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Toallitas: ¿cómo escoger la marca?

¿Hay toallitas de un solo uso realmente ecológcias? ¿Cómo podemos saber qué marca es la mejor para la piel del bebé? ¿Y la que tiene menos impacto ambiental?
13 de abril, 2018

Las toallitas húmedas desechables no son la opción más sostenible para limpiar el culito de los bebés. Hay alternativas fáciles y económicas que no generan residuos. Una opción son las toallitas  de tela, que se lavan y se vuelven a utilizar. Ahora bien, si alguna vez tenemos que comprar un paquete, hay marcas con menos impacto ambiental y menos repercusiones sobre la salud. Os explicamos cómo identificarlas.

 

El tejido

Bueno, en realidad no es un tejido, o más exactamente: es lo que se denomina un tejido no tejido. Son fibras que no están ni hiladas ni tejidas, sino solo unidas entre sí formando una “red” o malla que da cuerpo al material (el caso más conocido de tejido no tejido sería el algodón en rama).

Lo que marca la diferencia entre un material (tejido no tejido) y otro es de qué fibras está hecho:

-Fibras derivadas de celulosa obtenida de la madera, como la viscosa o el tencel. Pueden obtenerse de madera virgen (que puede proceder o no de explotaciones sostenibles) o de posconsumo, por ejemplo de papel o cartón reciclados.
-Algodón. El cultivo de algodón, si no es ecológico, es uno de los que más se rocían con insecticidas y otros fitosanitarios altamente tóxicos.
-Spunlace: así se denomina la combinación de fibras vegetales (cualquiera de las dos anteriores) y poliéster o polipropileno. Estas derivan del petróleo, un recurso no renovable.

Las sustancias problemáticas

Todos los paquetes de toallitas húmedas tienen la lista de ingredientes: es obligatorio ponerla y deben estar en inglés. La fórmula incluye sustancias para ayudar a limpiar, para dar suavidad u olor a la toallita, para ajustar su pH, para alargar el plazo de caducidad, etc. Los ingredientes más problemáticos entre los usados por las toallitas  son los siguientes:*

Glicol de propileno, alcohol bencílico y sorbato de potasio, que son alérgenos (y el primero también irrita la piel). Las alergias aparecerían después de estar bastante en contacto con la sustancia en cuestión.
-También son alérgenas muchas sustancias aromáticas; por eso algunos fabricantes realizan modelos de toallitas sin perfume. En la lista de ingredientes está permitido poner solo el término parfum para referirse a todas las fragancias, salvo en el caso de que contenga más de cierta cantidad. En las marcas que hemos examinado hemos encontrado declaradas individualmente las fragancias geraniol, cumarina, d-limoneno y linalol.

Fenoxietanol, un conservante muy irritante.
Estearato PEG-100, aceite de ricino hidrogenado PEG-40, dimeticona PEG-12, dimeticona BIS-PEG/PPG-16/16 PEG/PPG-16/16, Ceteareth-12, Steareth-2, polisorbato 20. En estos casos la problemática es que el uso de la sustancia puede implicar que la toallita contenga impurezas altamente contaminantes, como el óxido de etileno o el 1,4-dioxano.
-También un producto derivado del aloe vera puede ser problemático, en concreto el extracto de hoja (excepto si está decolorado): la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer lo cataloga como posible cancerígeno (que quiere decir que hay indicios de que es cancerígeno, pero no son indicios muy evidentes). En la lista de ingredientes lo encontraremos como Aloe barbadensis leaf extract. Si delante hay la palabra Decolorized, entonces no existe ningún riesgo.

Los ingredientes deben ponerse en la lista ordenados por cantidad, de manera que dependiendo de si un ingrediente está hacia el principio o al final podemos hacernos una idea de si hay más o menos cantidad.

Otra posible fuente de toxicidad es que las fibras de algodón o derivadas de la madera pueden haber sido blanqueadas; por ejemplo, el tencel siempre lo está. Algunos de los procesos para conseguirlo emplean cloro, lo que comporta problemas de contaminación durante la producción y pueden quedar restos en la toallita. Algunas etiquetas dicen que no encontraremos restos de cloro, ya sea con palabras o con las siglas TCF (totally chlorine free).

 

Cómo nos llaman la atención

En los paquetes de toallitas es habitual encontrar reclamos que dicen “libre de tal y tal cosa”, y es que ya hace tiempo que se alerta sobre ingredientes problemáticos. En estos reclamos es habitual encontrar parabenos, unos conservantes que alteran el sistema endocrino y que ya están desapareciendo bastante de la cosmética en general, y el alcohol. En este caso se hace referencia al alcohol etílico (el de las bebidas alcohólicas), que reseca la piel y que ya hace tiempo que es raro encontrarlo en productos cosméticos.

Actualmente, uno de los “ingredientes estrella” es el aloe vera. Hay marcas que directamente hacen bandera de esta sustancia en el nombre del producto, como las toallitas Bebé Crema Aloe Vera, de Eroski; en este caso la fórmula contiene 25 ingredientes y el derivado de aloe vera es el antepenúltimo, lo que nos hace pensar que, a pesar del reclamo, puede que su presencia sea testimonial. A pesar de que en este caso eso quizás es positivo, porque el derivado en cuestión es el extracto de hoja, que ya hemos visto que está catalogado como posible cancerígeno.

 

El residuo: ¡al váter no!

Algunos paquetes de toallitas contienen un icono que aconseja que no tiremos al váter más de dos o tres toallitas. Sin embargo, Aguas de Barcelona alerta de que esto causa atascos, tanto en las tuberías como en las plantas depuradoras. Lo cierto es que todas las toallitas de un solo uso, por las fibras usadas y por la forma de unirlas, son resistentes. Están pensadas para que no se nos deshagan mientras las utilizamos. Esto implica que tampoco se deshacen cuando bajan por el desagüe. Aguas de Barcelona explica que el 46% de las emergencias atendidas en 2014 tenían que ver con estas toallitas, y que los atascos que provocan originan 8 de cada 10 servicios de limpieza de tuberías. Las reparaciones derivadas de ellas pueden valer como mínimo 300 €.

Sólo hemos encontrado una excepción a esta regla: la tecnología Hydraspun Dispersible Plus, desarrollada a finales de 2014 por la empresa finlandesa Suominen. Esta tecnología permite formar un no tejido hecho sólo con celulosa de madera y que cumple con los estándares de «desintegrabilidad» confeccionados por la asociación internacional del sector de los no tejidos (EDANA). En el mercado sólo hemos encontrado unas toallitas hechas con esta tecnología: uno de los modelos de la marca Masmi. Una persona que las utiliza nos ha dicho que a ella no se le deshacen en las manos.

Las toallitas hechas únicamente de fibras vegetales en principio podrían ir con la basura orgánica; de hecho en algunos paquetes dice que son compostables. Sin embargo, contienen sustancias químicas que no sabemos si pueden dificultar el proceso de compostaje o la calidad del compost. Ante esta duda, la otra opción es tirarlas a la basura.

 

Examinamos unas cuantas marcas de toallitas

(La tabla siguiente se pude descargar desde aquí.)

Marca A quién pertenece Material de la toallita Qué ingredientes problemáticos contiene-1 ¿Dónde recomienda tirarla? Sellos-2 Dónde se fabrica
Baby Zero Brevia, grupo español de productos de higiene personal Celulosa de madera (viscosa) Parfum, fenoxietanol, d-limoneno, linalol. También contiene algún derivado de aloe vera, no sabemos cuál Papelera o máximo 2 al váter Montaverner (Valencia)
Bebé Crema Aloe Vera Eroski Spunlace (poliéster y viscosa) Parfum, sorbato de potasio, aceite de ricino hidrogenado PEG-40, Ceteareth-12, glicol de propileno, extracto de hoja de Aloe barbadensis Papelera Santa Margarida i els Monjos (Barcelona)
Bio Wipies Grupo Ontex, multinacional de productos de higiene personal Celulosa de madera (viscosa y tencel) Sorbato de potasio Papelera PEFC Europa
Deliplus Mercadona Spunlace (poliéster y viscosa) Polisorbato 20, glicol de propileno, dimeticona PEG-12, sorbato de potasio Papelera Atzeneta d’Albaida (Valencia)
Dodot Procter&Gamble, multinacional multisector (Ariel, Fairy, Evax, Gillette, Oral-B…) Spunlace (polipropileno y viscosa) Aceite de ricino hidrogenado PEG-40, dimeticona BIS-PEG/PPG-16/16 PEG/PPG-16/16 Papelera Mayoritariamente en España
Masmi Cotton High Tech, empresa familiar catalana de productos de higiene personal Algodón ecológico Parfum, alcohol bencílico, sorbato de potasio, linalol, cumarina Papelera y, si se trata de un modelo con tecnología Hydraspun, al váter ICEA Eco Bio Cosmetics, GOTS Europa
Natural Care Brevia, grupo español de productos de higiene personal Celulosa de madera (viscosa) Estearato PEG-100,  glicol de propileno, aceite de ricino hidrogenado PEG-40, alcohol bencílico, sorbato de potasio Papelera Montaverner (Valencia)
Naty Naty AB, empresa sueca de productos para bebés e higiene femenina Celulosa de madera Extracto de hoja de Aloe Barbadensis, sorbato de potasio Papelera FSC Reino Unido o Turquía
Scottex Junior Kimberly-Clark, multinacional de productos de higiene a base de celulosa (Kleenex, Huggies…) Celulosa de madera Fenoxietanol, glicol de propileno, parfum Váter, máximo 2 FSC Suiza o Reino Unido

1. Los escribimos en el orden en el que aparecen en la fórmula.

2. FSC (Forest Stewardship Council) y PEFC (Programme for the Endorsement of Forest Certification) certifican que la madera se ha explotado de manera sostenible. El primero tiene más reputación en el mundo ambientalista porque, además de empresas y colegios del sector forestal y propietarios de bosques, participan ONG ecologistas y sociales. En PEFC también participan administraciones.

ICEA Eco Bio Cosmetics es un sello que certifica que el producto cumple un conjunto bastante correcto de criterios de impacto ambiental y sobre la salud, aunque no es uno de los más estrictos.

GOTS (Global Organic Textile Standard) garantiza que el algodón no se ha blanqueado con cloro y que al menos un 70% es de producción ecológica.

Fuente: etiquetas y las mismas empresas.

 

*Para documentarnos sobre la problemática de los ingredientes de las toallitas hemos recurrido a la base de datos de EWG (Environmental Working Group), una rigurosa y veterana asociación norteamericana dedicada a las sustancias contaminantes y tóxicas presentes en los productos de consumo que se basa en las normativas o estudios de varias autoridades públicas (entre ellas, la Comisión Europea) y de centros de investigación.

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