Como parte de su campaña ‘¿Consumimos felicidad?’ la organización ecologista, junto al grupo de teatro Cactus, organiza este viernes 24 de noviembre una acción artística y provocativa en la Plaza de Callao el centro de Madrid donde las activistas cuestionarán la supuesta felicidad que aporta el consumo.
Charo Morán, portavoz de Ecologistas en Acción habla con Opcions y nos cuenta que llevan años organizando acciones de denuncia durante «el Día sin Compras» invitando a reflexionar sobre el consumismo: “Desde 2004, antes de que nos colonizara el Black Friday”, comenta.
El objetivo de la campaña de este año es visibilizar la mala salud la sociedad de consumo y trabajar la hipótesis de que consumir nos genera insatisfacciones. En este sentido están elaborando una investigación que pone de manifiesto que lo que nos hace felices es vivir en colectivo y en comunidad.
Charo Morán comenta que hay estudios sobre riqueza y felicidad que muestran que una vez llegamos a un umbral de ingresos y, por tanto, de consumo, más riqueza no aporta mayor felicidad. Según Morán, la sociedad de consumo nos hace individualistas y competitivos pero lo que nos hace felices es la cooperación, encontrar tiempo para lo importante de la vida y la articulación comunitaria.
“Hay que cubrir necesidades pero en general, una vez se ha llegado a este nivel umbral de satisfacer necesidades ya no hace falta consumir más”, comenta Morán.
Brenda Chávez, colaboradora de este medio cree que el Black Friday es otra maniobra más para que sigamos vendiendo y para generar una cierta compulsión con el consumo. “Yo celebro el Día sin Compras y aunque media humanidad se vuelva loca comprando, lo que tenemos que tener claro es que cada año consumimos en recursos 1,7 planetas y nos tendríamos que plantear que no nos hacen bien estrategias comerciales como el Black Friday.”
Esther Vivas, también colaboradora de este medio comenta que el Black Friday llega junto con la fiebre consumista. “Nos dicen que tenemos que comprar, que no podemos dejar pasar la oportunidad de comprar barato, que si la desaprovechamos es que somos tontos.”
En Estados Unidos, comenta Vivas, desde hace décadas esta fecha está marcada en rojo en el calendario del comercio y la gente casi se “mata” por comprar. Aquí la tradición llegó hace unos cinco años y parece que lo ha hecho para quedarse, siguiendo la estela de importar otras celebraciones anglosajonas, desde San Valentín pasando por el Papá Noel hasta Halloween, que bajo el eslogan del amor, la solidaridad y la fiesta respectivamente nos venden el más estricto consumo.
«Y mientras, las grandes empresas se frotan las manos», comenta Vivas. Multinacionales como Amazon, Worten, Carrefour, Media Markt, Vodafone, Decathlon fueron de las primeras en importar aquí el Black Friday.
Esther Vivas asegura que el entusiasmo consumista solo beneficia a las grandes marcas, que producen mercancías a gran escala, en pésimas condiciones laborales, compitiendo deslealmente con el pequeño comercio, generando una ingente cantidad de residuos para acabar vendiéndonos dichos productos como imprescindibles y “al mejor precio”.
La pregunta que lanza Vivas es: ¿realmente los necesitamos? Si nos lo pensáramos dos veces tal vez diríamos “no”. La publicidad, en cambio, nos los presenta como indispensables, “una ocasión que no puedes dejar escapar”. Tal vez consumiendo como consumimos acabaremos muy pronto, nosotros y el planeta, totalmente consumidos.