Nen juga al riu

El juego que beneficia a las criaturas y a la naturaleza

¿Cuales son los beneficios de acercar la naturaleza a las criaturas a través del juego? Algunas ideas para ponerlo en práctica.

Ofrecer entornos ricos en estímulos, que favorezcan la creatividad de los niños y que, además, sean saludables y sostenibles. Esta es una de las grandes preocupaciones de cada vez más familias y de profesionales de la educación. Algunas líneas pedagógicas, como el sistema educativo Waldorf o las escuelas del bosque, dan mucho protagonismo a la naturaleza porque entienden que tiene un papel determinante en el desarrollo integral del ser humano. Pero no hay que formar parte de estas líneas pedagógicas para incorporar los beneficios de acercar la naturaleza a la infancia a través del juego. Podemos extraer algunas ideas para llevarlas a casa o en nuestros centros educativos.

Primero veremos cuáles son las etapas de juego y aprendizaje del niño, para pasar a analizar los motivos por los que el contacto con la naturaleza y el juego con elementos naturales pueden ser un recurso económico, saludable ya la vez ecológico para la infancia.

Com beneficiarse de la naturaleza en todas las etapas

Jugar en el bosque. Autor: Markus Spiske

Jugar en espacios naturales hace que las criaturas sean más activas, desarrollen la imaginación, observen y conozcan la naturaleza

La cantidad de información sensorial que llega a través de los materiales vegetales y minerales que encontramos en la naturaleza (piñas, hojas, troncos, piedras, musgo…) es infinita. Y es que los elementos naturales se presentan con una variedad de formas, olores, colores, sonidos y texturas y combinaciones tan grande que se hace imposible abarcarlo todo durante los breves años que dura la infancia. Si añadimos la fascinación que sienten los niños ante el descubrimiento del mundo animal, y las oportunidades de aprendizaje que éste presenta, nos daremos cuenta de que la naturaleza es un espacio de juego pero a la vez de descubrimiento científico inigualable.

Per al niño, del primer y segundo septeno sobretodo, el movimiento es importantísimo y jugar en espacios naturales cubre muchas de sus necesidades en este ámbito. Puede encontrar grandes posibilidades de desarrollar la conciencia espacial y el desarrollo de habilidades motor de diferente tipo como: saltar, escalar, rodar, columpiarse, etc. Este tipo de juego basado en el movimiento corporal permite al niño que descargue sus tensiones, y en los casos de criaturas con problemas con déficit de atención, mejorar su concentración, según apuntan algunos
estudios.

La naturaleza también es un lugar excelente durante la etapa de la infancia, en la que la imaginación toma más importancia, es decir, desde los dos años y medio y tres años hasta la preadolescencia, aproximadamente. El niño pequeño tiene la capacidad de crear mundos a partir de materiales y espacios que se pueden modificar. Los materiales que no tienen una sola función, como un tronco o una piedra, son más interesantes para el desarrollo de la imaginación que los que están perfectamente definidos y tienen un solo uso, como algunos juguetes perfectamente acabadas.

De alguna manera, podríamos resumirlo así: los materiales de juego «pasivos» hacen que los niños sean más activos y participen más con sus actuaciones. Es muy importante que el niño tenga la oportunidad de practicar de manera libre la imaginación con materiales que apoyen su desarrollo. La naturaleza y sus elementos naturales, ofrecen la posibilidad de que estos procesos tengan lugar espontáneamente sin una gran inversión de tiempo ni dinero.

Para enriquecer el juego en la naturaleza podemos ampliar el abanico de elementos incorporando otros como cajas, cuerdas o maderas. El juego será más rico cuando más ricas hayan sido las vivencias de las que la criatura se haya podido nutrir, como por ejemplo, a través de la lectura de cuentos y historias o la imitación de las actividades que lleven a cabo las personas adultas que forman parte de su entorno. Estos materiales y espacios podrán ser utilizados durante muchos años y podrán, con pequeñas modificaciones, cubrir las necesidades de juego en cada etapa evolutiva.

A nivel académico, la naturaleza también es un espacio que ofrece grandes posibilidades de aprendizaje vivencial la observación de aves y otros animales salvajes, reconocimiento de árboles, hojas y frutos, estudio de los ciclos de la naturaleza, como las estaciones o el del agua, o el estudio del poder de transformación del hombre sobre la naturaleza, en negativo o en positivo. Se pueden visitar diferentes ecosistemas, huertos, granjas o proyectos de conservación, o artesanos que utilicen de manera directa elementos de la naturaleza, como carpinteros o ceramistas. De esta manera enriquecemos el currículum académico. Por último, las experiencias en la naturaleza pueden ser un alimento increíble para desarrollar un sentido de la belleza y la estética en los niños, y pueden unirse a una experimentación artística que puede darse directamente en un entorno natural o llevarse a casa o en el aula con posterioridad.

Una pequeña inversión con un gran impacto

jugar con piñas del bosque
Juguetes naturales. Autora: Annie Spratt

Usar materiales naturales como juguetes desarrolla la imaginación, no genera impacto ambiental y es económico

El uso de materiales y espacios naturales para facilitar la adquisición de conocimientos académicos tiene muchos más beneficios.

Uno de los primeros es la reducción de costes en materiales de juego y educativos para familias y educadores. Realmente con elementos naturales y algunos domésticos o reciclados y un poco de imaginación se pueden hacer maravillas.

El segundo es la disminución del impacto ambiental. Son mucho más perjudiciales para el medio ambiente juguetes de materiales no biodegradables, como el plástico, o incluso aquellos que son biodegradables pero que debemos utilizar con mucha precaución como el papel no reciclado.

Los beneficios para salud de los niños y adultos son otro gran aspecto a destacar. Jugar, pasear y aprender al aire libre mejora la salud física y psíquica de las personas. Numerosas investigaciones y programas de prevención de salud mental en todo el mundo consideran e el contacto con la naturaleza esencial para la salud del ser humano, hasta el punto de que médicos de países tan distantes como Escocia o Japón están empezando a recetar visitas a la naturaleza o baños de bosque .

En concreto, y volviendo al mundo del infancia, fue el autor Richard Louv quien en 2005 creó por primera vez el término « déficit de naturaleza para dar un nombre a las consecuencias negativas de que las criaturas pasen cada vez menos tiempo en espacios naturales. Aunque el término no cuenta con una validez médica, cada vez más profesionales están confirmando, como acabamos de ver, los beneficios que tiene para la salud integral del ser humano el contacto con la naturaleza. En palabras de Louv: Time in nature is not leisure time; it ‘s an essential investment in our children’ s health.

El contacto con la naturaleza no sólo beneficia a las personas de manera individual, sino también social. Visitar en familia un espacio natural ayuda a construir vínculos profundos y puede ser una manera de reconectar cuando las prisas de la vida cotidiana nos hayan distanciado. En la escuela, muchos profesionales de la educación aseguran que hay menos conflictos entre los niños cuando tienen la oportunidad de pasar una parte de la jornada en espacios abiertos y/o naturales.

La conexión con la naturaleza puede ser un retorno necesario a la vida real y analógica en casos de niños y jóvenes excesivamente expuestos a la tecnología. Los ritmos de la naturaleza son mucho más cercanos al ser humano y nos ayudan a establecer una relación con el tiempo y relaciones humanas mucho más saludables. Es importante recordar que tanto niños como jóvenes todavía son seres humanos en evolución, que necesitan para su desarrollo numerosas y variadas experiencias con la vida real para poder relacionarse de manera absolutamente autónoma y madura en el mundo virtual.

Por último, el tiempo pasado en la naturaleza, rodeados de elementos naturales, nos puede llevar a grandes y pequeños una vivencia de desmaterialización. La naturaleza es la máxima expresión de la austeridad y la sostenibilidad, valores que podemos llevar a nuestra vida. Sería sumamente interesante aprovechar estas experiencias y llevarlas a nuestra vida, disminuyendo la cantidad de objetos con los que vivimos, priorizando los que no tienen un impacto negativo sobre la tierra, y rodeándonos sólo de objetos que puedan llevarlo nos belleza y sentido al mismo tiempo.

El gran regalo de no cortar el nexo con la naturaleza a cualquier edad

Cuando preguntamos a muchos adultos si tienen algún recuerdo de infancia en relación con el juego que les haga sentir bienestar, a menudo describen experiencias en relación con espacios abiertos o naturales. Jugar con la arena, trepar a un árbol, pasear por un bosque, poner los pies en un río, descubrir la fauna y flora, son algunas de las experiencias de la infancia que quedan grabadas en nuestra memoria.

La naturaleza está siempre disponible para compartir sus secretos y tesoros y, si hemos establecido esta conexión de pequeños, nos será mucho más sencillo reconocer este recurso durante la vida adulta. Podemos continuar maravillándonos con sus formas, colores y capacidad de transformación, inspirarnos en ellas a cualquier edad.

Hay un último beneficio que nos trae el mantener viva la conexión con la naturaleza y que es absolutamente necesario hoy en día. Un niño que ha aprendido a amar la naturaleza y cuidarla desde pequeño, acompañado de adultos que apoyen esta conexión, es mucho más probable que esté dispuesto a defenderla. En medio de la crisis ecológica que vivimos, la conexión con la naturaleza debería ser indispensable en todos los currículos educativos.

Con esto no queremos decir que el objetivo de esta conexión es que los niños tengan que convertirse en activistas del medio ambiente, sino que, desde el lugar que decidan ocupar en su vida, no abandonen nunca una mirada de respeto y veneración hacia en la naturaleza. Si nosotros como adultos que acompañamos el recorrido vital de los niños, aprovechamos todo el potencial que nos ofrece la naturaleza desde la más tierna infancia, contribuiremos a que las nuevas generaciones crezcan amando y protegiendo nuestro legado natural. No está en nuestras manos asegurar que ellos lo hagan, pero sí crear las condiciones para que decidan hacerlo en libertad.

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