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Los impactos ocultos de regalar rosas por San Jorge

¿Es compatible vivir el San Jorge sin caer en el consumo desmesurado de regalar rosas a diestro y siniestro?
22 de abril, 2025

Sant Jorge es un día que nos gusta especialmente. Es una fiesta que combina amor, cultura y tradición. Las calles se llenan de libros y rosas, la gente sale a pasear y todo ello crea un ambiente alegre, especial y muy singular, muy nuestro. Y es uno de aquellos casos en los que la tradición gusta a todo el mundo, desde la persona más tradicional hasta la más modera: nos regalamos libros y rosas.

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Por San Jorge es habitual que las librerías expongan sus libros en la calle. Foto vía Canva.

Es una tradición muy bien aceptada, arraigada y admirada desde hace siglos: primero empezamos regalando solo una rosa, en el siglo XV, y a mediados del siglo XX se incorporó la idea de regalar, también, un libro con motivo de Día del Libro. La tradición ha evolucionado y ya no solo es el hombre quien regala una rosa a su enamorada, también lo hacen las mujeres a los hombres, los hijos a los padres, los libreros a quien compra libros, incluso en el mercado y en los supermercados podemos ver como las tiendas regalan rosas junto con la compra. Y es así como las calles se llenan de rosas: en las tiendas, de la mano de la gente, en las paraditas de libros…

Qué hay detrás de las rosas de San Jorge

Segons dades del 2024, es calcula que es van regalar uns 7 milions de roses (un 20% més que el 2023). De totes aquestes, només un 2% provenien de cultivadors locals (principalment del Maresme i València); la majoria, doncs, van ser importades. Aquestes xifres reflecteixen l’enorme impacte i arrelament de la diada, però també posen de manifest qüestions com la sostenibilitat i l’impacte social d’aquesta tradició. El transport aeri massiu, les condicions laborals en origen i l’empremta ecològica associada són aspectes que mereixen una reflexió crítica.

Veamos 5 impactos asociados al excesivo consumo de rosas concentrado en un único día del año.

1. Origen lejano de las rosas La mayoría de las rosas importadas provienen de América (Colombia y Ecuador) y algunas también de Holanda. Importar esta cantidad de rosas de tan lejos implica, necesariamente, transporte aéreo, con el impacto ambiental que esto supone por las emisiones de CO₂.

2. Contaminación de tierras El cultivo de la mayoría de estas rosas se hace sin seguir pautas ecológicas. Para mantener la flor perfecta durante días (y que además tiene que ser capaz de mantenerse «fresca» a pesar de pasar por transporte aéreo y terrestre), se usan pesticidas, hongos y fertilizantes químicos nocivos tanto para las personas que trabajan en el cultivo, como para los ecosistemas locales (filtración a aguas subterráneas, contaminación del suelo…). Por todo esto, en la mayoría de países importadores, esta agroindustria puede provocar deforestación y degradación del suelo. Además, acostumbran a explotar territorios donde antes se cultivaban alimentos, hecho que tensiona las poblaciones locales.

3. Gran consum d’aigua
Els cultius de roses consumeixen grans quantitats d’aigua. Això és especialment perillós en països amb escassetat hídrica, ja que suposa destinar un recurs limitat com l’aigua a un cultiu no essencial en lloc de prioritzar-ne l’ús per a l’alimentació o el consum domèstic. Aquest tipus de producció pot esgotar els aqüífers, assecar rius i reduir l’aigua disponible. A més, la pressió sobre l’aigua pot provocar conflictes socials, empitjorar les condicions de vida i augmentar la dependència econòmica d’un model d’exportació insostenible. També pot generar una degradació ambiental considerable, afectant la salut dels sòls i la biodiversitat dels ecosistemes aquàtics.

4. Pésimas condiciones laborales La floricultura en países del Sur global se basa en mano de obra barata y feminizada. Las condiciones laborales suelen ser precarias y a menudo vulneran derechos fundamentales: reciben salarios muy bajos, trabajan jornadas largas y no tienen acceso a prestaciones sociales ni a protección sindical. Además, los trabajos se hacen a menudo en ambientes expuestos a productos químicos tóxicos como pesticidas y fertilizantes, con poca o ninguna protección, cosa que puede provocar problemas graves de salud. Esta realidad se agravia por el hecho que la mayor parte de la producción está orientada a la exportación y las presiones para cumplir plazos y volúmenes de pedidos pueden acentuar la explotación laboral.

A la vez, la producción masiva favorece las grandes empresas, en detrimento de los productores locales, los cuales no pueden competir en precio. Este hecho provoca una fuerte presión a los pequeños productores, de forma que a menudo se ven obligados a prescindir de su negocio.

5. Generación de residuos El consumo de tantas rosas también genera muchos residuos, puesto que la mayoría se venden envueltas en plásticos, celofán, lazos y envoltorios no reciclables. Este embalaje efímero acaba en vertederos o incineradoras pocos días después.

sant jorge rosas residuos
Roses envueltas con celofán. Foto vía Canva.

Todo esto queda invisibilizado y eclipsado por el romanticismo de la tradición, de forma que mucha gente no sabe de dónde viene la rosa, ni en qué condiciones se ha producido, ni qué efectos e impactos implica.

8 ideas para revertir estos impactos

Planteábamos el inicio de este artículo preguntándonos si es compatible vivir el San Jorge sin caer en el consumo desmesurado de regalar tantas rosas. No hay que acabar con la tradición, como tampoco hay que regalar una rosa para comprar un kilo de patatas o cuatro botes de legumbres. Por lo tanto, como siempre hacemos en el consumo consciente, el primer paso será cuestionarnos qué estamos haciendo y valorar el sentido, valor y necesidad a la cual responde.

I ara sí, un cop feta la reflexió, tenim 8 propostes per no alimentar l’espiral viciós de regalar i rebre roses per Sant Jordi.

  1. Infórmate del origen de la rosa y elígela de proximidad y ecológica.
  2. No compres rosas de colores artificiales, para conseguir estos colores se ha tenido que tratar la planta con químicos.
  3. Evita comprar roses que estiguin embolicades amb molts plàstics i altres elements de guarnició que, ràpidament, es transformaran en un residu.
  4. Valora la opción de comprar rosas hechas de ropa, de papel, de material reciclado… es diferente y dura más! Por ejemplo, desde Opcions recomendamos las rosas solidarias de Diambaar que puedes comprar anticipadamente en La Zona.
  5. Si tienes acceso a un rosal, mira si puedes coger una con delicadeza.
  6. Regala la planta en una maceta o, incluso, una semilla. También tiene impactos, pero menos y, a la vez, implica el ejercicio de tener cuidado de la planta, conocerla y acercarse algo más al mundo vegetal y a la naturaleza.
  7. ¡Infórmate! Aparte de este artículo, puedes dar un vistazo a campañas de organizaciones como SETEM o Fairtrade.
  8. Y, como acostumbramos a recomendar a menudo, difunde este artículo. Quizás si vamos a la frutería y les decimos que no queremos la rosa que nos están regalando, no nos entenderán; pero si los explicamos los motivos que hay detrás, quizás el próximo año se plantearán la acción.

Este San Jorge, repiensa la fiesta como una oportunidad para sembrar conciencia. ¡Que un acto de amor no implique invisibilizar injusticias!

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