Entender la revolución campesina no es fácil, porque el movimiento es diverso. Y aunque el campesinado representa solo el 1% del total de la población activa, y es por eso que necesita todo nuestro apoyo, lo cierto es que no puede ser entendido como una única entidad, sino como un sector heterogéneo que va desde las grandes explotaciones agroindustriales hasta los pequeños proyectos agroecológicos o de ganadería extensiva.
Entender la revolución campesina implica hacerse cargo de la grave situación del sector, que hace tiempo que clama para pedir más regulación de los mercados, menos burocratización de los procesos, más apoyo a la actividad, etc.
Está en crisis el modelo agroindustrial, que después de años de despliegue y de revolución verde, ha agotado suelos y esfuerzos, ha atomizado el sector y ha dejado bajo mínimos el número de explotaciones agrarias.
Las 7 claves para entender la Rolución Campesina
Las causas son múltiples. Además, la naturaleza del movimiento, que es heterogéneo, aporta un punto más de complejidad. No obstante, a continuación apuntamos algunos de los motivos que han activado la movilización.
1. Precio de venta por debajo de coste
Hace tiempo que se sienten estrangulados por los intermediarios, los cuales les compran los productos a un precio inferior del que les ha costado producirlos, de forma que su actividad no resulta rentable. No se trata solo, pues, de que no reciben un justo precio, sino que se podría decir que «pagan para trabajar».
2. Encarecimiento de la materia prima
El coste de producción se ha incrementado, a consecuencia del encarecimiento del combustible o de los cereales, los cuales se utilizan para alimentar al ganado, por ejemplo. En cambio, este incremento no se ha visto reflejado en el precio de venta.
3. Competencia desleal
No todos los productos que consumimos han llegado al mercado con igualdad de condiciones. Y es que el mercado global y los tratados comerciales aplican políticas desiguales, por ejemplo suprimiendo aranceles. Es necesario que todos los alimentos que llegan al mercado cumplan la misma normativa fitosanitaria, social y ambiental para jugar en igualdad de condiciones.
4. Emergencia climática
La situación de sequía y la gestión que se está haciendo de ella pone en peligro el desarrollo de su trabajo. Además, las regulaciones en el uso de agua aplicadas por igual afectan más las producciones más pequeñas.
5. Burocracia
Están sometidos a una burocracia extrema, la cual, además, está planteada desde una posición alejado del trabajo del día a día del campesinado. Pedir menos burocracia no significa hacer desaparecer la regulación, puesto que es garantía de transparencia e igualdad de oportunidades; significa regular con la participación del sector y aplicar con proporcionalidad.
6. Falta de relevo generacional
Solo un 1% de la población activa se dedica al campo. De este porcentaje, la mayoría son mayores de 45 años. Hay que garantizar el acceso a la tierra y el relevo agrario por parte de las nuevas generaciones y evitar la acumulación especulativa de tierras (sobre todo por parte de sociedades mercantiles). Las ayudas para el campesinado joven son totalmente necesarias si queremos garantizar una continuidad en el campo.
7. Afectaciones desiguales según la medida de las explotaciones
Hace años que se está avanzando hacia un modelo de campesinado y ganadería agroindustrial, que estrangula los pequeños, medios y medios-grandes productores. Necesitamos políticas para promover y ayudar el pequeño campesinado, la ganadería extensiva y acompañar la transición del modelo agrario actual hacia un modelo agroecológico, que preserve la calidad del suelo y lo regenere.
8. Colectivo ninguneado durante años
“Del campo”, “De pueblo”… han sido comentarios peyorativos que han creado un imaginario de desprecio y poca empatía y conocimiento hacia este colectivo. Puede parecer una cuestión más subjetiva, pero esta creencia popular ha hecho acumular malestar en el sector.
Aquí lo explicamos resumidamente y con imágenes
Cómo dar tu apoyo a la Revolución Campesina
Ahora que ya conocemos las causas de este malestar, proponemos algunas maneras de apoyar a la revolución campesina.
1. Analiza tu consumo
Parece pesado, pero en realidad no lo es. Animamos a plantearnos, principalmente, tres preguntas: qué consumo, dónde y por qué. De este modo, podremos detectar dónde aplicar cambios que jueguen a favor de nuestro campesinado.
2. Consume local
Asegúrate que compras productos locales mirando la etiqueta. Como consumidoras, tenemos derecho a saber de dónde provienen los productos que compramos. Además, animamos a priorizar los productos ecológicos, de ganadería extensiva o agricultura no intensiva.
3. Compra directamente a los productores
Como hemos visto, parte del problema es que venden sus productos por debajo del precio de coste. Localiza los productores que ofrecen venta directa en mercados de tu municipio, cestas ecológicas, grupos de consumo, supermercados cooperativos, etc. Así te aseguras que les pagas un precio justo.
4. Escucha sus reivindicaciones
Infórmate sobre qué les preocupa para entender mejor sus necesidades y peticiones. Te hemos hecho un resumen para entender de dónde viene esta movilización, pero puedes profundizar e indagar más. Su malestar se basa en unos hechos objetivos e históricos.
5. ¡Súmate a la revolución campesina!
¡Aplaudirlos y darles ánimos está muy bien! Y si todavía puedes dar un paso más y movilizarte con el colectivo, ¡mucho mejor!
Aquí lo explicamos resumidamente y con imágenes.
Entender la revolución campesina significa entender la oportunidad que tenemos para transformar el sector, para acompañar la necesaria transición agraria. Una transición que genere menos dependencia de los combustibles fósiles y de los fertilizantes, menos dependencia de las importaciones y del mercado global, que ponga freno a las grandes explotaciones y a la acumulación de tierras por parte de empresas mercantiles, que apoye a los proyectos, etc. Una transición liderada por el mismo sector y con una clara voluntad de extender el modelo agroecológico.