Muertes y otras pérdidas, accidentes o enfermedades graves, depresiones y crisis existenciales, conflictos familiares o laborales… Las crisis, tanto las personales como las colectivas, suelen traer consigo dolor, miedo e incertidumbre. Antiguos equilibrios se rompen, y nos enfrentamos al reto de construir nuevos pilares para nuestras vidas, a menudo sin saber del todo cuál es el mejor camino a seguir, ni hacia dónde nos conduce exactamente.
Pero las crisis traen también consigo importantes enseñanzas y oportunidades de transformación. Cuando llegan, muchas veces por sorpresa, hacen la función de una ITV, destapando en qué momento nos encontramos, nuestras fortalezas y debilidades. Y nos traen “deberes” y recomendaciones para mejorar nuestra situación.
Pese a la consciencia de que en días como los presentes es arriesgado opinar, y muy fácil “patinar”, voy a atreverme a compartir, a modo de lista, algunas sensaciones y reflexiones personales “en caliente”. Son unas cuantas miradas desde el rinconcito desde el que suelo escribir, el del interés por los estilos de vida y prácticas económicas que ponen en el centro los cuidados de las personas y de nuestro entorno.
El parón, una oportunidad para repensar nuestra salud
1. Esta crisis, como explicaba Laura Solé en Opcions, está siendo todo un ensayo, -personal y colectivo- de vidas y sociedades en decrecimiento. Decrecimiento al que seguramente nos obligarà, antes o después la emergencia climática que, como recuerda la ONU, “es más mortal que el coronavirus”.
2. Las emisiones de dióxido de nitrógeno se han reducido un 64% en las ciudades españolas (un 83% en Barcelona), situándonos por fin dentro de los límites recomendados por la OMS. Y el número de vuelos se ha reducido un 55% a nivel global y un 90% en España. Las emisiones a nivel global podrían reducirse en un 5% este año, una caída inédita en los últimos 75 años.
Recordemos que la contaminación atmosférica provoca 7 millones de muertes prematuras al año, 10.000 en España. En España deberíamos sumar 1.000 muertes anuales por accidentes de tráfico y 700 en accidentes laborales. Cifras de muertes que podrían reducirse en buena medida tanto con legislaciones ambiciosas en materia de movilidad, como reduciendo y relocalizando nuestro consumo, lo que ayudaría a prescindir de muchos trabajos y desplazamientos socialmente innecesarios.
Además, según un estudio reciente, la mortalidad por coronavirus puede aumentar significativamente en las zonas con mayor contaminación atmosférica. Y los países más afectados son aquellos que reciben más visitas turísticas. Más motivos para repensar nuestros modelos de movilidad y ocio.
3. Una amiga que vive en Barcelona me contaba que nunca había escuchado tanto a los pájaros ni notado tanto algunos olores como en estos días. ¿Producirán estas experiencias un impacto emocional colectivo suficiente como para acelerar la transformación de nuestras ciudades?
4. Ahora que cada día nos desayunamos con cifras de miles de fallecimientos es un buen momento para recordar que el abuso de alcohol causa más de 30.000 muertes al año en España, y el de tabaco más de 50.000. Y los gobiernos hace años que dejan “para mañana” medidas sencillas que hace años reclaman los especialistas, como duplicar el precio de la cajetilla o el etiquetado neutro ¿Ayudará la sensibilización causada por el nuevo coronavirus a entender y apoyar también medidas drásticas contra la contaminación o el tabaquismo?
Por cierto, para salir de nuestro eurocentrismo, la malaria, prevenible y curable, provoca 800.000 muertes al año, el 90% en África, donde es responsable de cada
Un “receso espiritual” forzoso
5. El distanciamiento social, nos enfrenta a cierto “retiro espiritual” obligado, que nos obliga a una “ITV” personal, de pareja, familiar… El parón nos obliga a enfrentarnos a algunas preguntas: ¿Cómo nos llevamos con la soledad? ¿Son buenas las relaciones con la gente con la que convivo?
E incluso, como explicaba hace unos días Pepe Mújica a Jordi Évole, nos empuja a preguntas sobre el sentido de nuestra existencia: ¿a qué estoy dedicando mi vida y mi tiempo? ¿a aquello que realmente me gusta y me parece importante? Me gustó también un análisis de Jorge Alemán en una línea semejante.
Esta ITV puede ser una oportunidad para disfrutar de nosotras mismas y de las personas con quien convivimos. Y/o una oportunidad para detectar qué partes de nuestras vidas nos están pidiendo un cambio.
6. Porque una de las “ventajas” de la alta velocidad de nuestros ritmos de vida es que nos permite no tener que enfrentarnos al miedo que nos produce mirar hacia nuestro interior. Quizás porque no somos conscientes de que si nos atrevemos a levantar nuestras alfombras y a barrer lo que se ha acumulado debajo, los monstruos suelen convertirse en tesoros. Y es que -como nos enseñan la mayoría de tradiciones filosóficas, religiosas y espirituales de todos los tiempos-, si conseguimos amigarnos con la soledad y el recogimiento podemos acercarnos a niveles de gozo y paz interior difícilmente alcanzables a mayor velocidad. Pero los ritmos y estímulos actuales no ayudan.
Por eso este parón forzoso es una oportunidad para explorar maneras de disfrutar la “vida lenta” y la “simplicidad voluntaria”. Que son propuestas que, a pesar de ser ingredientes esenciales en la receta del consumo consciente, a menudo no tenemos tan presentes.
7. De hecho muchas personas con las que hablo estamos agradeciendo y disfrutando el receso. El otro día escuchaba a alguien decir en la radio que hacía mucho que no dormía tanto. Y he oido varios comentarios apuntando que más duro que el retiro puede ser el tener que volver a pisar el acelerador. (Se me hace difícil compartir esta vivencia en un momento en que miles de personas se ven obligadas a trabajar sin protección adecuada, están pasando apuros económicos, han perdido a familiares o amigos, o tienen a personas próximas gravemente afectadas. Quiero expresar también mi empatía y solidaridad a todas estas personas).
La fragilidad de los cuidados
8. Somos frágiles. E interdependientes. Amenazas globales como la COVID-19 o el cambio climático nos ayudan a darnos cuenta de que los miembros de la especie humana somos una sola familia, a pesar de nuestras diferencias étnicas, nacionales y estatales.
Sin olvidar que en las crisis quien más sufre son las personas, barrios y países más pobres.
9. Como explica Iñaki Gabilondo, la mayoría de los empleos esenciales para nuestra sociedad, los que en esta crisis la mantienen viva, se cuentan entre los peor pagados, ocupan la cola del reconocimiento público, y son a menudo desempeñados por personas migradas, que dejan de cuidar a sus pequeñas y mayores para cuidar a las nuestras. Enfermeras, limpiadoras, reponedores, conductores y repartidores, cajeras en supermercados, agricultores, cuidadoras de dependientes…
10. España se sitúa a la cola de la UE-15 en gasto sanitario público por habitante, con Madrid y Cataluña como comunidades autónomas que menor porcentaje de su PIB destinan a la sanidad pública.
11. Pese a que la OMS ha explicado en diversas ocasiones que el nuevo coronavirus no se transmite por el aire a un metro de distancia, el Gobierno español prohibió desde el primer momento el ejercicio físico en solitario -o en compañía de personas dependientes-. Incluso en espacios ventilados y sin superficies de contacto, llegando a “precintar” bosques y espacios naturales. Los cuidados (y los autocuidados) pueden esperar, y se suceden las multas a personas que caminan o hacen deporte en espacios públicos poco concurridos. Podría hasta compartirlo, en una situación extraordinaria como la que vivimos, si no fuese por lo que explico en los puntos 14,15 y 16.
12. Prohibir el ejercicio al aire libre no es la única política posible. El Gobierno de Bélgica anima a practicar deporte al aire libre -cerca del domicilio y manteniendo la distancia de seguridad- porque “virológicamente el riesgo de contagio es mínimo”. Algo similar sucede en Francia y el Reino Unido. O en Italia, que ha especificado que los niños pueden pasear cerca de casa acompañados por un progenitor.
Leía con sorpresa en estos días una noticia sobre una joven multada en Huelva por visitar a su novio. Y cómo juzgados de familia de Barcelona nos recomendaban a los padres y madres separadas suspender los habituales cambios de residencia, y por tanto que una de las progenitoras se quede sin ver a sus hijas durante las semanas que dure la crisis. Los cuidados, o el amor, de nuevo, pueden esperar.
La crisis destapa otra realidad. Hay familias y parejas “de primera” (las que conviven bajo un mismo techo), y otras “de segunda” (las separadas, o aquellas que practican modelos de convivencia diferentes). Y de nuevo podría entenderlo, si no fuese por los puntos 14 a 16.
La ECONOMÍA primero
14. Las medidas citadas en los puntos 11 y 13 no me parecerían tan fuera de lugar si no fuese porque a la vez, durante las dos primeras semanas del confinamiento, se permitió a empresas “muy saneadas” como Movistar o La Caixa hacinar a sus teleoperadoras en call center para mantener (también) servicios no esenciales. Incluso una empresa pública como Correos mantenía vigente el reparto de envíos no esenciales en aras de la rentabilidad económica.
Y es que es más fácil para un gobierno obligar a la ciudadanía a posponer sus necesidades básicas que imponérselo a las grandes empresas, sean públicas o privadas. Y la mayor parte de las personas lo asumimos como normal, pues tenemos muy interiorizado el “trabajismo” y el “economicismo”. Si es para el sagrado deber de rendir culto al Dios Trabajo, uno sí puede desplazarse, coger el coche o el metro, y “confinarse” en compañía. Aunque sea para producir o vender bienes socialmente inútiles. En otras palabras, el distanciamiento social y familiar es más fácil de implementar que el distanciamiento económico y laboral. Y conste que también puedo entender el brete en el que se encuentran los dirigentes políticos que tienen que cuadrar las cuentas del Estado y evitar un fallida. Lo de los dirigentes de empresas con beneficios anuales milmillonarios, como Movistar o La Caixa también puedo entenderlo en parte, pero lo encuentro más difícilmente justificable.
15. Amazon, que cerró 2019 con unos beneficios de 11.558 millones de dólares. El gigante del comercio digital está incrementando sus ventas durante la presente “crisis del Covid-19”, por lo que ha anunciado recientemente la contratación de 100.000 nuevas empleadas (1.500 en España).
En Francia e Italia Amazon ha limitado parcialmente la comercialización a los artículos “de mayor necesidad”. Digo parcialmente porque mantiene la venta de todos los productos gestionados por vendedores externos, y entre las categorías de “esenciales” encontramos alguna dudosa como la de productos de belleza.
La empresa mantiene en España la venta de todo tipo de bienes, y podemos hacer pedidos para comprar desde videojuegos a joyas, pasando por pegatinas, llaveros o cosméticos . Esta actividad “obliga” a sus empleadas a acudir a sus puestos en centros logísticos, actividad de distribución… A pesar de las reiteradas denuncias por contagios y carencias de medidas de seguridad.
16. Incluso durante el “cierre económico” decretado en España el 29 de marzo, cualquier tienda online podrá seguir vendiendo sus productos, sean del carácter que sean. Ya que el decreto también establece como «servicios esenciales» a los servicios de transporte y distribución de mercancías. Aunque, al haberse parado la producción de productos no esenciales, de estos podrán vender sola las unidades de las que dispongan en su stock. Así, empresas como H&M, Zara o Mango podrán seguir vendiendo sus productos, pese a ser del todo prescindibles. De hecho muchas cadenas han hecho agresivas promociones para potenciar la venta online. Y es que no ha debido ser fácil decretar el cierre económico. Solo hace falta releer las declaraciones del 23 de marzo de la ministra de economía, Nadia Calviño, que defendía que la economía estaba ya “suficientemente ralentizada”.
17. Eso sí, hay ECONOMÍAS y economías.
No nos podemos desplazar para ir a nuestros huertos si son de autoconsumo, pero sí en caso de “actividad económica” (sic). Y se han cancelado muchos mercados ambulantes y al aire libre.
También los desplazamientos en bicicleta han sido objeto de sospecha, aunque fuesen para hacer la compra o ir a trabajar. Y se han cerrado sistemas públicos de alquiler de bicicletas como Bicing (Barcelona) o Bicimad (Madrid).
Algunas iniciativas reclaman la dignidad e importancia de los huertos de autoconsumo y de los mercados ambulantes, especialmente aquellos donde pequeños productores y artesanos venden directamente productos alimentarios. Hay también iniciativas que reivindican el uso de la bicicleta en esta crisis, y explican cómo en China, Amsterdam, Bélgica o Alemania las autoridades promueven su uso por ser un medio más seguro que el transporte público a la hora de evitar contagios.
18. Se ha demostrado muy difícilmente discutible la necesidad de mantener abiertos los hipermercados y supermercados o la venta online. Y a la vez hemos visto la fragilidad de los mercados campesinos, de los huertos de autoconsumo, de la normalidad del uso de la bicicleta, y de necesidades básicas como el ejercicio físico o el contacto con nuestras personas más cercanas (hijos, parejas). Algunas de estas medidas dependen de necesidades reales (como el abastecimiento de productos de primera necesidad), mientras que otras responden simplemente a criterios culturales o ideológicos. En todos los casos, sean fundamentados en realidades materiales o culturales, nos muestran, a modo de ITV socioeconómica, dónde estamos y la jerarquía de relaciones de poder, valores y prioridades que ordena nuestras vidas y nuestras sociedades y economías.
Aunque, tristemente, es mucho más fácil diagnosticar estas relaciones de poder que implementar alternativas viables…
19. Y, hablando de ECONOMÍA, algunas hipótesis relacionan el origen de epidemias como la gripe aviar, la gripe porcina o la pandemia causada por el nuevo coronavirus con la pérdida de biodiversidad causada por los excesos en la actividad económica o con los excesos de la ganadería industrial.
Lecciones de la crisis de 2008
20. La crisis económica global de 2008 trajo consigo mucho dolor. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) cifra en más de 170 mil los desahucios ejecutados en España solo entre julio de 2008 y finales de 2012.
Algunas voces atribuyen a la recesión la responsabilidad del aumento de las tasas de suicidio, especialmente entre los hombres de los países con mayores niveles desempleo (el suicidio es 3 veces más habitual en varones, cuya autoestima suele estar muy vinculada al empleo). Y parece claro que la crisis también fue clave en el auge de la extrema derecha en numerosos países.
21. Pero la recesión de 2008 también es el germen de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (2009) y del Movimiento 15-M (2011). Fenómenos sin los cuales no hubiesen existido tampoco “frutos tardíos” como los “ayuntamientos del cambio” (2015, responsables de un inédito impulso político a la economía solidaria), o el actual Gobierno de coalición progresista en España (2020, primero de estas características después de más de 40 años de democracia).
22. En el campo del consumo consciente, en los años posteriores a la crisis de 2008 observamos una rápida expansión de las alternativas de consumo. Como los grupos de consumo agroecológico (en Cataluña pasamos de contar con 60 en 2008 a 160 en 2013) o la banca ética (que pasó de 60 mil a más de 200 mil clientes entre 2011 y 2016).
23. Mientras que en la anterior crisis los esfuerzos se centraron en rescatar a la banca, muchos gobiernos europeos han presentado paquetes de medidas socioeconómicas que suponen un cambio de orientación con respecto a las políticas de austeridad, y con mucha mayor atención a la protección de los sectores más vulnerables ¿Hubiese sido posible esta respuesta a la presente sacudida sin haber aprendido de los errores de los años posteriores a 2008? ¿Marcará esta crisis un punto de inflexión en la política económica española y europea? Algunas señales parecen apuntar a que pueda, en alguna medida, ser así.
24. ¿Otro gobierno habría impuesto un cierre económico como el decretado el pasado 29 de marzo pese a la oposición de la patronal y de alguno de sus principales socios de gobierno?¿Qué frutos, amargos y dulces, cercanos y tardíos, nos dejará la actual crisis? Empezamos abril con frutas amargas, 10.000 muertes en un mes y la destrucción récord de 900.000 empleos en una quincena solo en España.
También con algunos frutos dulces, como la protección social estatal anteriormente citada, o la oleada de iniciativas solidarias.
Y con dulces oportunidades, como la posible revalorización en la imagen de lo público y el bien común, el debate social sobre la dignificación de los trabajos de cuidados (también salarial y a nivel de convenios), o el reavivamiento a nivel global del debate sobre la necesidad de una renta básica universal -incluso desde posiciones liberales-. Aunque para que todas la mayoría de las mencionadas transformaciones sean aplicables haría falta una reforma fiscal de la que todavía se habla demasiado poco.
En estos días muchas personas desearíamos tener una máquina del tiempo para viajar al 2030 y poder saber cómo nos influirá la actual crisis. Pero nos toca conformarnos con frágiles análisis y arriesgadas conjeturas desde el ojo del huracán en el que vivimos desde hace unas semanas.