El uso de preservativo es uno de los métodos anticonceptivos más eficaces. En este artículo os presentamos dos alternativas: el sexo aconceptivo, basado en prácticas sexuales sin penetración vaginal, y la anticoncepción natural, que requiere conocer a fondo el período fértil de la mujer.
Antes de nada, aclarar que nada más lejos de nuestra intención que disuadir del uso de otros métodos anticonceptivos, ni por un anticonsumismo purista con el que no nos sentimos para nada identificados, ni por simpatía con las tesis de los sectores más conservadores de la Iglesia católica. Se trata, simplemente, de abrir el abanico de posibilidades para cuando queremos evitar que la práctica del sexo derive en procreación, sea por razones personales, familiares o demográficas.
Recordemos antes de empezar que ningún método anticonceptivo garantiza el 100% de eficacia, y también que no existe ningún método anticonceptivo que valga para todas las personas; depende de nuestro tipo de relaciones, nuestro cuerpo, etc.
Ensanchar el placer: prácticas aconceptivas
En línea con la crítica al coitocentrismo, presentamos la idea de métodos aconceptivos. Se trata de prácticas que excluyen la penetración vaginal y, por tanto, la posibilidad de embarazo (reduciendo también la probabilidad de contraer enfermedades de transmisión genital).
Acariciar, lamer, besar, masajear, el bondage o ataduras, o pararse a explorar cada rincón del cuerpo; en definitiva, cualquier juego y objeto que nos permita explorar con los cinco sentidos, descubrir nuevas sensaciones y ampliar posibilidades para llamar a las puertas del deseo y el placer. Activar la imaginación y la creatividad y dedicarle el tiempo que se merece nos ayudará a no caer en la tan temida rutina. Eso sí, en relación a los juguetes, de los que hablaremos en una próxima entrega, debemos tener presente que, en muchos casos, ‘menos es más’.
Estos juegos eróticos nos permiten explorar deseos, descubrir nuevas sensaciones y ampliar posibilidades para proporcionar y obtener disfrute. Y son gratuitos y no producen embarazos no deseados.
Como lectura inspiradora al respecto, repetimos la recomendación del Antimanual de sexo (Temas de Hoy 2008), un libro ameno de Valérie Tasso que intenta desarmar tópicos y abrirnos a maneras menos habituales y sugerentes de mirar la sexualidad. En esta reseña en Wikipedia encontraréis enlaces a diferentes entrevistas a la autora.
Conocer el período fértil para una anticoncepción «natural»
Hay tres métodos que observan diferentes parámetros (el calendario, la temperatura y el moco cervical) para determinar los periodos fértiles e infértiles de la mujer, ya sea para evitar o para facilitar el embarazo. Para basarnos en ellos como método anticonceptivo, es muy importante la precaución:
♦ Requieren una buena formación previa a su uso, preferiblemente mediante un curso o instrucción personalizada. Y hacen falta disciplina y constancia (preferiblemente por parte de ambos miembros de la pareja) para hacer un seguimiento exhaustivo del ciclo menstrual;
♦ Hay que tener presente que el ciclo puede sufrir alteraciones, por ejemplo por estrés, imprevistos…
♦ Es necesario usar otros métodos anticonceptivos en los ‘días riesgo‘ del ciclo (unos 11 días por ciclo).
♦ La variante más eficaz es la combinación de los tres parámetros observados (método sintotérmico).
No debemos confundir estos métodos anticonceptivos con la simple «marcha atrás» o coitus interruptus. En este caso, la eficacia viene mermada por un lado por la existencia del líquido pre-seminal, que, aunque pocos, contiene espermatozoides, y por otro porque asegurar su práctica rigurosa no siempre es fácil.
Dicho todo esto: los métodos anticonceptivos basados en la observación de la fertilidad son baratos, autogestionarios y no presentan efectos secundarios. No protegen en absoluto frente a infecciones de transmisión genital, para la mayoría de las cuales el preservativo es el medio que aporta una mayor protección (que no absoluta).
Muchas publicaciones y centros que enseñan este tipo de métodos están influidos por visiones religiosas o filosóficas que no tenemos por qué compartir, aunque elijamos usarlos. De nuestra parte queda el filtrar lo que nos interesa y lo que no. Por ejemplo, existe un libro de carácter religioso donde se explica muy bien el método: Cómo reconocer la fertilidad. El método sintotérmico, de Ana Otte y otros (editorial Eiunsa 2008). También encontraremos una explicación resumida en el libro Viaje al ciclo menstrual, de Anna Salvia Ribera (autoedición, 2012).
Otros recursos: Renafer (centro con cursos en Barcelona).