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¿Nueva ley estatal de residuos a la vista?

El Estado español es uno de los mayores contaminantes del continente. Hasta ahora, ha estado incapaz de cumplir con los objetivos marcados por la UE en cuanto a prevención y reciclaje.

El Estado español es uno de los mayores contaminantes del continente. Hasta ahora, ha estado incapaz de cumplir con los objetivos marcados por la UE en cuanto a prevención y reciclaje y ya son casi 8M € la multa acumulada solo en el último año. A la vez, ha sido denunciado repetidamente por abusar de los tratamientos finalistas como incineradoras y vertederos.

Estamos desaprovechando gran parte de los recursos, en un contexto en el que las materias primas son cada vez más escasas y costosas. Los residuos tienen consecuencias en el medio ambiente y en la salud de las personas y una mala gestión representa una vulneración de los derechos humanos.

Los residuos tienen consecuencias en el medio ambiente y en la salud de las personas

La nueva ‘Ley de Residuos y Suelos Contaminados’ del Estado, aprobada el 23 de diciembre del 2021 en el Congreso y en proceso en el Senado, quiere luchar contra el cambio climático. Pero, ¿es una Ley bastante ambiciosa?

Actualmente, esta ley que os explicamos a continuación, está colgando de un hilo en el Senado. Es posible que estos cambios que expliquemos a continuación sean recortados o modificados.

Los puntos fuertes de la nueva Ley de residuos

  1. Se incorpora el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) de envases de bebidas como sistema obligatorio.
    Es un modelo largamente reivindicado por su eficacia demostrada. Además, rompe con la opacidad de datos sobre los índices de recuperación, una información hasta ahora monopolizada por Ecoembes, que ofrecía datos poco consistentes (recordamos las cifras publicadas por Ecoembes del 77% de recogida, enfrente el 25% que denuncia Greenpeace). Desgraciadamente, el SDDR se queda a medias: será de aplicación obligatoria solo a envases desechables de plástico, hierro y aluminio, obviando el vidrio, que es el material más óptimo para someterse a varios procesos de limpieza y uso. Las tiendas solo recogerán con este sistema botellas y latas desechables que solo se pueden reciclar y no reutilizar.
  1. Se prohíben los productos de plástico desechable.
    Nos referimos a productos como los palillos de las orejas, la vajilla, las pajitas, los palos para sujetar globos o los envases de porexpan. Se descarta limitar otros productos desechables que también contienen plástico. Son ejemplo los filtros de pitillo, los envases de plástico, las compresas, los tampones desechables, las cápsulas de café y un largo etcétera.
  1. Se prohíben los ftalatos y lo Bisfenol A en envases alimentarios.
    Esta medida podría ser una salto en prevención de la toxicidad de los productos, puesto que estos componentes pueden migrar del envase al contenido y que, en el organismo humano, actúan como alterador endocrino. La medida no incorpora el resto de bisfenols que se están usando actualmente en la industria y que son igual de problemáticos por la salud.
  1. Los supermercados de gran superficie tienen que incorporar oferta a granel.
    Las cadenas de supermercados que tengan una superficie igual o superior a 400 m² tienen que tener un mínimo de un 20% de su oferta a granel o con envases reutilizables.
  1. El sector HORECA (hoteles, restaurantes y cafeterías) tendrá que servir agua no envasada a sus comensales.
    Si quieres pedir agua, tendrás el derecho que te sirvan el agua del grifo gratis. Así, te ofrecerán esta posibilidad, juntamente a la oferta propia del establecimiento.
  1. Las dependencias municipales tienen que disponer de agua en fuentes o en envases reutilizables.
    Es el caso, por ejemplo, de bibliotecas, equipaciones deportivas, espacios educativos y sanitarios, etc.
  1. Quien contamina paga.
    O, dicho de otro modo, la Responsabilidad Ampliada del Productor (RAPE). Quien también pagará serán los productores. Se tendrán que adaptar a la nueva normativa y asumir el 100% de los costes asociados a sus productos cuando acontecen residuos. Esto quiere decir asumir la totalidad de los costes de la gestión integral de los residuos de envases, de la limpieza del medio (calles, playas, litoral…) y de las infraestructuras necesarias en el tratamiento de estos residuos.

Los puntos débiles de la nueva Ley de residuos

En medio de todas estas medidas, que sin duda suponen un paso adelante en comparación de dónde venimos, llama la atención la falta de ambición y concreción en la prevención de residuos y a favor del reciclaje.

La mayoría de medidas de prevención de residuos se quedan en el plan discursivo, en forma de voluntades, acuerdos y pedagogía. Se echan de menos medidas tan imprescindibles hoy en día como la de revertir la obsolescencia planificada, especialmente la de aparatos eléctricos y electrónicos, entre otros cuestiones.

Se echan de menos medidas para prevenir los residuos y a favor del reciclaje

¿Qué implicaciones tendrá en la ciudadanía?

Tendremos que incorporar nuevos hábitos de separación.
Los municipios de más de 5.000 habitantes estarán obligados a hacer la recogida de la fracción orgánica de forma separada para su valorización.

Tendremos nuevas fracciones a separar.
A partir del 2025, la recogida selectiva incluirá nuevas fracciones: textil, aceite de cocina, residuos domésticos peligrosos y objetos voluminosos.

Nuevos impuestos de residuos y medidas incentivadoras.
Los municipios podrán establecer nuevas tasas que repercutirán en la ciudadanía. Al mismo tiempo, pero, tendrán que implantar sistemas más eficientes por la recogida selectiva, como el puerta a puerta, los contenedores personalizados o inteligentes o las plantas de compostaje. Son medidas que permitirán una fiscalidad proporcional.

Conclusiones

Aunque parcial y mejorable, la nueva Ley incorpora las medidas que contemplan las normativas europeas y algunos aspectos relevantes para la recuperación y reciclaje de residuos.

El texto aprobado, de momento, no ha satisfecho todo el mundo y ya ha levantado un fuego cruzado de opiniones enfrentadas:

  • Desde diferentes entidades ecologistas consideran que hay que actuar con más contundencia. En el texto le falta ambición si queremos iniciar una verdadera transformación del modelo.
  • Tampoco muestran gran satisfacción algunas comunidades autónomas, con normativas más avanzadas, como es el caso de Cataluña o las Islas Baleares, punta de lanza con una Ley de Residuos aprobada el 2019 y pionera en todo Europa. Dos casos ejemplares que acusan en el Gobierno central de inacción y de poner palos a las ruedas en las comunidades más avanzadas en pro de la armonía “nacional”.
  • Para otros colectivos, al contrario, el impacto de nuevas tasas sobre los consumidores y la economía agita la idea catastrofista de ralentización, reducción de la competitividad, ruptura de la unidad de mercado, desaparición de empresas y pérdida de puestos de trabajo. Para estos, un panorama mucho más desolador del que se pueda intuir con la llegada del cambio climático.
  • Los municipios, encargados por Ley de la recogida selectiva, ven con inquietud el esfuerzo que habrá que hacer para afrontar nuevas infraestructuras y nuevos retos a corto y medio plazo y con escasez de recursos para lograrlos.

Sea como fuere, si el Estado español ha sido siempre atrasado en materia de residuos, con esta nueva ley tampoco llegará a ser líder. Se ha perdido la oportunidad para superar el discurso de la “sociedad del reciclaje” y avanzar hacia la “sociedad residuo cero”. El discurso del reciclaje, en pleno siglo XXI, es un relato obsoleto que no da respuesta a los retos que tenemos. La ley que nace ahora ya es vieja.

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