El boicot de consumo es una práctica de protesta, generalmente pacífica, en la que los consumidores deciden dejar de comprar productos o contratar servicios de una empresa, marca o país como respuesta a comportamientos o prácticas que consideran injustas, inmorales o perjudiciales. Su principal objetivo es hacer presión para que cambien alguna práctica, generalmente vinculada con cuestiones económicas, sociales o legislativas.
En este artículo veremos diferentes tipos de boicot que podemos hacer y casos de éxito que demuestran que el consumo puede ser transformador.
5 tipos de boicot de consumo
Existen diferentes tipos de boicot porque las formas de consumo, las motivaciones de los consumidores y los contextos sociales y económicos son diversos. Cada tipo de boicot de consumo responde a una estrategia diferente para conseguir un objetivo concreto. Así por ejemplo, algunos boicots quieren castigar una empresa por una práctica concreta, otras buscan visibilizar un problema social y también las hay que promueven alternativas éticas o sostenibles. Esta última, por ejemplo, es una de las prácticas y razón de ser de Opciones.
Boicot directo
Consiste en dejar de comprar un producto o servicio concreto de una empresa por motivos éticos, ambientales, sociales o políticos.
Ejemplos: no comprar ropa de una marca acusada de explotación laboral o no comprar galletas hechas con aceite de palma por las graves consecuencias ambientales y sociales que ocasiona la obtención de este producto.
Boicot indirecto
Es muy similar al caso anterior, pero en este caso se penaliza a los intermediarios, es decir, se trata de evitar adquirir productos o servicios de empresas que colaboren con otra empresa objeto de boicot. De esta forma, estamos incorporando más agentes en la acción.
Ejemplos: evitar supermercados que venden productos de una marca que queremos boicotear o no ver Eurovisión porque deja participar Israel en la competición.
Buycott: consumo positivo
En este caso, se opta por consumir productos de empresas con prácticas éticas o sostenibles. Es un tipo de boicot que desde Opcions animamos a hacer siempre para que se convierta en hábito y no en acción puntual. De hecho, se corresponde con la tercera clave del consumo consciente, comprar con criterio.
Ejemplos: comprar a cooperativas, a entidades de la economía social y solidaria, a tiendas de comercio justo o, si se compra por Internet, en La Zona .
Boicot simbólico o testimonial
Este tipo de boicot se refiere a acciones de visibilización o sensibilización de una causa concreta. A menudo, este boicot es el que precede al resto, puesto que pretende informar de la práctica que queremos denunciar (por ejemplo, un “día sin compras”), así como generar debate o adquirir magnitud mediática.
Ejemplos: días previos al Black Friday, ponemos el foco en empresas o productos que tienen prácticas injustas. Otro ejemplo sería declarar un día sin compras.

Boicot digital
Hace unos años era un tipo de boicot inexistente, pero en nuestro contexto ha empezado a tomar importancia. Es una práctica similar al boicot simbólico, pero centrada únicamente en el entorno digital. En este caso, la idea es dejar de interactuar con contenido de una empresa, marca o persona (no seguir sus perfiles, no compartir su contenido…). También se puede actuar de forma proactiva y, directamente, denunciar los perfiles de las marcas.
Ejemplos: borrar tu cuenta de plataformas que vulneran derechos, como ocurrió últimamente con la huida masiva de la red social «X».
En cualquiera de los casos, para que un boicot de consumo funcione, es fundamental que exista una buena coordinación que garantice un alcance significativo, si no es así existe el riesgo de que se quede en una acción residual y sin impacto real. Si, además, se cuenta con apoyo mediático o de gente influyente, mejor aún, ya que nos ayudará a amplificar el mensaje. Al mismo tiempo, siempre que sea posible, debemos reforzar las alternativas de consumo que tenemos a nuestro alcance: denunciemos lo que no nos gusta, pero expliquemos qué alternativas tenemos; de esta forma, estamos ofreciendo soluciones a la gente que dejará de consumir un producto, servicio o marca y, al mismo tiempo, estamos reforzando estas alternativas.
Ejemplos de boicots de consumo que han funcionado
¿Estás haciendo boicot y alguien te dice que no sirve de nada? Aquí te dejamos con 3 casos de éxito. Si alguien te cuestiona, explícale alguno de estos casos inspiradores.
Nestlé y la leche en polvo para bebés
A finales de los años 70, Nestlé realizó una promoción muy agresiva en hospitales de países del Sur Global para que ofrecieran su leche en polvo a las madres que acababan de dar luz, ofreciendo una respuesta a los posibles problemas de lactancia de los primeros días. Pero esto generó graves problemas de salud a los bebés –e incluso muertos–, los cuales se alimentaban con una leche en polvo que había sido mezclada con agua no potable, con objetos no esterilizados o que no había sido correctamente manipulada.
La ONG War On Want publicó el informe The Baby Killer para denunciar las prácticas de la multinacional, lo que fue clave para visibilizar este abuso y comenzar un boicot mundial.
Este artículo de Carro de Combate lo explica con más detalle.
Apartheid en Sudáfrica
Durante las décadas de 1970 y 1980, la comunidad internacional impulsó un amplio boicot económico, cultural y deportivo contra el régimen del apartheid en Sudáfrica, un sistema institucionalizado de segregación racial que discriminaba a la población negra y otras minorías.
El boicot incluyó la presión para que gobiernos, empresas e instituciones dejaran de invertir o comerciar con Suráfrica, así como la promoción de desinversión de universidades, bancos y fondos públicos en empresas que operaban en el país. También se boicotearon eventos culturales y deportivos, como los Juegos Olímpicos o torneos internacionales, para aislar al país a escala global.
Este movimiento, que contó con el apoyo de grupos de derechos civiles, sindicatos, estudiantes y figuras públicas en todo el mundo, contribuyó a una presión económica y reputacional creciente sobre el régimen sudafricano. Aunque no fue el único factor, el boicot jugó un papel clave en la caída del apartheid, culminando con la liberación de Nelson Mandela en 1990 y las primeras elecciones democráticas en 1994.
Se trata de uno de los ejemplos más citados de cómo una estrategia de boicot sostenido puede tener un impacto político real y profundo. Este artículo de El Salto profundiza algo más en este tema.
Campaña contra Shell (Nigeria, años 90)
Durante la década de 1990, Shell fue acusada de contribuir a la devastación medioambiental del delta del Níger, en Nigeria, y de colaborar con el régimen militar del país en la represión de las comunidades locales como la del pueblo ogonio. El caso más emblemático fue la ejecución del líder ambientalista y activista por los derechos humanos Ken Saro-Wiwa y de ocho miembros del Movimiento por la Supervivencia del Pueblo Ogoni en 1995. Este hecho provocó una ola de protestas globales y un llamamiento a boicotear los productos y servicios de Shell. El boicot incluía campañas de denuncia pública, presión sobre inversores y universidades para que retiraran sus fondos de la compañía, así como acciones simbólicas de protesta en gasolineras.

Shell no abandonó completamente sus actividades en Nigeria, pero su reputación internacional se vio gravemente afectada, lo que forzó a la empresa a revisar algunas de sus políticas ya retirarse de algunas operaciones. Sin embargo, hoy en día, el petróleo todavía contamina las tierras de Níger .
Ecologistas en Acción hablan de la ejecución de Ken Saro-Wiwa en este artículo .
Los boicots de consumo pueden ser una herramienta efectiva si se utiliza de forma estratégica, ya que el poder de las personas consumidoras puede transformar comportamientos corporativos e incluso legislativos.