Lavarse los dientes, hasta que no se ha convertido en un hábito, puede dar pereza, especialmente a los peques de casa. Pero conociendo el espectáculo que podemos llegar a cultivar dentro de nuestra boca, más vale deshacernos de esta pereza y… ¡aliarnos con el cepillo y la pasta de dientes!
Bien es verdad que, que queden más o menos residuos de comida entre los dientes, depende de muchos factores: composición química de la saliva y del esmalte, rugosidad y disposición de los dientes, manera y frecuencia con que te cepilles, estado de salud, dieta y edad. En general, para eliminarlos, nos tenemos que cepillar los dientes, pero hay quien lo hace tres veces el año y tiene una dentadura perfecta, gracias por ejemplo a la naturaleza de su saliva junto con una dieta adecuada.
En este artículo hacemos un análisis de la pasta de dientes, un producto que nos llevamos a la boca diariamente y, precisamente por eso, es importante saber de qué está hecha, si puede ser nociva por nuestra salud, si provoca impactos en el medio ambiente y si tenemos alternativas poco perjudiciales, como por ejemplo, hacerla en casa.
Los cuatro componentes básicos de la pasta de dientes
En cualquier pasta encontramos:
Abrasivos (es decir, “que rascan”): ayudan a limpiar la superficie por fricción y forman la mayor parte de cualquier pasta. Son sustancias minerales como silicatos o carbonato cálcico (parecido a la tiza) en forma de granitos muy pequeños y redondos para que no desgasten demasiado los dientes.
- Antibacterias: ayudan a eliminar las bacterias que hayan empezado a proliferar gracias a los residuos de comida. Pueden ser aceites esenciales de plantas o sustancias sintéticas. La saliva también tiene componentes bactericidas.
- Aromatizantes: dan buen gusto y olor a la pasta. Pueden ser extractos de plantas o sustancias sintéticas.
- Excipientes: agua y otros elementos (humectantes, espesores) que dan consistencia a la pasta.
También pueden haber otros componentes no imprescindibles, pero que se suelen poner en la mayoría de pastas convencionales:
- Detergentes o tensioactivos: se ponen sobre todo porque generan espuma, y esto nos da un efecto psicológico de “limpiar”. También ayudan a mantener los residuos en suspensión para que se vayan fácilmente al enjuagar (si bien esta función también la cumple la saliva). Pueden ser de origen natural o sintético.
- Flúor: refuerza el esmalte y, por tanto, hace más difícil que empiece la perforación por una caries.
- Blanqueantes de dientes: tienen una misión puramente estética (de hecho, los dientes de natural no son nunca blancos del todo, y por otro lado los abrasivos ya blanquean). Suelen ser sustancias sintéticas.
- Colorantes: hacen que la pasta sea blanca u otros colores con el objetivo de hacerla más atractiva para el consumidor. Suelen ser sustancias sintéticas.
- Conservantes: para que la pasta no se eche a perder por una contaminación microbiana. Si la pasta solo contiene abrasivos y extractos de plantas no son necesarios, porque los microbios no pueden vivir; y por otro lado, los aceites esenciales ya tienen componentes antibacterias. En las pastas que no llevan se suelen poner conservantes sintéticos.
No hay diferencia entre las pastas de dientes que se venden en farmacias y las que se venden en otras tiendas, y, de hecho, hay que se venden en ambos lugares; el canal de comercialización es una elección del fabricante. Existe la tendencia de vender en farmacias las pastas con alguna especificidad, por ejemplo con ingredientes para curar los síntomas de la gingivitis.
Cómo pasa con la mayoría de los productos de consumo, una de las estrategias de los fabricantes para vender cada vez más consiste en sacar, constantemente, pastas diferentes con reclamos publicitarios del estilo “más blanco imposible” o “elimina todos los microbios”. Como hemos visto, lo que limpia propiamente es el cepillado y para ayudarlo basta con una pasta con los ingredientes básicos.
¿De que está hecha la pasta de dientes?
Buena parte de la composición de las pastas es de origen mineral. Se extraen de canteras y minas y se procesan para sacarles impurezas. Pueden requerir alguna que otra transformación; por ejemplo, el carbonato cálcico se encuentra directamente en la piedra calcárea, pero en una forma demasiada abrasiva; para obtener gránulos más pequeños, se calienta para descomponerla en cal y CO₂ y después se vuelven a juntar los dos componentes.
La extracción de canteras y minas altera de manera importante el paisaje y los ecosistemas y en ocasiones causa problemas sociales y de contaminación en la vecindad de los yacimientos. Por otro lado, los minerales son un recurso no renovable. Solo los podremos usar indefinidamente si los separamos de los residuos y los reintroducimos en los procesos productivos.
De los vegetales se obtienen extractos y aceites esenciales de hierbas, plantas y árboles (dan gusto y olor, son antibacterianos y conservantes y activan la circulación) y la glicerina (humectante, se obtiene al hacer jabón a partir de aceites vegetales). Si se recogen en su hábitat natural, es importante hacerlo de manera sostenible; los cultivos pueden ser convencionales o ecológicos.
En una pasta de dientes podemos encontrar algunos ingredientes de origen animal como el propóleos, una sustancia que generan las abejas mezclando la resina de algunos árboles con néctar. Tiene propiedades antibacterias y muchos nutrientes; las abejas lo usan para proteger la colmena de contaminantes externos.
Las sustancias químicas en las pastas de dientes
También pueden haber productos químicos sintéticos. Las sustancias sintéticas, en general, tienen varios inconvenientes. Algunos de los ingredientes usados en pastas de dientes tienen problemas específicos:
- El lauril sulfato de sodio (conocido como SLS) es un detergente muy fuerte. Se pone en las pastas porque es barato, no tiene gusto de detergente y hace mucha espuma. Su presencia en la pasta de dientes ha sido objeto de controversia; se ha dicho que como es irritante, podría causar llagas en las encías, pero los fabricantes que lo usan afirman que en pequeñas dosis no es posible. También se lo ha relacionado con varios problemas de salud y durante la síntesis, se usan químicos peligrosos. Hay una variante, el SLES, que es menos agresiva. Se puede encontrar SLS en champús, suavizantes, cremas de afeitar, detergentes para coches o desengrasantes.
- El triclosán es un bactericida sintético. Uno de los problemas asociados deriva del hecho que las bacterias pueden mutar y acontecer resistentes, y se ha visto que esta mutación los puede hacer resistentes, también, a antibióticos. Como actualmente se usa muchísimo (en jabones, detergentes, desodorantes, tablas de cortar en la cocina de plástico y también en los hospitales) las bacterias resistentes son muy abundantes. Esto agravia el problema de la resistencia a los antibióticos, una de las preocupaciones más importantes de la salud mundial hoy en día. Por otro lado, el triclosán se puede acumular en el medio ambiente y en los tejidos de los seres vivos. Autoridades sanitarias de varios países han recomendado no usar productos con triclosán.
- Como humectantes (para evitar que la pasta se seque) se usan varios glicoles, que se han asociado con algunas disfunciones orgánicas; a las etiquetas se identifican por las letras PEG y un número. Hay alternativas no problemáticas, como las gomas vegetales (derivadas de algas o de algunos árboles) y la glicerina vegetal.
No es necesario usar ninguna sustancia sintética para hacer una pasta de dientes, pero en todas las pastas convencionales las hay. Es usual que las fórmulas requieran elementos necesarios solo porque otros se puedan combinar bien químicamente o, incluso, que contrarresten la acción de algún otro. Por ejemplo, muchas pastas con detergentes llevan otros ingredientes para controlar la cantidad de espuma que se genera. Cuanto más compleja es una fórmula, más difícil es evaluar su toxicidad. Las pruebas de toxicidad se suelen hacer in vitro (en España, desde el año 2002 están prohibidas las pruebas en animales para productos cosméticos), es decir, se reproduce lo que puede pasar en el uso del producto sobre membranas sintéticas que simulan la piel o sobre células de tejidos similares a la piel o mucosas. Pero las encías y mucosas de la boca absorben los componentes de la pasta y penetran en el cuerpo, donde interactúan con una cantidad de factores incontable; por eso es imposible determinar de manera concluyente la inocuidad de compuestos químicos complejos.
Entender la lista de ingredientes de la pasta de dientes
La ley obliga a declarar todos los ingredientes de la pasta de dientes (excepto algunos excipientes) en orden decreciente de cantidad según una nomenclatura estándar internacional (INCI). Si la pasta contiene algún ingrediente asociado con algún tipo de problemática, como por ejemplo cualquier compuesto de flúor o algún alérgeno, en la etiqueta debe decir “Contiene” y el nombre del compuesto. Si un fabricante no quiere declarar algún ingrediente (por ejemplo porque es una novedad y lo quiere esconder a la competencia) tiene que pedir permiso a la autoridad competente; si se le otorga, podrá usar un “alias” (un número de siete cifras asignado por la autoridad) en lugar del nombre del ingrediente.
Los ingredientes minerales suelen incluir las palabras silicate o carbonate. En las pastas de dientes que no contienen sustancias sintéticas (las encontraremos habitualmente en tiendas de productos ecológicos o herboristerías), el resto de ingredientes corresponden a nombres de plantas como menta, mirra, ratania, caléndula, manzanilla, lavanda, eucalipto o aloe vera; suelen ir acompañados de las palabras extract u oil. Los ingredientes sintéticos son nombres de compuestos como sodium sacharine, calcium gluconate, sorbitol o metylparaben. Los más problemáticos son sodium lauryl sulphate (*SLS), PEG y triclosán. Los aromatizantes se resumen con la palabra aroma, y los colorantes se identifican por las letras CI seguidas de un número de cinco cifras.
Problemas de no tener una buena higiene bucal
Si no mantenemos una buena higiene bucal, tendremos más cantidad de bacterias de lo normal y nos podrán causar varios problemas de salud:
- Caries: los residuos de azúcares y proteínas forman una película fina sobre la superficie de los dientes a la cual las bacterias se adhieren, formando la placa bacteriana. Las bacterias hacen fermentar los azúcares, lo cual genera ácidos que perforan el esmalte de los dientes. Así se forma una caries.
- Gingivitis: la placa bacteriana también echa a perder las encías y puede hacer que sangren o se inflamen: es la gingivitis. Pasados unos quince días, la placa se calcifica y forma la tosca o sarro, lo cual agravia la gingivitis. La gingivitis se puede curar cepillando bien la zona para llevarnos la placa y conseguir que se renueven las células dañadas, pero el sarro se tiene que sacar con una higiene al dentista.
- Periodontitis: aparece cuando se tarda mucho al tratar una gingivitis y llega a afectar el interior de las encías y el tejido que apoya al diente. Lo tiene que tratar un dentista.