La mayor parte de comida que se tira en las viviendas son alimentos que se degradan antes de ser cocinados. También hay platos que no nos hemos terminado o comida preparada que acaba en la basura. Disponer de comida abundante de forma fácil y económica comporta, a menudo, que no apreciemos su valor y que no la gestionemos correctamente para evitar desaprovecharla. ¿Cómo evitarlo? Con nuestros trucos y recetas, además de evitar que la comida se estropee, podemos reducir el dinero que destinamos a conseguirla.
Las 4 claves para evitar el derroche alimentario
- Planificar comidas y compras. El primer paso para evitar el derroche es no comprar demasiado. Planificar las comidas y revisar qué tenemos en la despensa y en la nevera antes de ir a comprar, es imprescindible. Hacer la lista de la compra nos facilitará, por otra parte, recordar qué debemos comprar y no dar pie a hacer excepciones. También podemos esquivar las prácticas comerciales que nos conducen a comprar más de lo que necesitamos, como las ofertas tipo «2×1» o los paquetes que reúnen varias unidades de un solo producto.
- Hacer una buena conservacion de los alimentos. Podemos alargar la vida de la comida si sabemos cómo y dónde conservarla de forma eficiente y entendiendo qué la echa a perder. Aquí te lo explicamos.
- Prestar atención a las fechas de las etiquetas. Entender las etiquetas es más importante de lo que puede parecer. Por ejemplo, cuando escriben «consumir preferentemente antes de…» significa que, pasada la fecha indicada, el alimento puede perder el sabor o el olor, por ejemplo, pero no quiere decir que deje de ser apto para el consumo. Ésto lo indica la fecha de caducidad. Pero la ley no regula a la industria qué metodología debe seguir para determinar estas fechas, así que a veces puede ser que éstas obedezcan a sus intereses comerciales.
- Aprovechar las sobras. Guardemos los restos de las comidas, por pequeños que sean, y tengámoslos en cuenta en los menús semanales. Podemos establecer el día de comer sobras, en que cada comensal pueda escoger qué plato se acaba o en que se aprovechen reunidas en forma de tortilla, puré, canelones o chanfaina.
Recetas irrepetibles para aprovechar las sobras de la comida
Cocinar con sobras de otras comidas es una invitación a usar la imaginación. Como nunca tenemos el mismo tipo de sobras, debemos ser creativos para darles salida con todo tipo de combinaciones. ¡Cada plato será irrepetible!
La «tortilla de cosa». Cuando tengamos restos resecos de una paella, un puñado de legumbres cocidas, cuatro verduras hervidas, un poco de jamón o un bote de atún abierto, podemos aprovechar para hacer una tortilla o un revoltijo. Y cuando lo que ha sobrado es una porción de tortilla, la podemos trocear y saltar con salsa de tomate, como la tortilla con jugo típica de las tierras del Ebro.
Las especias y salsas son un buen recurso para dar un toque distinto a unos restos de comida poco apetecibles.
De los restos de verduras podemos hacer un saltado para comer solo o acompañar un plato de cereales, de carne o de pescado. También los podemos añadir a un caldo o batirlos para hacer una crema.
Para cuando tenemos poca cantidad de muchas sobras distintas, desde cuatro macarrones a una punta de merluza, una solución es triturarlo todo (con cebolla sofrita si nos gusta), añadir un huevo o dos según la cantidad, poner la masa en un molde y hornearlo. Esperamos que el huevo cuaje y ya tenemos un pastel salado único.
Sea lo que sea que hemos acumulado, siempre tenemos la solución de hacer un buen sofrito de cebolla o de verduras, añadir las sobras o un poco de caldo o leche y triturarlo hasta obtener una crema o un puré.
Trucos para dar salida a algunas sobras
- Las claras de huevo, que a menudo no utilizamos cuando preparamos un pastel con las yemas, se pueden hervir y añadir a la ensalada.
- ¿Qué hacer cuando tenemos fruta muy madura? Antes que se estropee, una solución es cortarla y guardarla en el congelador en pequeños recipientes. La podemos ir sacando para hacer batidos con iogurt o leche vegetal. O preparar un coulis pasándolas por el fuego entre 5 y 10 minutos para acompañar un bizcocho, unas galletas o un helado.
- Aquel pedazo de queso duro que ha quedado en la nevera, puede evitar la basura si lo rallamos y lo conservamos en el congelador.
- Del pan seco se puede obtener pan rallado, preparar una sopa de pan, cortar unos dados para ensaladas, sopas o púdings (si queremos un toque crujiente, se pueden pasar por la paella con muy poco aceite o tostarlos en el horno).
- Y si ha sobrado carne, se puede trocear y añadir a la ensalada o la pasta. Otra opción es que sea la base de una boloñesa, croquetas, empanadillas o canelones. Si tenemos poca cantidad, podemos conservarla en el congelador y esperar a haber juntado suficiente.
El despilfarro alimentario en cifras
- En Europa, cada año se tira tanta comida (222 de toneladas) como la que se produce en la África subsahariana en el mismo período de tiempo. Esta cantidad podría alimentar con tres comidas diarias a 800 millones de personas. Un tercio de la comida que se desaprovecha es tirada directamente por los consumidores, 95 quilos por persona cada año (en el sudeste asiático, esta cifra de reduce a 10 quilos por persona y año).
- En los hogares catalanes se tiran cada año 20 quilos de comida por persona. La red comercial tira 9 y en los hoteles y restaurantes, 5,5. En el Estado español, un 14% de los gastos familiares son por la compra de comida (el 1980 representaban el 31%, y en África subsahariana y el sudestes asiático, suponen actualmente el 60% del dinero de los hogares.
- El agua con la que se riega la comida que se tira en todo el mundo, daría 200 litros diarios a 9.000 millones de personas durante un año. La comida se pierde en la agricultura, el procesado, la distribución y en el consumo. Y gastamos recursos en balde con las tierras de cultivo, el agua con que se riegan, los pesticidas y fertilizantes que se utilizan, el gasóleo y maquinaria necesaria.