Autor: Neil Thomas Neil Thomas @finleydesign

Dinero ético: finanzas para la transformación social

Cada vez más personas depositan los ahorros y gestionan su dinero en proyectos que persiguen una mejora de las condiciones sociales y medioambientales. Son las finanzas éticas. Bajo este paraguas, sin embargo, hay entidades muy diversas.

Las principales entidades bancarias, como el BBVA, Bankia, Banc Sabadell, CaixaBank y Banco Santander, se lucran mediante la compraventa de viviendas y se convierten en acreedoras de empresas vinculadas al negocio de la guerra, a la financiación de energías fósiles o en la venta de tabaco, alcohol o drogas. También, parte de sus fondos, engordan compañías que explotan a los trabajadores, fomentan la pornografía, experimentan con animales o, como el caso de la industria minera, atentan contra el desarrollo de las comunidades rurales de América del Sur.

Como alternativa a estos bancos, que sólo buscan maximizar los beneficios, han irrumpido decenas de proyectos que promueven la corresponsabilidad de los individuos y de los agentes sociales, económicos e institucionales con el fin de financiar actividades socialmente responsables. Son, sobre todo, colectivos de ahorro comunitario, cooperativas de servicios financieros o algunos bancos de base cooperativa que, si bien tienen dinámicas y características diferentes, comparten la búsqueda del interés común a través del ahorro y la inversión con criterios éticos. Con su actividad, no sólo ayudan a mitigar la pobreza, sino que también promueven actividades de gran valor social y ambiental.

Una alternativa contra las desigualdades

El movimiento de las finanzas éticas, tal como lo conocemos actualmente, nace en la década de los sesenta del siglo pasado, a iniciativa de colectivos que estaban implicados en la cultura de la paz, el ecologismo y la lucha por la erradicación de la pobreza. Después de una larga puesta en común, comenzaron a sentar las bases para construir un nuevo sistema de financiación para evitar que se generaran situaciones de dependencia, expolio o neocolonialismo en el Sur global.

Les finanzas éticas constituyeron un nuevo sistema de financiación para gestionar los ahorros sean gestionados con criterios éticos y transformadores

Les primeras experiencias fueron promovidas por grupos que, frente a los bancos que financian la industria militar o expolian los recursos naturales del Sur global, ofrecen una vía para que los ahorros sean gestionados con criterios éticos y transformadores.

De esta manera es como se ha forjado un espacio de acción económica que, a diferencia de la banca convencional, no busca maximizar los beneficios sino favorecer actividades comprometidas con la lucha contra las desigualdades y, en consecuencia, partidarias de avanzar hacia modelos de gobernanza basados en la equidad, la justicia y el respeto por los derechos humanos.

Del lucro al cambio social

A la hora de introducir criterios éticos en las finanzas, cada experiencia presenta diferentes niveles de exigencia. A Fiare – resultado de la unión de Banca Popolare Etica, que trabaja en Italia, y Fiare, que opera en España- por ejemplo, fiscalizan tanto la estructura de trabajo como los proyectos a financiar; en el caso de Triodos -surgido en 1980 de la mano de colectivos holandeses vinculados a la antroposofía-, los acreedores pueden evaluar si los préstamos reúnen los principios rectores. También se puede citar la sociedad cooperativa CoopHalal, una cooperativa de servicios financieros nacida en 2014 y que introduce los criterios de las finanzas éticas vez que, siguiendo los principios de la Sharia Islámica, no financia actividades donde están involucrados el armamento, el alcohol o el juego.

A medio camino entre la banca convencional y las finanzas éticas, se encuentran Caja de Ingenieros o Colonya Caixa Pollença, de las Islas Baleares, que, pese a participar del modelo cooperativo, como en el caso de Caja de Ingenieros, y haber sido pioneras en la oferta de un producto de ahorro ético, no encuadrarían propiamente dentro de la banca ética, ya que el objetivo prioritario no es la consecución del beneficio social.

La realidad es que el comportamiento ético va ganando terreno entre la población. Así lo corrobora el Barómetro de las Finanzas Éticas, según el cual, el ahorro que lograron estas entidades en 2018 subió hasta 2.200 millones de euros (un 2,11% por encima del año anterior), mientras que los préstamos ascendieron a los 1.474 millones de euros (un 16,31% más respecto al 2017).

Inversión a largo plazo

Las finanzas éticas van arraigando entre la sociedad, hasta el extremo de que, mientras la banca convencional ha cerrado el grifo del crédito, la banca ética lo ha abierto de par en par. Sobre todo, en los proyectos de base cooperativa, que durante la crisis financiera mantuvieron la actividad gracias a su vinculación a la economía de pequeña escala. Es el caso de Coop57 que, gracias a ello, ha entrado en las cooperativas de vivienda y ha ampliado el número de microcréditos con mucha rapidez.

También en el sector de los seguros, cada vez más personas apuestan por proyectos con actitudes éticas. Así lo constata el Barómetro elaborado por FETS que, después de auditar nueve iniciativas de este ámbito, detalla el incremento que tiene la mediación ética y solidaria, dado que las pólizas suscritas pasaron de las 15.000 en 2017 a las 20.000 en 2018. De este modo, a pesar de que la banca ética sigue siendo testimonial, el número de personas que confían no ha dejado de aumentar.

Les finanzas éticas aún tienen mucho campo por recorrer a la hora de ampliar sinergias y en su incidencia pública

Según los expertos, ver el impacto que tienen sus ahorros en la economía real consolida esta confianza y, de paso, hace que la morosidad sea menor a la registrada en la banca tradicional (concretamente, cuatro puntos inferior). A pesar de este crecimiento, desde FETS admiten que las finanzas éticas todavía tienen mucho campo por recorrer, tanto a la hora de ampliar las sinergias entre las diferentes iniciativas como en su incidencia pública. Y es que, si bien el movimiento del 15-M y el rescate de la que fue objeto la banca desveló la conciencia de mucha gente, aún están lejos de llegar al conjunto de la sociedad. «Tienen complicado competir con los bancos tradicionales, que a través de las oficinas aún atraen a la mayoría de ahorradores, y contrarrestar las campañas con las que estas entidades limpian su imagen», reconoce Nina González.

Otro de los retos de la banca ética es acceder al mundo educativo y al ámbito del Tercer Sector, donde muchas entidades todavía dependen de la obra social de la banca tradicional, además de establecer sistemas para funcionar en red. Según González, «la clave es llegar al autónomo que presenta cuatro nóminas y a aquella cooperativa comprometida con el cambio social que puede ver en las finanzas éticas la mejor manera de cubrir sus necesidades».

El futuro no está escrito, pero en el actual contexto de cambios continuos, las diferentes iniciativas deberán ponerse al día si quieren ser eficaces en sus propósitos. Una obligación de la que ya son plenamente conscientes. Las finanzas éticas han comenzado a incorporar las nuevas herramientas digitales, que cada vez mueven más dinero, y gracias a una base social exigente y militante, se posicionan como un actor clave para la transformación y el cambio democrático.


Este artículo se ha publicado en el Cuaderno 58 – ¿Dónde va nuestro dinero?
El artículo completo se puede leer en el cuaderno.

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