Júlia Barceló, escritora y actriz, ha publicado «Operación bikini», un libro que reflexiona, precisamente, sobre esta presión estética que nos estrangula y condiciona. El libro es, también, una guía práctica que nos ayudará a tener una buena relación con nuestro cuerpo (y el de los otros), a quererlo, a respetarlo tal y como es y a sentirnos a gusto con él.
Hablamos de moda, consumo y operación bikini con Júlia Barceló.
¿Sabías que durante un mes de mayo normal, “operación bikini” es una de las búsquedas más habituales en Internet?
No lo sabía del cierto, pero realmente no me extraña nada. A la que empieza a hacer un poco de calor, las campañas de marketing atacan fuerte para que la gente se empiece a preocupar por su físico.
Aprovechémoslo y digamos algo a las personas que, con esta búsqueda, han llegado hasta aquí.
Pues decirte que es normal que quieras cambiar tu cuerpo, porque los mensajes que recibimos cada día apuntan hacia esta dirección. Pero está bien que sepas que no estás obligada a nada, que un mundo donde el cuerpo que habitamos sea válido, sea qué sea, es posible, y que la vida es demasiado corta para no darle a nuestro cuerpo el máximo placer que podamos y menos sufrimiento del que se merece.
Háblanos de tu libro. ¿De dónde nace y hasta qué punto es fruto de la presión estética que tú también has sentido?
Nace de querer compartir mi aprendizaje en redes sociales y de que Paula Esparreguera, de Flamboyant, tuviera claro que se podía articular en un libro. Yo he sentido presión estética como mujer y como actriz, claro; de hecho, pienso que no hay ningún cuerpo que no la haya sentido, porque el ideal estético está hecho precisamente para que nadie se sienta cómodo con su cuerpo.
¿Qué te ha llevado a convertirte en o a llegarte a definir como feminista?
En mi casa la palabra feminista nunca ha sido un motivo de vergüenza, sino de orgullo. Soy feminista porque me han educado así y porque creer que las mujeres merecen los mismos derechos que los hombres me parece una causa básica.
La presión estética nace de vivir en una sociedad patriarcal y capitalista que quiere que las personas estén más preocupadas por la forma de sus glúteos, que por reivindicar sus derechos más básicos
Vivimos en una sociedad gordofóbica. ¿Cómo nos llegan los mensajes de gordofobia?
¿Y de dónde nace toda esta presión?
Nace de vivir en una sociedad patriarcal y capitalista que quiere que las personas estén más preocupadas por la forma de sus glúteos que por reivindicar sus derechos más básicos. El ideal estético nos hace vivir en una frustración corporal constante y esto nos limita en todos los ámbitos de nuestra vida. Abolir el ideal estético tiene que ser un objetivo principal en la lucha feminista.
¿Qué papel juegan los medios de comunicación o las redes sociales?
¿Y la cultura, teniendo en cuenta que tú vienes del mundo del teatro?
Lo mismo, la cultura no deja de ser una extensión del discurso social. La cultura la hacen personas y las personas que nos dedicamos a la cultura no estamos exentas de nada.
¿Hasta qué punto la presión que sufrimos entorno el cuerpo, el canon de belleza y estética hegemónico también es violencia?
Hay personas que mueren por complicaciones en una operación estética. Personas que mueren por culpa de un trastorno de la conducta alimentaria. Gente que malvivirá toda la vida a dieta y agrediendo su cuerpo de formas muy diversas y socialmente aceptadas. Es una violencia muy perversa porque es autoinfligida, pero que claramente viene de un mensaje patriarcal que nos ha hecho odiar nuestros cuerpos.
La presión estética es clasista y es racista y es capacitista… ¿Lo señalamos suficiente?
No. En este tema y en otros, si no se hace de forma transversal e interseccional, solo se rascará la superficie. La liberación estética no es solo que una mujer joven, blanca y normativa se sienta bien con su cuerpo, sino que también se refiere al hecho que cualquier cuerpo pueda vivir de forma digna en esta sociedad.
No hace mucho hiciste un curso sobre presión estética para cuidadoras. En toda esta serie de intersecciones acumuladas, ¿crees que hay colectivos más susceptibles a recibir este tipo de presión?
Claramente, no sufrimos la misma presión estética una persona racializada y yo. Entender las intersecciones y los diferentes ejes de opresión es importante para encontrar soluciones reales, que serán diferentes según la persona o el colectivo que sea. Por eso es tan importando escucharnos mucho y bien.
¿Y cómo podemos combatir toda esta presión estética, toda esta gordofobia?
Leyendo mucho sobre el tema, hablando mucho con nuestros círculos, parando dinámicas tóxicas… ¡los pequeños cambios son poderosos!
¿Nos explicas alguna experiencia inspiradora?
He recibido algunos mensajes muy emocionantes a través de las redes sociales o personas que me han venido a ver en alguna presentación del libro. Recuerdo una chica que escuchó la sección que hice el pasado verano en RAC1 y que, gracias a esto, se dio cuenta que sufría un trastorno y lo pudo compartir con su familia y pedir ayuda. Saber que no estás sola es el primer paso para cuidarse. Y os aseguro que somos muchísimas las que luchamos cada día para estar bien con nuestros cuerpos; pero estoy segura que cada vez seremos menos.
Abolir el ideal estético tiene que ser un objetivo principal en la lucha feminista.
Si no sufriéramos toda esta presión, evidentemente nuestro consumo de moda sería otro. ¿Qué cambiarías del actual mercado de moda?
No sé cómo afectaría el consumo, pero estoy segura que vestiríamos de forma más cómoda y que no estaríamos tan pendientes de tendencias que, claramente, están enfocadas a valorar más unos cuerpos que otros. Seguramente, seríamos más creativas y arriesgaríamos más con la expresividad. Ahora bien, que esto cambiara nuestro consumo… no te sé dir. Del actual mercado cambiaría las modelos. No puede ser que una marca de ropa solo utilice modelos hiper delgadas, la diversidad corporal tendría que ser habitual en todos los catálogos, el resto es discriminación.
¿Qué salvarías?
Salvaría las muchas personas que se dedican y que intentan hacer de la industria de la moda un ámbito más inclusivo y vacío de prejuicios.
Para cerrar la entrevista te propongo subvertir la operación biquini. ¿Cómo te la imaginas?
Me gustaría que cuando empezara el verano, todo el mundo tuviera ganas de poder enseñar, por fin, un cuerpo que adoran, que veneran y respetan porque los hace estar vivos.