Actualmente vinculada como voluntaria en la cooperativa OikoCredit en Euskadi, a Aitziber Mugarra no le viene de nuevo todo lo relacionado con las finanzas éticas. «Tuve la suerte de estar en los inicios de esta idea, los inicios de Fiare, ya hace años, cuando eran casi unas charlas de café en el que nos dedicábamos a soñar en la utopía». Profesora e investigadora de la Universidad de Deusto desde 1987, en 1995 se doctoró en Ciencias Económicas y Empresariales, defendiendo una tesis sobre el balance social aplicado a las cooperativas. Casi tan crítica con la banca tradicional como autocrítica con todo lo que no se hace desde las finanzas éticas para trabajar con redes afines y, a base de más formación e información, extender la mancha de aceite de una economía más justa y equitativa.
La PAH o campañas como las de BankTrack o Banca Armada ya hace años que nos recuerdan la complicidad de la banca con la industria armamentística. ¿Somos más conscientes ahora de lo que la banca hace con nuestro dinero? ¿Han calado estas campañas?
Creo que sí. Sobre todo, entre un colectivo más adulto, gente que tiene ahorros y se preocupa por saber qué se hace con su dinero. Gente concienciada, pero también otra que no tenía esta conciencia más social y que lo ha descubierto a raíz del enojo de saber que la crisis nos afecta a todos. Ves como el Estado, fundamentalmente, tiende a proteger la banca, y así se empiezan a formular preguntas … ¿Qué hacen con mi dinero? ¿Cómo es que yo le doy dinero a estos bancos?
Esta segunda ola, resultado de la crisis, se añade a una primera ola que hace tiempo que piensa que el dinero tiene una función, y que debemos reapropiarnos de la función y de la utilidad del dinero. Sé que hay movimientos sociales que siempre han tenido la sensación de que el dinero es malo, que dinero es capitalismo y especulación. Pero después, en la vida real, te das cuenta de que el dinero es un instrumento necesario. El problema es el acento, de qué manera el capitalismo ha puesto la economía financiera por delante de la economía real. Por eso es bueno que la banca ética, lo que está haciendo hoy es rescatar el valor del dinero. El dinero, per se, no es malo, lo es, en todo caso, el uso social que se hace de él.
Ahora mencionabas los movimientos sociales. Oxfam, por ejemplo, también denunció las cifras de la evasión fiscal del sector bancario, y lo que reflejaban es que, más allá de lo que podríamos pensar, son facilitadores de la evasión fiscal. Los bancos, en realidad, son protagonistas del problema, ellos mismos son grandes evasores, ¿no es así?
A ver, en España todavía hay una conciencia, y además se explicita claramente sin ningún rubor, que evaden todos los que pueden hacerlo. Mucha gente que protesta contra los evasores reconoce que, si hubiera estado en la misma situación, probablemente habría hecho lo mismo. Entonces, primero hay que reforzar la ética personal y social de las decisiones, pero también establecer mecanismos que permitan neutralizar estos incentivos para los evasores. Por ejemplo, en Japón, si se sabe que una persona evade impuestos, significa una expulsión social para esa persona. No lo hace nadie, porque hacerlo te convierte en un paria de la sociedad.
Antes hablabas de la crisis y una de las lecciones que hemos aprendido es, quizás, esta necesidad de estar más informados y de formarnos. Pues bien, la cifra del rescate bancario que se da por perdida es de 42.561 millones de euros. ¿Había alternativa?, ¿Se hizo mal?
Para una profesora de economía, es difícil de explicar, esto. Hay experiencias de sitios donde se ha dejado caer los bancos, como Islandia. Pero también es cierto que muchos de estos bancos tienen en sus manos los ahorros de mucha gente. Estoy pensando en las experiencias de los “corralitos” en Argentina, donde se cerraron los bancos. Y los bancos no son las principales víctimas de estas decisiones, sino que hay víctimas indirectas, que son las muchas personas que tienen allí sus ahorros, sus planes de pensiones y que de golpe se encuentran sin nada.
Hace falta más control del sistema bancario y más impulso a la banca con criterios éticos y evaluada externamente
El problema del sistema bancario, tal como lo tenemos configurado, es que el banco es el aceite que engrasar y hace que toda la maquinaria económica funcione. Una máquina sin aceite, se oxida. La cuestión es cuánto aceite hace falta y quien lo controla. Y en qué medida hay aceites de diferentes calidades, espesores y sustancias, y en qué medida otro tipo de banca puede servir de aceite alternativo. Porque, aceite, tiene que haber. Hace falta más control del sistema bancario y más impulso a la banca con criterios éticos y evaluada externamente. Para desinflar de alguna manera esta burbuja financiera, que hace que la economía financiera sea muchas veces superior a la economía real. Realmente, este aceite solo debería servir para que la economía real funcionara.
Pero, ¿se hizo mal? Que ahora se den por perdidos esos millones, ¿es porque se hizo mal?, ¿Se podía rescatar de otro modo?
No tengo los conocimientos profundos para poder valorar hasta qué punto. A ver, con el dinero público, como que es dinero de los demás, se juega muy fácilmente. Las entidades públicas deberían haber hecho un seguimiento más estrecho, y deberían haber exigido más responsabilidades a la banca. La banca, sabiendo esta situación vital, de alguna manera ha generado, y lo digo en términos gruesos, una especie de chantaje a la institución pública. Pero este chantaje no debería suponer dar carta blanca: yo te doy tanto crédito como necesites a cambio de que levantes la economía.
A ver, ¿con qué contrapartidas?, ¿Qué exigencias? Quizás no necesariamente recuperar el dinero, pero sí vetar determinadas prácticas. ¿Se les ha dado un cheque en blanco? ¿O este apoyo ha ido condicionando a una serie de cuestiones para evitar que esto se vuelva a plantear? No tengo los conocimientos para saber el detalle, pero la diferencia de si ha sido justo o injusto va por ahí.
Y ahora, ¿se está legislando para controlar mejor el sector? ¿Sería una de las lecciones que hemos aprendido de la crisis, que es necesario monitorizarlo más? ¿Se está haciendo?
Todavía hay dos opiniones contrarias en el diagnóstico que se ha hecho de la crisis y, por tanto, también en las soluciones que se plantean. Por un lado, los más liberales dicen que esto ha sido resultado que la administración pública, el Banco Central, ha intervenido demasiado. El dinero era demasiado barato. Esto ha llevado a una burbuja y ha comportado que esta financiación barata mantenga empresas zombis. Esta es una manera de ver las cosas y, en consecuencia, su planteamiento es la autorregulación del sistema bancario y que el estado debe reducir su intervención.
La otra visión plantea un diagnóstico exactamente contrario, que viene a decir que el problema es que el Banco Central, el regulador, soltó demasiado cuerda y, de alguna manera, los bancos se desmadraron. Y dicen que lo que tiene que hacer el Banco Central es vigilar más y con nuevas herramientas para que esto no vuelva a pasar. Estas dos visiones políticas, hoy en día, continúan vigentes, continúan peleándose para plantear soluciones en una línea u otra.
No veo mal que haya bancos públicos, pero no tengo claro que sea la solución
Hay quien aboga por la banca pública.
Yo, mira, no lo tengo claro. No veo mal que haya bancos públicos, pero no tengo claro que sea la solución. Porque la experiencia nos ha demostrado que los bancos públicos no dependen del Banco Central sino de los poderes políticos. Y los poderes políticos tienen incentivos a corto plazo, de elecciones a elecciones. En el sistema bancario las decisiones deben tener una visión más a medio-largo plazo. Por eso, tengo esperanzas en la banca ética, que no está sujeta a esta visión electoralista. Y, en cambio, aportan la visión crítica de recuperación del dinero para fines sociales, sin olvidar evidentemente la sostenibilidad económica.
Si quieres leer la entrevista completa, visita la Hemeroteca y descárgate el Cuaderno 58: Finanzas éticas.