deshacer, ya sea porque no nos gusta, porque la talla ya no nos va, porque lo hemos aburrido o porque se ha echado a perder. Reutilizar una prenda de ropa permite alargar su ciclo de vida y, por lo tanto, prevenir la excesiva producción de excedentes textiles.
Reutilizar es una de las R imprescindibles dentro de la filosofía que promueve una vida más sostenible y con menos residuos. Las otras dos responden a reducir y a reciclar. Es importante incidir en la reducción de compra de ropa, sobre todo cuando hay ofertas o rebajas seductoras. De este modo evitaremos acumular prendas olvidadas en el fondo del armario o que no nos ponemos nunca.
El reciclaje de ropa es un poco complejo y a menudo se apuesta por la reutilización como método más eficiente y menos contaminante
En cuanto al reciclaje, según datos del Ayuntamiento de Barcelona, un 59% de la ropa que se da para reciclar se reutiliza en tiendas de segunda mano o se exporta a otros países y un 37% no se puede reutilizar y se crean nuevas fibras a partir de los materiales. El 4% restante no se puede aprovechar. El reciclaje de ropa, por lo tanto, es un poco complejo y a menudo se apuesta más por la reutilización como método más eficiente y menos contaminante. Además, es una de las alternativas más divertidas y sostenibles para dar una nueva vida a los jerséis, pantalones, trajes y camisetas porque las opciones son casi inacabables.
5 ideas para reutilizar ropa usada
A continuación, compartimos algunas ideas creativas para dar una nueva vida a diferentes prendas de ropa a casa. ¡Inspiración sostenible y divertida!
1. Cambiar los usos de la ropa
No hay que tener grandes conocimientos de costura para convertir una camiseta o camisa en una almohada o un calcetín en un títere. Reutilizar prendas de ropa vieja para convertirlas en otros artículos es divertido, relativamente sencillo y fomenta la creatividad. Internet está lleno de ejemplos de patrones para recortar camisas y transformarlas en fundas de cojines con estilos únicos. También hay ideas infinitas para reutilizar camisetas y manteles y convertirlas en camas para perros donde no solo se aprovecha una tela para hacer la parte exterior, sino que los recortes y otros materiales sobrantes pueden hacer el relleno.
Podemos reutilizar ropa vieja convirtiéndola en otros artículos útiles
Otra idea es cortar la manga de una camisa echada a perder y coser un extremo y utilizarla de bolsa para el pan u otras compras a granel. ¡Las posibilidades son infinitas! Y por supuesto, no podemos olvidar los calcetines desapareados o con pequeños agujeros. Pueden ser unos buenos aliados para crear títeres de mano o rellenarlos para hacer muñecos tipo pop. Añadiendo algunos botones de colores y recortes se pueden conseguir resultados divertidos con los cuales jugar y entretener los niños durante horas.
2. Sumarse a la moda del tie dye
Que todo todo el mundo lo sabe. Cuando hablamos de ropa, está claro que las modas son cíclicas y que los magnates del sector textil y ciertos grupos de influencers determinan qué se tiene que vestir cada temporada. Desde hace unos meses, ha vuelto el tie dye, aquel estampado psicodélico de colores y formas estrambóticas y de patrones únicos. Una moda con orígenes hippies que puede servir para reutilizar camisetas lisas descoloridas, sábanas amarillentas o complementos como pañuelos.
Para confeccionar una prenda de ropa con esta técnica hace falta agua caliente, tintes y gomas de plástico para hacer las formas que adquirirá después del proceso. A pesar de que es una manualidad divertida y entretenida, escoger unos buenos tintes naturales será la clave. Porque aunque, por un lado, estemos reutilizando ropa a través de esta técnica tan fashion, no tenemos que olvidar que los tintes industriales contaminan el agua y el medio ambiente. Haría falta, pues, buscar alternativas sostenibles y naturales como la cúrcuma, remolacha, hojas de espinacas, granos de café, te negro, pieles de cebolla o col lombarda. Debemos recordar que es mejor elegir estos ingredientes cuando sean restos de alguna elaboración culinaria y no usarlos directamente para la manualidad, pues estaríamos derrochando alimentos.
3. Convertir ropa vieja en elementos de decoración
Crear unos banderines personalizados con camisetas, sábanas y manteles requiere paciencia y una máquina de coser o un poco de habilidad con el hilo y la aguja. Esta manualidad permite reaprovechar recortes diferentes en forma de triángulos, que se van repitiendo hasta completar una tira larga. Es recomendable crear una plantilla de cartón en forma de triángulo y aprovechar todas las esquinas posibles de los recortes de tela. Son ideales para colgar en habitaciones o espacios interiores para darles un nuevo aire, pero también se han popularizado en fiestas de cumpleaños en parques y jardines colgadas de los árboles. Las opciones son infinitas y los recortes lisos pueden combinarse con otros estampados.
La época navideña también es un buen momento para evaluar qué ropa vieja ya no usamos y no podemos dar por su mal estado, y pensar qué nueva vida le podríamos dar. En lugar de comprar adornos para la casa o el árbol, cayendo en el espíritu consumista de estas fechas, reutilizar paños de cocina y camisetas puede ser una alternativa a gastar dinero.
4. Llegar la ropa a arreglar
Una de las ideas más básicas para reutilizar ropa vieja es llevarla a arreglar. Parece evidente, pero el abaratamiento de la moda rápida y la desaparición de talleres de costura y arreglos hace que a menudo no pensamos en esta opción. A pesar de que en los últimos años ha habido un repunte del interés para aprender a coser y han proliferado los cursos y talleres, la realidad del día a día es que mucha gente tira la ropa que supuestamente ya no se puede poner.
Es preferible llevar la ropa a arreglar, en lugar de comprar una nueva prenda de ropa
Llevar ropa a arreglar siempre será más sostenible que comprar una prenda nueva y ayudará a reactivar el comercio de proximidad. ¡Todo son ventajas!
5. Reaprovecharla para limpiar
¿Qué hacer con las camisetas, pijamas y sábanas más viejas? Un clásico: convertirlos en trapos de limpieza para el hogar. En lugar de comprar trapos de fibras sintéticas, las prendas de ropa viejas de algodón o lino que tengáis por casa serán unos trapos perfectos para hacer los vidrios o sacar el polvo de los muebles y lámparas.
Solo hay que recortar las diferentes piezas en forma cuadrada o rectangular. Según el tejido y el grosor que tengan, los trapos se podrán usar para un uso u otro, y como se pueden lavar a la lavadora, serán reutilizables una y otra vez.
Upcycling, la filosofía que apuesta por la reutilización de ropa vieja
La economía circular es un modelo de producción y consumo que implica reducir los residuos al máximo. Esto quiere decir compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos tantas veces como sea posible. De este modo, el ciclo de vida de los materiales y productos se alarga. Este concepto se promueve como contraposición a la economía lineal antes mencionada, que se basa en la idea de los productos desechables, provocando la producción constante y el gasto de materiales, energía, recursos y dinero.
Una alternativa al modelo de producción lineal y que promueve los valores de la economía circular es el upcycling. La definición de este concepto inglés es “reutilizar creativamente” y consiste en reaprovechar ropa vieja, recortes y muestras para crear nuevas piezas únicas y con más valor que las iniciales. Es, pues, una práctica para aportar valor añadido a la ropa que ya no usamos. Además, también es una manera de aprender a coser y trabajar la concentración y la creatividad aprovechando ropa vieja. Por ejemplo, si queremos reutilizar ropa siguiendo los principios del upcycling, una buena idea sería aprovechar texanos agujereados y viejos que ya no se pueden dar ni usar para crear unos nuevos. O con recortes de camisetas viejas se puede hacer un delantal único. El upcycling apuesta por la reutilización y por poner en valor lo que es antiguo o que ya existía. Pretende subvertir la economía lineal dando a los materiales usados una vida circular y una importancia añadida. Como en el mundo ya hay millones de toneladas de ropa confeccionada, las personas que practican esta filosofía defienden la idea que con la ropa que tenemos ya se puede vivir, solo es cuestión de darle usos diferentes y reaprovecharla.
Reutilizar ropa usada también es comprar de segunda mano
Las tiendas de ropa de segunda mano son un lugar ideal para amantes de la sostenibilidad y los chollos. Cada vez hay más comercios dedicados a reutilizar ropa vieja y ofrecerla a precios económicos. Solidança, Roba Amiga, Humana o Engrunes son tiendas donde encontrar ropa de segunda mano que apuestan por reducir la producción, la contaminación y la acumulación de residuos textiles. El interés para comprar ropa usada ha crecido en los últimos años en muchos países europeos. En el Estado español también es una tendencia al alza según se lee en el informe de la web Statista sobre la compra de ropa de segunda mano, aunque muy por debajo de vecinos como Francia o Reino Unido. En cambio, de acuerdo con datos de Humana, la cadena registró un incremento de clientes del 33% el pasado 2022. Sea como fuere, la compra de ropa de segunda mano se va instaurando poco a poco como una práctica sostenible y es un primer paso para reutilizar ropa usada a precios rebajados y contribuyendo a una economía circular.
Además, la recolección de textiles, la clasificación y la venta de ropa de segunda mano puede crear a nivel local 20 puestos de trabajo por cada 1.000 toneladas de ropa y zapatos usados, según datos de RREUSE, la red internacional sin ánimo de lucro que representa las empresas sociales activas en el campo de la reutilización, la reparación y el reciclaje. Así lo afirman también desde Solidança, que en 2022 generó 108 puestos de trabajo entre la planta de triaje de preparación por la reutilización, la gestión logística de las recogidas de residuos, el personal de las tiendas y la gestión de desecherías. Esta cifra supone un crecimiento del 300% respecto al 2012.
Mercados y apps para comprar y vender ropa de segunda mano
Las aplicaciones móviles permiten ponernos en contacto con personas con intereses parecidos a los nuestros o, como mínimo, con necesidades similares. Busco bambas, encuentro bambas, compro bambas. Vendo camiseta, alguien se interesa, vendo camiseta. Cada día hay miles de intercambios -previo pago- de ropa usada a través de apps. Es una forma de reutilizar ropa vieja o que ha quedado abandonada, pero que está en buen estado y permite que alguien otro la use por un precio supuestamente razonable.
Hay una gran variedad de apps para vender ropa de segunda mano, entre las cuales destacan Wallapop, Vinted, Vestiaire Collective o Micolet. Wallapop cuenta con 17 millones de usuarios y seguramente es la más conocida; Vinted fue creada exclusivamente para vender ropa y causa furor; Vestiaire Collective está pensada por la compraventa de piezas de lujo y exclusivas; y Micolet funciona a través de la propia plataforma, que valora los precios de la ropa que se quiere vender o dar.
Otra opción para reutilizar ropa usada son los mercados de segunda mano. Una alternativa que nunca falla a las agendas de quienes quieren renovar el armario a precios de rebajas o quiere deshacerse de todo aquello que ya no se pone y quiere sacar un dinero extra. Los mercados Fleadonia y Flea se celebran en el barrio barcelonés del Raval el primer y segundo domingo de mes, respectivamente, y se pueden comprar verdaderos hallazgos. En la capital catalana también se organizan el Two Market, dedicado en la ropa vintage, de segunda mano y upcycling, y el Lost&Found, focalizado en ropa vintage.
Reutilizar ropa está de moda… y las marcas lo saben
En los últimos años, las grandes marcas de moda han visto en la reutilización de ropa usada un nicho de mercado. Zara y H&M son un ejemplo. Por un lado, fabrican toneladas de ropa cada año y externalizan la producción a países del sur; pero de otro, ahora están ofreciendo el servicio de venta de ropa ya usada con el pretexto de sumarse a la economía circular.
Lo que estas y tantas otras marcas hacen es greenwashing, es decir, marketing ecológico engañoso que se podría traducir por un lavado de imagen verde. Una práctica que, si bien es cierto que puede ayudar a reutilizar ropa vieja, también puede fomentar el consumismo que en primera instancia ya promueven las grandes cadenas de ropa. Según el estudio ‘Timeout for Fast Fashion’ de Greenpeace, que algunas marcas publiciten líneas de ropa reciclada o reutilizada es un “mito que puede, incluso, hacer aumentar el consumo”. La publicación promueve, en cambio, utilizar la ropa durante más tiempo. “Cuidarla, repararla, rediseñarla, reinventarse e intercambiar piezas con otras personas”, son algunas de las acciones propuestas.
Así pues, siempre es preferible cuidar la ropa e interpretar los símbolos de las etiquetas para saber cómo hacer que dure más tiempo. En segundo lugar, coser y reparar la ropa vieja para poder seguirla usándola y no tirarla al mínimo agujero. También se puede reaprovechar la ropa usada y convertirla en nuevas prendas con la técnica del upcycling o con manualidades divertidas. Para acabar, se puede optar por vender ropa de segunda mano o, en el mejor de los casos, darla a quien la pueda necesitar o intercambiarla con personas del entorno.