Se calcula que el 82% de los edificios del Estado español son ineficientes en términos energéticos. Esto significa que, en la gran mayoría de las viviendas, para disfrutar de un confort térmico adecuado se requiere un alto consumo de energía, hecho que comporta un elevado gasto económico, un impacto medioambiental negativo y un confort térmico limitado.
En el contexto de emergencia climática que vivimos es clave:
- Rehabilitar energéticamente para reducir el consumo de las viviendas existentes.
- Una vez reducida el consumo, instalar fuentes renovables para minimizar o eliminar el consumo de energía fósil.
- Priorizar la rehabilitación en vez de la obra nueva, con el uso de sistemas constructivos de bajo impacto y reciclables.
- Apostar por modelos cooperativos que prioricen la sostenibilidad en vez de la rentabilidad económica.
Confort térmico: impactos de una baja eficiencia energética
En verano…
Uno de los principales impactos es el sobrecalentamiento provocado por el efecto invernadero: la entrada de radiación solar directa por las ventanas calienta, aparte de las personas, los elementos interiores de la vivienda (suelo, paredes, escaleras, pilares y los objetos que se encuentran, como por ejemplo muebles o puertas). El calentamiento de todos estos elementos contribuye a acumular radiación térmica. Las viviendas con ventanas sin protección solar situadas en fachadas orientadas a este, sur u oeste se verán más afectadas por este efecto.
En segundo lugar, el sobrecalentamiento también se produce por la falta de aislamiento térmico. Los muros y cubiertas con poco grosor y construidos con materiales poco aislantes, cuando los da el sol, se calientan y transmiten el calor en el interior del espacio.
En último lugar, la carencia de ventilación dificulta la disipación del calor interior hacia el exterior. Por eso es clave que la ubicación de las ventanas facilite la circulación natural del aire. Pero también habrá que reducir las infiltraciones de aire no controladas, puesto que la entrada de aire caliente exterior contribuirá a calentar la vivienda.
Y en invierno…
El principal impacto es la pérdida de calor, que dificulta que se pueda mantener una temperatura más alta. Las pérdidas se pueden dar por escapes de aire no controlados (puertas y ventanas que no cierran correctamente) o por falta de aislamiento de los elementos constructivos que transmiten calor hacia el exterior (ventanas metálicas con cristales simples, muros y cubiertas con un aislamiento insuficiente), sobre todo en las uniones entre elementos donde se rompe la continuidad del aislamiento, hecho que se denomina puente térmico (como, por ejemplo, los marcos de las ventanas o la unión entre fachadas y cubierta o el terreno).
- CUADERNO RELACIONADO
FRAGMENTO EXTRAÍDO DEL CUADERNO
En último lugar, se tiene que tener en cuenta la eficiencia de las instalaciones para producir agua caliente o para la calefacción y la refrigeración, y calderas o instalaciones mediante radiadores antiguos o sin un mantenimiento adecuado.
Claves para mejorar el confort térmico y reducir la demanda energética
Hay una serie de elementos que son de carácter más estructural, que es ideal que sean tenidos en cuenta a la hora de construir o rehabilitar los edificios (la geometría, la orientación, los elementos constructivos, etc.). La geometría del edificio y la ubicación y dimensiones de las aperturas de las fachadas tienen que estar diseñadas para proteger el edificio de la entrada de sol en verano y aprovecharla en invierno. También habrá que tener en cuenta el clima local y buscar el equilibrio entre el funcionamiento en verano y en invierno.
Además, hay una serie de hábitos que podemos incorporar y que nos ayudarán a crear más confort térmico (como usar correctamente protecciones solares móviles o la ventilación cruzada).
Para más información de estos hábitos, se puede consultar la guía práctica del cuaderno sobre confort térmico, que recibirás si dejas tu correo electrónico a continuación.
¡Muchas gracias!
Esperamos que la Guía Práctica te sea útil.
Claus para construir o rehabilitar viviendas sostenibles
Ciclo de vida: la sostenibilidad de los edificios
El término “ciclo de vida” analiza el impacto ambiental de las materias primas empleadas para hacer los elementos constructivos y del desmantelamiento, reutilización y final destrucción de estos. En un inicio hay que optar por materiales naturales o reciclados, como por ejemplo la madera o el algodón reciclado, o que requieran la mínima energía para su fabricación y transporte. En la puesta en obra se tienen que minimizar los residuos y las emisiones de CO₂, por ejemplo apostando por la construcción en seco. Finalmente, se tiene que prever un reciclaje orientado al mínimo coste energético y ambiental en el momento que el edificio quede obsoleto. Hay que tener en cuenta que la vida útil de los edificios se suele situar entre los 50 y los 75 años; a partir de entonces habrá que hacer una rehabilitación integral o bien desmantelarlo.
Por ejemplo, la madera nos permite hacer estructuras de edificios o hacer aislamientos con altas prestaciones térmicas. En cambio, una estructura de hormigón necesitará mucha más energía para fabricarla, además de incrementar las medidas adicionales para el sostén y el aislamiento del edificio. También tienen estas virtudes otros materiales naturales como el mortero de cal o la arcilla.
Reducción del consumo de energía fósil
La construcción eficiente se puede complementar con la producción de energía con fuentes renovables que permita reducir al mínimo el consumo de energía fósil durante el uso del edificio. Incluso, el edificio puede generar más energía de la que necesita.
Cada vez se apuesta más para instalar sistemas como las placas solares, puesto que las normativas lo exigen y hay subvenciones públicas que lo facilitan. La instalación es relativamente sencilla y la recuperación de la inversión, bastante rápida. Aun así, hay que tener en cuenta que las otras medidas expuestas en el artículo pueden significar un ahorro energético superior y reducir el impacto ambiental del edificio, así como suponer más ahorro económico a largo plazo.
¿Cómo hacerlo posible en edificios ya existentes?
Se estima que en las etapas previas a la utilización del edificio se gasta un 34% de la energía. La extracción y la fabricación de los materiales representa el 32% y el resto corresponde al transporte y la construcción. Por eso, es mucho más sostenible rehabilitar que construir de nuevo, puesto que estaremos ahorrando gran parte de este 34%.
Claves de la rehabilitación
El primer paso será mejorar el envoltorio térmico del edificio para reducir la demanda conjunta de energía. Las actuaciones que normalmente se llevan a cabo son:
- Aislamiento de las fachadas: instalando sistemas de fachadas ventiladas por el exterior (con una doble hoja donde la cara exterior recibe la radiación solar y la cámara de aire que las separa está ventilada), rellenando cámaras de aire con material aislante (como copos de celulosa o granulado de corcho o poliuretano) o colocando paneles aislantes por el exterior (se conoce por SATE, los materiales más empleados son el poliestireno expandido y la lana de vidrio, y también pueden ser de fibra de madera y corcho).
- Sustitución de las ventanas por carpinterías más aislantes, estancas y con doble acristalamiento.
- Aislamiento de la cubierta.
- Colocación de protecciones solares en las ventanas.
Complementariamente, se puede considerar la renovación de las instalaciones térmicas por unos aparatos más eficientes y la instalación de sistemas de producción de energía renovable, siendo necesario un buen mantenimiento que alargue la vida útil del edificio y sus instalaciones.
Rehabilitar edificios plurifamiliares
Es clave que se aborde una rehabilitación energética integral de todo el edificio, puesto que las actuaciones aisladas en una vivienda, como la sustitución de ventanas, tienen un impacto limitado.
Cuando se tienen pocos recursos económicos resulta primordial el apoyo de la administración. Actualmente, diferentes administraciones están implementando programas que se encargan de gestionar todo el proceso y ofrecen financiación y ayudas económicas.
El poder de cooperativizar
Es relevante destacar la apuesta por la sostenibilidad que hacen las cooperativas de vivienda en cesión de uso, una prioridad que responde a aspectos de conciencia medioambiental, pero también a diferentes ventajas que ofrece el modelo:
- La inversión en la construcción o rehabilitación de una vivienda cooperativa en cesión de uso se hace con el objetivo de poder vivir y no de extraer una rentabilidad económica. Esto potencia la inversión en eficiencia energética, puesto que se recuperará con un mejor confort térmico y un ahorro económico en suministros.
- En edificios cooperativos, donde la gestión es colectiva, es más fácil compartir instalaciones que permiten reducir la inversión y mejorar la eficiencia, como instalaciones fotovoltaicas para autoconsumo colectivo, unificación de suministros energéticos y de telecomunicación, producción de frío y calor centralizado, aprovechamiento de aguas grises, etc.