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Agua de boca: ¿del grifo, envasada o filtrada¿

¿Qué es lo mejor para la salud de las personas y del planeta?

El agua de ingesta o de boca es la que empleamos para beber y para lavar y cocinar un alimento. Respecto al total del agua real que emplea una persona diariamente, no suele llegar al 5% de su consumo. Y el porcentaje respecto al agua virtual total que emplea (es decir, el agua implicada en producir los bienes y servicios que consume, como ropa, alimentos, etc.) resulta prácticamente irrelevante. Ahora bien, a efectos de nuestra salud, está claro que nos interesa que sea de la mejor calidad posible. Por otra parte, el impacto medioambiental que estos pocos litros pueden llegar a tener según su origen es considerable.

Los tipos de agua de boca: de red, envasada o filtrada

A menudo surge la duda sobre cuál es la mejor opción y se suele comparar el agua del grifo con el agua envasada. Así mismo, una alternativa cada vez más frecuente es el uso del agua de red filtrada. Aun así, partiendo de la base que en el Estado español tanto la calidad del agua del grifo como del agua envasada es apta para el consumo humano, la decisión de elegir una u otra es subjetiva y responde a percepciones como su gusto y olor.

A continuación veremos una breve descripción de estos tres tipos de agua y después valoraremos los pros y contras de usarlas respecto a las opciones que acostumbran a pesar más en la decisión de qué elegir, como son el gusto/olor, la calidad/salubridad, el impacto medioambiental, el confort o el coste.

Aigua de red (del grifo)

Es la que llega a nuestros grifos, habitualmente procedente de una Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) que ha tratado el agua superficial o del acuífero correspondiente. Viene regulada y controlada legalmente, limitando el contenido máximo de cada posible contaminante analizado, de manera que se garantice que su ingesta a largo plazo no podrá tener efectos negativos sobre la salud. Para garantizar la eliminación de posibles microorganismos patógenos, en la propia ETAP suele añadirse un oxidante como el cloro que le confiere su sabor característico, no dejando de ser un oxidante que ingerimos. El sabor del agua de red difiere en función de los condicionantes del río o la fuente de donde proceda, así como de los tratamientos a los que se ha sometido esa agua.

Agua envasada

Dispone de legislación propia y técnicamente existen tres tipos de agua envasada:

  • mineral natural
  • de manantial
  • preparada

La primera es la mayoritaria y representa el 97% del total de su consumo. Según datos del sector, España envasa más de 6.000 millones de litros, lo que reporta una facturación que supera los 1.000 millones de euros y un consumo promedio de 130 litros anuales per cápita.

El mercado del agua envasada en España ha aumentado en las últimas décadas. Las altas tasas de crecimiento anual de este negocio, superiores al 6%, hacen que las grandes corporaciones como Danone, PepsiCo, Coca-Cola, Otsuka y Nestlé, sean las principales explotadoras que operan en el mercado de agua envasada a nivel internacional. Estas grandes corporaciones han invertido millones de euros en publicidad tratando de que la percepción de la ciudadanía sea que el agua envasada es mucho más segura y saludable que el agua de red, lo que es absolutamente inaceptable desde el punto de vista legal y científico, puesto que tanto el agua de grifo como la embotellada pasan exhaustivos controles y son seguras para el consumo humano.

Agua de red filtrada

Para las personas que puedan pensar, en base a criterios subjetivos, que el agua de red no es la más saludable, o perciban que tiene un sabor poco apetecible, ésta es una alternativa interesante que cada vez goza de mayor aceptación. Existen varios sistemas de tratamiento del agua de red, desde la destilación, hasta los famosos filtros de carbón y parecidos, pasando por los sistemas de ósmosis inversa. A efectos del análisis que aquí nos interesa, solo diremos que:

  • La destilación permite remover prácticamente cualquier tipo de contaminante de nuestras aguas de red.
  • La ósmosis elimina un 95% de los mismos.
  • Los filtros de carbón retienen básicamente el cloro añadido en la ETAP y con ello el posible mal sabor que confiere al agua.

Uso de un agua u otra

Aunque el 98,5% de las aguas de grifo de España son aptas para el consumo humano según el Ministerio de Sanidad, existe la percepción social de que el agua de red es poco agradable y saludable. Un estudio de la UOC, IERMB y UAB apunta al gusto y al olor como la principal razón para elegir el agua embotellada (51,3%), después de la salud (34,2%). Esta percepción contrasta con el aumento en el uso del agua envasada, que ha crecido un 78% si comparamos el uso de aguas minerales de bebida envasada del año 2002 con el año 2021, según datos del Instituto Nacional de Estadística. A ello contribuye notablemente la publicidad de las corporaciones del agua envasada.

Recientemente se han publicado estudios que asocian los trihalometanos (compuestos derivados del proceso de desinfección) del agua de grifo al 5% de los casos anuales de cáncer de vejiga en Europa. Sin embargo, si se tienen en cuenta los impactos a la salud como al medio ambiente, por ejemplo en la ciudad de Barcelona, el agua de grifo es la opción que ofrece mayores beneficios frente al agua envasada.

Cabe resaltar que el reciente Real Decreto 3/2023 por el que se establecen los criterios técnico-sanitarios de la calidad del agua de consumo, su control y suministro, es mucho más estricto que el anterior en varios parámetros (véase de nuevo el anexo de la nota nº1 de enero del 2023). Ello implica que, salvo fallos puntuales en el sistema de análisis y control, la garantía sanitaria del agua de red está asegurada y con estándares de calidad cada vez más altos. A pesar de ello, la inercia de la presión ejercida durante muchos años por las corporaciones del agua envasada dificulta actualizar esta visión por parte de la mayoría de la población.

Y hablando de inercias, algo parecido sucede en nuestro país con la actual obligatoriedad de servir gratuitamente el agua del grifo a la clientela de la restauración. La Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular del pasado 10 de abril de 2022 que lo regula debe implementarse con mayor celeridad y profundidad.

Variables más comúnmente empleadas en la elección del agua de ingesta

La ciudadana, el ciudadano, a la hora de elegir el agua a emplear para beber o cocinar, suele tener en cuenta principalmente los siguientes criterios:

Sabor/olor

El agua pura, sola, por definición no debe tener sabor ni olor alguno. Sin embargo, en la práctica acostumbramos a encontrar que cada agua tiene disuelta sales minerales que le aportan variedad de sabores. Además, el agua de red suele tener cloro añadido, lo que le confiere un sabor característico. Otro factor a tener en cuenta es que, excepto en raros casos, el sabor no suele ser en absoluto indicativo de la calidad del agua y, en cambio, puede ser relevante a la hora de elegir el agua que consumimos.

Calidad/salubridad

En términos generales, entendemos por calidad la ausencia de contaminantes que puedan ser sospechosos de causar algún perjuicio a nuestra salud. Los beneficios de posibles sustancias disueltas (sales minerales) en el agua para una persona sana son irrelevantes. Y aquí nos encontramos con una dificultad para comparar. Desde luego, los tres tipos de agua deben estar exentos de cualquier contaminación microbiológica perjudicial, pero el contenido en sales disueltas hasta el umbral máximo permitido legalmente puede ser muy variado, y son muchas las sales disueltas en el agua.

Impacto medioambiental

En este aspecto, existe una gran diferencia entre el agua de red y el agua envasada, y definitivamente es el parámetro que debe hacernos decantar por el agua de red o filtrada.

Para disponer de agua envasada, es preciso:

  • Extraerla en el lugar de origen.
  • Fabricar los plásticos del envase (PVC, PET, etc.), tapón, etiqueta, embalaje, etc., con la posible liberación al ambiente de substancias dañinas para los organismos vivos.
  • Envasar en planta.
  • Distribuir hasta los comercios locales, habitualmente mediante transporte de superficie con el coste medioambiental que ello implica.
  • Disponer de espacio en un establecimiento de venta y de su logística.
  • Además, debería poder garantizarse el correcto reciclaje de los residuos, algo que en la práctica se da en un porcentaje muy bajo de los casos.

Según datos oficiales de la propia Generalitat de Catalunya, el gasto energético asociado al agua envasada en Cataluña es del orden de cien veces superior al del conjunto del ciclo integral del agua de red, que incluye su captación, su tratamiento, su distribución y el saneamiento correspondiente. Estudios más recientes señalan que el uso del agua envasada tiene 1.400 veces más impacto en los ecosistemas y 3.500 veces mayor coste de extracción de recursos, en comparación con el uso del agua del grifo.

Confort

En este apartado, no hay duda de que es mucho más cómodo disponer de agua del grifo o tratada en casa, que cargar con unos pesados envases, proceder al farragoso retorno de estos y confiar en un adecuado reciclaje posterior, lo que es muy dudoso.

Coste económico

Según varios estudios, el agua envasada tiene un coste entre 250 y 500 veces superior al del agua de red. De ahí deriva el gran negocio de las multinacionales del agua envasada. En el caso de tratar el agua de red, el coste de este segundo tratamiento adicional existe, pero es inconmensurablemente menor al del consumo de agua envasada.

Conclusión sobre qué podemos hacer, a modo de reflexión

Como hemos visto en este artículo, tanto el agua embotellada como el agua de grifo y filtrada son difíciles de comparar por lo que respecta a su salubridad. Si nos remitimos a la legislación, todas están bien controladas y son aptas para el consumo humano. Aún más, la reciente legislación que regula la calidad del agua de consumo humano ha mejorado notablemente. Sin embargo, la percepción social –subjetiva, como hemos visto– y el lobby de las multinacionales de agua embotellada generan el elevado consumo de ésta en el Estado español y la baja confianza de la población en el agua de grifo.

Podemos afirmar que el agua de red es mejor que el agua embotellada teniendo en cuenta todos los factores a analizar:

  • Es perfectamente saludable tanto para beber como para cocinar.
  • Tiene un impacto medioambiental muchísimo menor en comparación con el agua embotellada.
  • Es más cómoda de emplear.
  • Tiene un coste final mucho más bajo.

Ahora bien, para quien sea aún más exigente en términos de salubridad o desee un sabor más acorde con sus gustos, una alternativa posible y en auge es la filtración del agua de red.

En conclusión, es necesario seguir trabajando para aumentar la confianza de la ciudadanía en el agua de red a través de la mejora de su calidad, su monitoreo, la promoción de su uso y la mejora del acceso y disponibilidad a la información pública. Las administraciones deben seguir trabajando para mejorar la calidad del servicio público del agua y su transparencia, puesto que es la mejor manera de aumentar la confianza en el servicio y defender los objetivos que persiguen los servicios públicos de calidad frente a los intereses privados de las grandes corporaciones. Ambientalmente no hay alternativa mejor que el agua de red, así pues, toca trabajar para que la ciudadanía confíe en ella y cambie sus hábitos de consumo.


Este artículo se ha extraído del Cuaderno 64 Agua, ¿cómo gestionamos este bien común? Para leer el artículo completo, únete a Opcions o cómpra el Cuaderno.

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