Consumir menys

Consumir menos: primera clave del consumo consciente

El consumo consciente pasa, sí o sí, por consumir menos. ¿Cómo? Te explicamos las cuatro vías para conseguirlo y damos recursos prácticos.

La primera clave del consumo consciente es consumir menos. Reducir nuestro consumo es la medida más eficaz para que nuestro día a día tenga menos impacto ambiental y, a la vez, reducir los malestares y las injusticias asociadas a la sociedad del consumo. Consumimos mucho más de lo que necesitamos y mucho más de lo que el planeta puede sostener.

Tenemos cuatro grandes vías para reducir nuestro consumo y consumir menos:

1. Buscar maneras de satisfacer cada necesidad sin consumir;

2. No derrochar, es decir, gastar solo los recursos estrictamente necesarios;

3. Mantener en buen estado los objetos que tenemos o usamos, y

4. Reparar aquello que se nos estropee o se haya echado a perder.

A continuación, damos pistas y ponemos ejemplos para conseguirlo!

Replantear necesidades, satisfacerlas sin consumir

El objetivo de la economía que sustenta la sociedad de consumo es que compremos cuantos más bienes y servicios mejor, tanto los que aparecen nuevos en el mercado (algunos serían lo que justamente se conoce como “necesidades creadas”) como los de toda la vida. En cambio, el objetivo del consumo consciente es exactamente el opuesto: evitar consumos superfluos y por lo tanto consumir menos. Por eso, para conseguirlo debemos preguntarnos, antes de consumir, cuál es la necesidad específica que tenemos y buscar formas de satisfacerla que no impliquen consumir nada. El consumo consciente no pide renunciar a todo, pero sí saber qué hay detrás de nuestras necesidades y deseos y qué costes reales se esconden detrás del que consumimos.

La pregunta a hacernos es: ¿seguro que me hace falta? ¿qué necesito exactamente?

Algunos ejemplos de cómo podemos consumir menos:

Juguetes: lo que necesitan los niños es adquirir aptitudes, descubrir el mundo, expresar libremente deseos y sentimientos, pasárselo bien, potenciar la imaginación y la creatividad… Lo consiguen jugando, en muchas ocasiones sin recurrir a ningún juguete comprado. De hecho, ciertos juguetes, o un exceso de ellos, entorpecen el desarrollo de los niños. En cambio, palos, arena, barro, piedras, conchas, cuerdas y trapos, por ejemplo, son tesoros para los niños.

Viaje o salida de fin de semana: si lo que en realidad necesitamos es descansar y descubrir nuevas cosas, podemos conseguirlo con un libro desde el sofá de casa. Si necesitamos desconectar, podemos apagar las pantallas de casa y salir a correr o a dar un buen paseo.

Regalos: tiempo, vivencias, dedicatorias… pueden ser muy apreciados.

Encender la luz del escritorio: si lo que necesitamos es un poco más de luz para poder trabajar, la podemos conseguir colocando la mesa más cerca de la ventana (y si puede ser al sur).

Tecnología: ¿cuántos aparatos de nuevas tecnologías tenemos en el cajón sin utilizar? ¿Podríamos conseguir las mismas prestaciones con alguno menos y seguir viviendo prácticamente con la misma comodidad?

No desperdiciar

Desperdiciar es tirar o no dar uso a un recurso que tenemos, ya sea nuestro o del planeta. Es habitual que, de forma rutinaria, hagamos cosas de un modo que comporta consumir recursos de forma innecesaria. Si jugamos a detectar estos consumos, a menudo hallaremos varias formas de evitarlos.

Las preguntas a plantearnos son: ¿puedo hacerlo sin consumir recursos naturales? ¿puedo aprovechar un poco más aún este objeto?

Energía: móvil sin wifi y en modo avión siempre que podamos (aquí damos más recomendaciones para un uso eficiente del móvil); hibernar o suspender el ordenador durante los largos espacios de tiempo en que no lo usemos; en invierno, con un jersey en casa y con un buen pijama y manta o edredón en la cama; jugar con las persianas y las ventanas contra el frío y el calor; subir y bajar por la escalera; desenchufar los aparatos después de su uso (por ejemplo cerrando el interruptor de la regleta en la que podemos enchufar unos cuantos); abrir el grifo en la posición de agua fría (girar hacia la caliente solo cuando la necesitemos); tender la ropa en seguida y bien estirada para evitar algún que otro planchado; apagar la luz al salir de una estancia.

Agua: cerrar el grifo mientras nos cepillamos los dientes; regar temprano por la mañana o al atardecer; limitar los ratos de ducha; llenar un recipiente para otros usos mientras no sale el agua caliente.

Papel: usar siempre las dos caras; tomar notas en trozos de papel ya utilizados; llevarnos objetos comprados sin envolver.

Envases y embalajes: salir con la cantimplora llena (también los más pequeños); ir a la máquina de café con un vaso propio; llevar siempre una bolsa plegada para las compras en la bolsa de mano o en la mochila; en casa, guardar bolsas y fiambreras en la cesta o en el carrito de ir a comprar.

Comida: planificar las comidas de los próximos días; hacer la lista de la compra después de haber repasado bien la despensa y la nevera; seguir las pautas de conservación de los alimentos; no comprar “3×2” si queremos menos de tres; no comprar paquetes de más unidades de las que queremos; aprovechar todos los restos que queden de las comidas.

Mantener en buen estado

La pregunta a hacernos es: ¿puedo impedir las causas del deterioro?

Una primera medida importante es hacer el mantenimiento anual de todo lo que lo necesite (bicicleta, coche, gas, calefacción…). Además, hay que tener en cuenta que, con el paso del tiempo, todo se deteriora, pero que lo haga más deprisa o más poco a poco depende en gran medida de cómo lo tratemos.

Todos los deterioros están provocados por media docena de elementos:

Elementos que causan los deterioros. Consumir menos.

Teniéndolos siempre bien presentes sabremos cómo prolongar la vida de cualquier cosa.

Mobiliario: reparar los goteos antes de que causen un estropicio irreversible (por ejemplo sobre una madera de conglomerado); bajar las persianas o correr las cortinas (de color claro para que no pierdan color); barnizar regularmente las puertas y ventanas de madera; no apoyarnos en las puertas; poner fieltro en las patas de mesas y sillas; no arrastrar los muebles; no balancearnos sobre las dos patas de una silla; poner fieltro debajo de los jarrones en muebles de madera o cristal; proteger el colchón con un protector si hay riesgo de que se moje, darle la vuelta de vez en cuando y no ponernos encima de pie; hacer un tratamiento contra la carcoma, tanto si aparece de repente como de forma preventiva.

Utensilios de cocina: remover y limpiar la batería con utensilios no metálicos (utilicemos el remojo para evitar estropajos que rayen); secar bien los utensilios de hierro; evitar que quede agua sobre los utensilios de madera durante un tiempo prolongado; no someter la vajilla de cerámica a cambios bruscos de temperatura; manejarla con cuidado; no dejar utensilios que salgan del fuego encima del mármol, fórmica o ropa; si guardamos las sartenes apiladas, poner un cartoncito entre unas y otras; no poner en el lavavajillas cristal que no se apto para ello; utilizar dispositivos antigoteo en las botellas de vino; guardar los pequeños electrodomésticos en armarios o bien tapados, y no desenchufarlos tirando directamente del cable.

Ropa: no dejarla hecha un gurruño; en casa, ir con ropa de estar por casa; utilizar delantal mientras cocinemos; no pisar los bajos de los pantalones; utilizar cajas o fundas para guardar la ropa fuera de temporada; poner bolas antipolillas entre las piezas de lana; hacer una buena limpieza anual del armario; arreglar en seguida los desgarrones; llevar las llaves en llaveros que eviten jirones; no lavarla en exceso ni con agua muy caliente; lavar por separado la blanca y la de color; tenderla evitando que le dé demasiado el sol de forma directa; quitar las manchas lo antes posible; no excedernos con la temperatura de la plancha.

Reparar para consumir menos

La pregunta a hacernos es: ¿puedo conseguir que me dure un tiempo más?

Según tres talleres de reparación que hemos consultado, los aparatos se pueden reparar en más de un 90% de los casos. Saber que muchas averías pueden tener una solución sencilla nos hará llegar al taller con cierta seguridad o confianza para dialogar con quien nos atienda. Para encontrar el taller adecuado de aparatos eléctricos o electrónicos, una buena opción es recorrer al servicio técnico del fabricante. Y para otro tipo de objetos, a profesionales específicos como remendones o relojeros. Si un aparato ya no está en garantía, también podemos probar de repararlo en casa. Hay averías bien sencillas y en Internet podemos encontrar vídeos y tutoriales para resolver muchos casos. En este “A fondo” de Opcions, damos muchos recursos para evitar residuos a través de la reparación.

Este artículo es posible gracias a personas que colaboran con OPCIONS

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