WWOOF son las siglas de World Wide Opportunities on Organic Farms: oportunidades en todo el mundo en fincas ecológicas. Es una red de intercambio entre fincas del mundo agroecológico (anfitriones) que necesitan ayuda física y personas voluntarias (wwoofers) que quieren aprender sobre cultivo ecológico. A menudo el wwoofing se hace durante las vacaciones, pero no siempre tiene que ser así. Los anfitriones comparten con los wwoofers alojamiento y comida, y les enseñan y desarrollan actividades típicas del mundo rural con ellos. Aunque, en general, quienes más formación esperan recibir del intercambio son los voluntarios, siempre se trasmiten conocimientos en ambos sentidos. Los wwoofers pueden ir solos, en pequeños grupos, en pareja y acompañados de niños.
WWOOF no es la única iniciativa que facilita este tipo de intercambios, pero es de las más extendidas geográficamente y de las que ofrecen más tipos de fincas: desde caseríos particulares hasta pequeñas explotaciones para la venta, pasando por ecoaldeas, cooperativas agrarias o campesinos noveles. Tiene su origen en otra iniciativa, la Working Weekends on Organic Farms. Esta primera red fue impulsada en Inglaterra en 1971 por Sue Coppard, que vivía y trabajaba en Londres y sentía la necesidad de acudir al campo y dar apoyo al movimiento del cultivo ecológico.
Hoy existen fincas donde hacer wwoofing en 140 países, de los cuales sesenta tienen una red estatal propia que se organiza de forma autónoma. Las fincas de países sin organización propia (670 actualmente) se agrupan en WWOOF Independents, y la mayor parte de las redes cooperan bajo el paraguas de Federación de Organizaciones WWOOF (FoWO).
En España se ofrecen alrededor de 300 masías. Cada año un millar de personas se deciden a ayudar a través de WWOOF España. La organización se mantiene con las cuotas que pagan sus miembros (20 euros anuales los viajeros y 30 los anfitriones). Trabaja una persona asalariada y una voluntaria.
¿Por qué hacer wwoofing?
Existen motivaciones de muy diversa índole:
- Aprender sobre agricultura y/o ganadería ecológicas, gestión sostenible de bosques, uso de energías renovables o bioconstrucción.
- Juntarnos con personas con las que compartimos el interés por la agroecología, la vida del y en el campo y los estilos de vida sostenibles. Construir en alguna medida una comunidad global.
- Vivir una experiencia de dar y recibir basada en la confianza y sin que intervenga el dinero.
- Conocer de primera mano y a nivel doméstico la cultura y la realidad que visitamos, que puede estar al lado de casa o en la otra punta del mundo.
- Pasar un tiempo en un entorno natural y sano.
- Potenciar una iniciativa que favorece un modelo socioeconómico más igualitario y sostenible.
- Vivir una experiencia diferente a un precio muy bajo.
Experiencias que inspiran
Como muestra, un par de botones. Uno nos lo trae Marina, que tenía ganas de conocer una sociedad distinta, en concreto Canadá, y conseguirlo haciendo wwoofing le pareció una idea fantástica. Pasó tres semanas en una finca (“interesantísimas”, dice) y dos viajando por el país. “Instalar un riego automático en un campo de calabaceras, arrancar las malas hierbas (pasábamos mañanas enteras) y coger la calabazas cuando era el tiempo. Lo hacíamos en cadena, lanzándonoslas al aire, para ir más rápido. Nunca habría adivinado que el proceso de recolección sería así.” Cuando fue la época de frambuesas, cogieron para congelar. “¡Todo un trabajazo cogerlas una por una entre las zarzas! Con experiencias como ésta llegas a apreciar realmente el valor que tiene lo que comemos.” Marina también descubrió las diferencias en la dieta: “Los tres voluntarios cenábamos con la familia, una pareja con dos hijos. Comíamos carne, y a veces un poco de verdura (por ejemplo una ensalada de un tomate entre siete personas). Me chocaba cómo, teniendo tanta verdura, podían comer tan poca.”
Y como muestra de finca anfitriona vamos a Can Pipirimosca, un centro social rural en Valls (Tarragona) donde hay huerta dedicada a preservar variedades locales, bosque comestible y cultivo de cereales. Además, se participa en actividades de agroactivismo, educación en valores de respeto al planeta, cultura de paz o encuentros por un cambio personal y de modelo de sociedad. Pere Vidal, el coordinador del proyecto, nos cuenta que, del millar de voluntarios que han pasado en quince años, menos de un 10% han sido poco colaboradores, y menos de un 1% conflictivos. Está encantado de convivir con gente que te hace mejor persona.
Mientras escribimos este artículo hay cuatro wwoofers. Ayudan a hacer pan y muffins veganos, cavar zanjas en las que pasar mangueras o instalar una bomba solar en el pozo. A Alexandrew, de Estados Unidos, al llegar le costaba mucho comportarse entre formas de ser nuevas y diversas, y ahora ve el vivir con otras personas como el aprendizaje más valuoso. ¡De hecho le ha sorprendido cómo de rápido se ha encontrado a gusto! Noemie (francesa) y Eliza Maria (alemana) dicen que lo más chocante ha sido el cambio de vida: duchas solares, cocinar fuera, lavabos compostables… “En un primer momento es como entrar en otro mundo, pero al cabo de dos días te encuentras como si hubieses vivido aquí toda la vida.”
¿Cómo funciona el wwoofing?
Requisitos
- Tener al menos dieciocho años.
- Acceso a internet para los contactos previos a la estancia.
- Medios para asumir el viaje de ida y vuelta.
No hacen falta conocimientos previos.
Recomendaciones
- Saber inglés o el idioma del lugar de destino si queremos ir al extranjero facilitará las cosas, pero sin saberlos también encontraremos como entendernos.
- Planificar el intercambio con bastante antelación.
- Tener claro que vas a ayudar y no a pasar unas vacaciones gratis.
- Tener presente que nos tendremos que adaptar a la realidad del campo y a otras personas. Si tenemos poca facilidad para ello, busquemos cómo mejorarla.
Pasos a seguir
Escoger el destino
En las webs estatales, o en WWOOF Independents si el país no tiene red propia, encontraremos una descripción de las fincas que se ofrecen en cada país: actividades que desarrollan (como huerta, cultivos, frutales, ganadería, pastoreo, apicultura o cuidado del bosque) junto con otras informaciones como
- la proximidad a un núcleo urbano,
- el tipo de alojamiento,
- el tipo de alimentación,
- el número de días y horas que se trabaja o
- el número de adultos y niños residentes y que se aceptan.
A la hora de elegir, es bueno tener claras nuestras motivaciones, es decir, qué buscamos. No olvidemos que puede haber fincas muy distintas.
Inscribirte
Para obtener los datos de contacto previamente tenemos que habernos hecho socios, ya sea de la red del país adonde vamos o de WWOOF Independents si vamos a un país sin red propia. Se puede hacer casi siempre desde las webs, aunque en algunos países se ofrecen otros canales para las personas que no quieren registrarse a través de internet. La cuota de socio depende de cada país, por ejemplo en el caso de España es de 20 euros, o la de WWOOF Independents es de 15 libras esterlinas. La inscripción da derecho a acceder a la lista de contactos durante un año.
Contactar
El siguiente paso es ponernos en contacto con los anfitriones. Tenemos que presentarnos y solicitar si es posible visitar la casa en las fechas que indiquemos. Es bueno detallar el máximo de información sobre los motivos que nos han llevado a elegir ese proyecto en concreto y sobre qué pensamos que podemos aportarle. También es el momento de preguntar todas las dudas que podamos tener: tipo de actividades (sólo campo o también en la casa, por ejemplo), ritmo (hasta treinta horas semanales), qué hay que llevar, dieta, cómo llegar, si nos vendrán a recoger… En algunos periodos del año y en algunas fincas se acumulan muchas solicitudes a la vez, por lo tanto cuanto antes planifiques tu viaje, más posibilidades tienes de ser acogido. Si tienes algún requerimiento especial (alergia, enfermedad, dieta, etc.), tienes que explicarlo ya en este primer contacto.
Espera a que te confirmen que tu solicitud ha sido aceptada. No te presentes por tu cuenta sin avisar o sin haber recibido una respuesta afirmativa.
Qué nos tenemos que llevar
En general, se necesita un buen calzado y ropa de trabajo (o sea, ropa que no te importe que se manche o estropee). Tiene que ser cómoda y adecuada para el clima que te encontrarás. Quizás se nos pida llevar saco de dormir y/o tienda. Si para llegar al lugar hay que caminar con mochila conviene no sobrecargarnos de cosas.
Algunas redes WWOOF incluyen en el intercambio un seguro que cubre los accidentes o enfermedades que aparezcan como consecuencia directa de la estancia en la finca. Para cubrir otras eventualidades se podría contratar un seguro por tu cuenta.
Durante la estancia
Wwoofers experimentados recomiendan que observemos el lugar y a su gente e intentemos adaptarnos; no perdamos de vista que estamos de visita en la casa de alguien que vive y trabaja allí. Si surgen dudas relativas a cosas prácticas, aclarémoslas. Además de dar las ayudas, participemos en el día a día de la casa (cocinar, limpiar, ordenar…) y no malgastemos los recursos (agua, luz, etc.).
Para sacar provecho del aprendizaje es conveniente estar en la masía al menos una semana, el tiempo que tardaremos en situarnos. Para conocer la gente y el funcionamiento del lugar y gozar de bastante autonomía se recomienda estar, al menos, dos semanas.
La actividad
Unos cuantos consejos que sugiere la experiencia:
- Intenta adaptarte a los ritmos y necesidades del momento. En el huerto cada maestrillo tiene su librillo: respeta el del lugar. Si no estás acostumbrado a manejar ciertas herramientas o máquinas, pregunta cómo utilizarlas y hazlo con cuidado para no lastimarte ni estropearlas.
- No te impacientes por aprender: se hace camino al andar. Si tienes alguna motivación, interés o conocimientos en especial, compártelos.
- No olvides que estás ayudando, incluso si es tu tiempo de vacaciones, y que los anfitriones te están dedicando tiempo y recursos.
Lloof, el lado educacional de WWOOF
A finales de 2016 se lanzó la iniciativa LLOOF, del inglés Living and Learning on Organic Farms: vivir y aprender en caseríos ecológicos. De hecho en eso consiste hacer wwoofing, pero se vio que convenía ir un poco más allá para complementar y consolidar el aprendizaje en las fincas con medios didácticos.
El objetivo principal es aglutinar conocimiento y referencias para que cualquier interesado pueda aprender y compartir experiencias en todas las áreas del desarrollo rural sostenible. Así, se ha construido una plataforma web de cursos y talleres de acceso libre y desarrollada sobre el software de código abierto Moodle. Cada quien puede participar en los cursos con la intensidad y ritmo que desee, y hay fórums para compartir comentarios y asesoramientos. La idea es que en el futuro haya una red de expertos que dé soporte y apruebe los contenidos. Ya se ha elaborado la Guía Básica de Aprendizaje LLOOF, de acceso gratuito en línea, que incluye temas de producción de alimentos ecológicos, de voluntariado y de intercambio cultural. Se trata también de una herramienta útil para quien quiera emprender un proyecto productivo de escala reducida en línea con la agroecología (ya sea con forma cooperativa o no). Ensanchando así las oportunidades para que el área europea dedicada a la agricultura ecológica siga incrementándose. Los «alumnos» aplicarán y completarán los conocimientos con anfitriones de la red WWOOF.
Atraer a jóvenes es especialmente valioso para hacer revivir las zonas rurales aportándoles la juventud, innovación, sensibilidad cultural y emprendeduría de nuestros días. El informe europeo “Indicadores de Desarrollo Rural” de 2013 mostraba que el campesinado europeo está envejeciendo y que hacer es la forma principal de aprender entre los agricultores.
España es uno de los diez países europeos que participan en el proyecto LLOOF, que ha sido subvencionado por la Unión Europea.