Cuando nació el CRIC (Centre de Recerca i Informació en Consum, la entidad que creó Opcions) en 1996, su papel en la difusión de una incipiente nueva cultura del consumo era pionero y poco más que contracultural. Entonces eran todavía muy pocas las personas sensibilizadas sobre la importancia de cuestionarnos nuestra manera de consumir, no solo como oportunidad de mejorar nuestras vidas, sino también como contribución al cambio social.
Hoy, afortunadamente y gracias a muchos actores y actrices, la percepción social del consumo consciente ha cambiado. Un estudio de 2015, referido al conjunto del Estado español, cifra en 12 millones (el 36,2% de las personas consumidoras) quienes declaran incluir criterios sociales, ambientales y éticos en sus decisiones de compra. Y las alternativas de consumo abandonan los pañales, comenzando 2017 con más de doscientos mil clientes de banca ética y más de cincuenta mil de cooperativas eléctricas verdes (y altas tasas de crecimiento en ambos sectores), con centenares de grupos de consumo agroecológicos, etc. Estamos preparando un interesante artículo sobre el momento del consumo consciente y las alternativas con el que pronto os ampliaremos estos sugerentes datos.
Primeras políticas públicas de impulso del consumo consciente
En 2017 se ha presentado la Estrategia de Impulso del Consumo Responsable (EICR) del Ayuntamiento de Barcelona (podéis ampliar información en este post), y se espera la presentación del Plan de Impulso del Consumo Sostenible del Ayuntamiento de Madrid. Son las primeras medidas de cierta entidad –al menos en el Estado español– que se plantean el consumo consciente como una materia específica merecedora de políticas públicas propias. Existían políticas públicas relacionadas, como estrategias de ahorro y eficiencia energética o de prevención del cambio climático, pero no medidas que situasen el consumo consciente como eje orientador de las políticas públicas de consumo, tradicionalmente limitadas a la protección de los derechos de las personas consumidoras y, en algunos casos, a la promoción de un consumo “saludable”.
En Opcions hemos tenido el privilegio de poder elaborar la propuesta técnica en la que se basa la citada estrategia del Ayuntamiento de Barcelona, y de poder colaborar con el equipo elaborador de su equivalente madrileño.
Y es que hace años que venimos insistiendo en la insuficiencia de los esfuerzos individuales y las iniciativas empresariales y comunitarias para la generalización de un nuevo modelo de consumo, y en la necesidad de políticas públicas contundentes para conseguir avances. Consideramos siempre muy necesaria esta insistencia en el cambio colectivo en un contexto, el del consumo consciente y las alternativas de consumo, en el que a menudo tendíamos, sin querer, a reforzar una mirada que, sobrevalorando el poder de los pequeños cambios individuales, reforzaba una ingenua mirada individualista al cambio social. Lo reflejaba muy bien Álvaro Porro con el provocador título de uno de sus posts: “¿Un huerto urbano para parar el cambio climático global?”.
En todo caso, aun teniendo clara la necesidad de políticas públicas ambiciosas, seguramente para quienes crearon el CRIC a finales de los noventa (Joan Torres, Montse Peiron, Isabel Atela…), que nuestro relato fuese a influir decisivamente en la redacción de las políticas de los departamentos de consumo de administraciones públicas tan importantes como los ayuntamientos de Barcelona o Madrid era poco más que un “lejano sueño” (hoy posible gracias a su osadía de atreverse entonces a “abrir brecha”).
Una pica en Flandes… y mucho camino por andar
Como explicábamos a pesar de la alegría por la noticia, constatamos que el camino por andar es mucho más que el caminado. La estrategia presentada en Barcelona cuenta con un presupuesto humilde (alrededor del millón de euros anual) en el contexto de las políticas públicas municipales. Aunque, por suerte, no es la única medida interesante. El Ayuntamiento de Barcelona ha presentado otros planes relevantes y mejor dotados presupuestariamente, como la Estrategia para la transición energética 2016-2019 (130 millones de euros) o elPlan de impulso de la economía social y solidaria 2016-2019(24 millones). Estamos preparando un artículo en el que os acercaremos decenas de medidas interesantes de diferentes administraciones públicas en el Estado español.
Aun así, estas medidas, siendo pasos adelante a celebrar e inéditos en nuestro contexto, no son más que “gotas de agua” (o como mucho “cubos”) en el contexto de un escenario global (tanto socioeconómico como de políticas públicas) que, por optimistas que nos pongamos (y solemos intentarlo), no podamos dejar de calificar como de “avance desertizador”.
Es innegable que la llegada de los “ayuntamientos del Cambio” representa una ventana de oportunidad para el impulso al consumo consciente y la economía solidaria, esperable cuando algunas de las personas implicadas en este movimiento político vienen de una larga trayectoria de vinculación a nuestras alternativas. Pero también es cierto que las citadas políticas públicas no son, afortunadamente –y sería peligroso que lo fueran–, patrimonio de un solo color político, y esperamos que, sean cuales sean los cambios electorales, se consoliden en el futuro; como ejemplo positivo, la diversidad de Ayuntamientos adheridos a la Red de Municipios por la Economía Solidaria de Cataluña.
En todo caso, que hoy existan estas nuevas políticas públicas es consecuencia de la suma de muchas acciones de millones de personas entre las que seguro que te encuentras. Sin muchos pequeños gestos comprometidos con el cambio, en nuestras vidas cotidianas y en nuestra participación pública, esta buena noticia no sería hoy posible.
Apostamos por las alternativas y las políticas públicas: nace Opcions Consultoría
Aprovechamos este repaso a la evolución y la actualidad del consumo consciente para explicaros los cambios que estamos experimentando en Opcions, muy relacionados con estas transformaciones. Hace 20 años centrábamos nuestros esfuerzos en dar a conocer la propuesta, generar conocimiento y reflexión, y divulgar las alternativas existentes. El CRIC comenzó publicando libros –el primero en 1997– y, a partir de 2002, una revista: Opcions.
En 2016, veinte años después, en el II Congreso de Economía Social y Solidaria, dos necesidades centraban muchos debates: la de un salto de escala que permita a las alternativas económicas llegar a más gente, y la de influir en las políticas públicas. Otros tiempos, marcados sin duda por fenómenos como la eclosión de la PAH o el 15M y sus derivaciones electorales, en los que las alternativas hemos perdido ciertos complejos y nos atrevemos a explorar nuevos territorios.
En línea con estos retos de nuestro tiempo, el CRIC hemos dado dos pasos adelante: nos hemos fusionado con mésOpcions, plataforma dedicada a facilitar el acceso a la ciudadanía a los productos y servicios de las principales entidades de la economía solidaria; y hemos decidido apostar por potenciar nuestra área de proyectos, rebautizándola como Opcions Consultoría. El resultado de esta fusión es la cooperativa Opcions de consum responsable SCCL, que alberga ahora tres proyectos: mésOpcions, Opcions Consultoría, y la revista Opcions (ahora también en formato digital, como herramienta de divulgación y reflexión).
En el caso concreto de Opcions Consultoría, se trata de poner nuestra experiencia al servicio del apoyo técnico, tanto a alternativas privadas, cooperativas y comunitarias, como al desarrollo de políticas públicas. Así, a los proyectos realizados anteriormente (entre los que destaca el informe “Consumo y cambio global 2020-2050”, publicado en 2012), se han unido recientemente nuestra participación en la citada estrategia municipal y el informe de Ruben Suriñach sobre “Las otras economías”, también para el Ayuntamiento de Barcelona.
Nos seguimos leyendo en Opcions, ojalá compartiendo nuevos pasos adelante que sigan promoviendo una nueva cultura del consumo y potenciando las economías transformadoras.
¡Gracias por vuestro apoyo!